Insecto invasor: La avispa de papel

Por Paula Tagle
28 de Septiembre de 2014

“No se trata únicamente de que dificulte las visitas, pero es también un peligro para las especies del archipiélago. La avispa es un voraz depredador de otros insectos, principalmente orugas y mariposas”.

En los senderos de Galápagos se detecta la presencia alarmante de un insecto que no pertenece a las islas, y que se ha convertido en el terror de los visitantes. Si bien este archipiélago no es Disneylandia, sino un parque nacional con animales silvestres, Galápagos es conocido mundialmente por la ausencia de plantas y animales peligrosos. Y, sin embargo, este bicho puede representar una amenaza mortal para personas alérgicas, además de ser insoportable.

Si fuera propio de las islas, ni modo, habría que aceptarlo. Pero el insecto fue reportado por primer vez en 1988 en Floreana y se cree que pudo haber llegado en un cargamento de bananas desde el continente. En Santa Cruz se observó desde 1994 y en San Cristóbal desde 1998. Hoy se encuentra disperso por todo el archipiélago, inclusive en la isla que había ostentado el título de ser la más prístina del mundo, Fernandina.

El bicho en mención es la avispa de papel, Polistes versicolor, que en los últimos meses ha aumentado notablemente en número, tal vez debido a las temperaturas más elevadas que lo normal para esta época. Tienen alas amarillas transparentes, cuerpo negro y bandas amarillas en el tórax y abdomen. Son sociales, y en sus avisperos de papel puede albergar de decenas a miles de individuos junto con varias reinas.

En Galápagos se han identificado 1.822 insectos, 712 de los cuales son endémicos, es decir únicos (según Peck et al, 1998). Se sabe que al menos 292 especies fueron introducidas a las islas como producto de la actividad humana, casi siempre junto con su planta huésped, y la avispa se clasifica entre las seis más dañinas para el ecosistema de Galápagos.

No se trata solo de que dificulte las visitas, pero es también un peligro para las especies del archipiélago. La avispa es un voraz depredador de otros insectos, principalmente orugas y mariposas. Al matarlos les corta la cabeza y extremidades y luego los lleva en pedazos entre sus mandíbulas, o en su garganta, hasta el avispero para alimentar a sus larvas.

También es un problema para varias aves de Galápagos que necesitan insectos para sus crías, como los pinzones de tierra. En un año de sequía donde la comida escasea, la competencia con las avispas podría ser cuestión de vida o muerte. Incluso se sospecha que la disminución de la población del pinzón de manglar, hasta casi su extinción, podría ser producto de la competencia con las avispas.

En el año 2000 la científica canadiense Christine Parente publicó una tesis sobre el ciclo de vida y el impacto ecológico de la avispa en Galápagos. Determinó que existe un depredador de sus larvas, una especie de polilla, Taygete sphecophila, también introducida, que tal vez en el futuro podría considerarse para control biológico.

Por el momento el Parque Nacional ha reiniciado la colocación de trampas en la isla Santa Cruz, y próximamente lo hará en varios senderos del archipiélago. Son mecanismos sencillos que si bien no erradicarán a esta especie por completo, ayudan a controlar su población. Las trampas consisten en pequeños recipientes amarillos, con melaza de azúcar como cebo, y no afectan a otros organismos.

Ojalá aprendamos de una vez por todas que no debemos seguir trayendo especies vivas, que a pesar del control que existe, siempre hay personas que encuentran maneras de evadir la ley. Lastimosamente existen ya demasiados ejemplos de cómo un simple bicho puede dañar no solo a las criaturas de Galápagos, pero también la calidad de vida de los humanos.

nalutagle@yahoo.com

  Deja tu comentario