La verdadera importancia: Galápagos es único

Por Paula Tagle
23 de Junio de 2013

“Lo que las hizo reveladoras para Darwin, y lo que las hace ilustrativas para nosotros, es que son extrañas en exactamente la misma forma que otras islas tienden a ser extrañas”.

Parte de nuestro eslogan para promocionarnos es que no existe sitio en el planeta como Galápagos; que si Charles Darwin no hubiera llegado a estas coordenadas, jamás habría encontrado ni inspiración ni evidencia para su teoría del origen de las especies.

Es importante sentirnos orgullosos de este archipiélago y su contribución a la ciencia, pero basando nuestra identidad y estima en argumentos ciertos.

Tortugas gigantes, por ejemplo, habitan la pequeña isla de Aldabra, en el océano Índico, y una vez también se encontraron dispersas en las Seychelles y Mascarenes (Mauritius, Rodrigues y Reunion), hasta que el hombre las llevara a la extinción. Reptiles extraños pueblan en exclusividad islas específicas. Qué mejor ejemplo que el dragón de Komodo, en la isla Komodo, Indonesia.

Aves incapaces de volar, como el perico Kakapo de Nueva Zelanda o los kiwis. Son muchos ejemplos de criaturas impresionantes, únicas a lugares definidos, en especial a islas oceánicas, es decir, que nunca estuvieron conectadas a continente alguno.

Mientras más alejada está una masa terrestre, con prolongado aislamiento en tiempos geológicos, mayor el número de habitantes únicos. Aislamiento es la clave para que ocurra evolución, por tanto, cada isla remota con sus especies endémicas puede usarse como un magnífico ejemplo de las leyes y procesos que llevaron a sus ancestros a convertirse en algo completamente distinto con el paso de milenios.

Si Darwin hubiera visitado Hawái, seguramente las mismas reflexiones habrían surgido en su mente. Alfred Russel Wallace, contemporáneo de Darwin, estuvo ocho años en un conjunto de islas completamente distinto, pero archipiélago al fin y al cabo, y maravillado con las especies únicas a las islas de Borneo, Bali, Lombok, Célebes, Aru (entre otras, hoy parte de Indonesia), llegó a las mismas conclusiones que Darwin.

La mayoría de biólogos evolucionistas se inclina por la idea de que las especies han surgido a través del proceso de especiación alopátrica. Allo significa diferente y patric, padre, es decir que una especie se diferencia en dos cuando dos grupos de individuos viven en distintos lugares, aislados por cualquier tipo de barrera geográfica.

El planeta entero podría entenderse como un conjunto de islas. Por ejemplo, los ríos Amazonas, Madeira y Negro conforman los límites que restringen flora y fauna a regiones específicas en la cuenca amazónica. Como muestra, los monos Saki (género Pithecia), que evolucionaron a una especie única en cada uno de tres territorios separados por estos afluentes. Para un mono, los grandes cauces amazónicos son tan vastos como el océano. Esto lo observó el mismo Wallace, que vivió cuatro años en la zona aprendiendo sobre el mundo natural.

Pero en islas propiamente dichas es mucho más notorio el fenómeno de cambio, tienden a limitada biodiversidad y por tanto las interrelaciones entre las especies son más claras y fáciles de interpretar.

Como bien explica David Quammen en su libro, La canción del pájaro Dodo: “La real significancia de Galápagos es su fundamental parecido con otros lugares. Son representativas. Son prototípicamente ordinarias. Lo que las hizo reveladoras para Darwin, y lo que las hace ilustrativas para nosotros, es que son extrañas en exactamente la misma forma que otras islas tienden a ser extrañas. Islas, en general, son biológicamente anómalas. Siendo las Galápagos anómalas, confirman el patrón. Son únicas, por tanto, normales”.

nalutagle@yahoo.com

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