Un feliz 2018: Con goce e intensidad

Por Paula Tagle
31 de Diciembre de 2017

“Habrá malentendidos, o personas con quienes no exista ni mucha química ni afinidad. Igual eso no debería afectarnos si no deseamos que lo haga, y la vida sigue siendo deliciosa”.

Este artículo es sobre el tiempo, inspirado en una película que vi a bordo del barco en que laboro, en compañía de los guías naturalistas. Es un filme británico, de ficción, y básicamente se trata de un joven que puede viajar hacia el pasado cuantas veces lo desee para cambiar eventos, e ir perfeccionando su vida; él se dedica a conseguir el encuentro perfecto con la chica adecuada. Su padre, mientras tanto, viaja al pasado para leer cuantos libros estén a su alcance.

Además de ser muy divertida, con el gracioso toque de humor británico, la película Una cuestión de tiempo (About Time, 2013) me hizo meditar en cómo, dependiendo de la actitud con que enfrentemos la vida, esta puede ser o maravillosa o fatal.

El joven en cuestión decide vivir el mismo día dos veces. Así primero experimenta los sucesos con sobresaltos y expectativas, mientras que luego, ya más relajado, porque igual sabe que el mundo va a continuar y de nada sirve preocuparse, simplemente disfruta los detalles de sus horas, notando que en cada acontecimiento ha habido algo fantástico.

Al final ya ni tiene que viajar en el tiempo, porque ha descubierto que los segundos se deben disfrutar intensamente y como vengan.

Esta semana la he vivido de tal manera, y ha sido delicioso.

La siesta del domingo, el desperezarme en la cama para luego abrir la cortina y tener junto al barco en que navego a la isla Española, es un privilegio, una fortuna.

Los desayunos con mis compañeros de trabajo, que prácticamente vivimos como en internado, han sido saboreados con intensidad. Cada uno de ellos es un mundo, con sus propios intereses, personalidades, con vidas ricas e interesantes, llenos de anécdotas y de talento. Están los guías que recién se han investido como tales. Tan llenos de ganas de dar y de aprender, muy responsables en el empeño de sus nuevos trabajos.

Me he sumergido en un océano a dieciocho grados de temperatura y me ha parecido encantador. Los lobos, revoltosos como siempre, se acercaron hasta intimidarme; es parte de su conocido jugueteo, y los vi a los ojos, y agradecí compartir este planeta con su gracia y simpatía.

Claro, hay cosas de la rutina que tal vez ya no sean tan agradables, como acarrear toallas de una cubierta a otra, pararse en la proa de una Zodiac a servir de apoyo a los huéspedes, que en ocasiones pueden herirnos sin querer, torciéndonos un brazo o botándonos al agua. O responder a la misma pregunta noventa veces, que si deben caminar por los senderos de lava con zapatos abiertos o cerrados. ¡Gajes del oficio!

Habrá malentendidos, o personas con quienes no exista ni mucha química ni afinidad. Igual eso no debería afectarnos si no deseamos que lo haga, y la vida sigue siendo deliciosa, incluso más, porque no es perfecta.

Una cuestión de tiempo es la película que ha marcado mi semana, y confío inspire mi año nuevo. De eso se trata, del tiempo, que no debemos dejar que se nos escurra de las manos sin deleitarnos primero de cada esmerado instante que es único e irrepetible.

Que el 2018 sea disfrutado con goce e intensidad. ¡Feliz Año! (O)

nalutagle@yahoo.com

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