Hay que parar este delito: Iguanas robadas

Por Paula Tagle
02 de Septiembre de 2012

“¿Será Dirk Bender el único implicado en el asunto? Esto más bien parece una red de tráfico de animales a nivel internacional. Hay que pararlo, por Galápagos, por sus especies y por nuestra soberanía”.

Desde antes de abordar el avión hacia Galápagos se recibe información sobre su condición de lugar único en el mundo y las normas que cada visitante debe seguir para ayudar a preservarlo. Grandes letreros en los aeropuertos de Baltra y Puerto Baquerizo anuncian las reglas, y para completar, al tomar un tour, cualquiera que este sea, el guía naturalista tiene la obligación de recalcar las normas que rigen en el área protegida.

Son pautas sencillas: no tocar, no fumar, no introducir nada a las islas y no tomar nada de ellas. Cuestiones elementales de respeto a la naturaleza, a un patrimonio natural de la humanidad, y por último, a un país. Pero igual se reportan, semana tras semana, casos en que los visitantes intentan llevarse conchas, pedazos de lava o arenas de colores.

Hace muchos años yo era también coleccionista compulsiva de rocas, por tanto entiendo esa obsesión por retener, de alguna manera, una experiencia. Guardar por guardar, porque no confiamos en nuestra facultad de disfrutar las cosas tal cual son.

Sin embargo, somos entes pensantes, con capacidad de aprender y convertirnos en mejores personas. Galápagos nos da esa posibilidad. Entendemos que las reglas tienen sentido, que se trata de respeto a la Tierra y al patrimonio de un país.

Hoy el problema no es la sustracción de una piedrita o de una hoja aplastada entre las páginas de un libro, se trata de cuatro iguanas terrestres, vivas, especies vulnerables que intentaron ser secuestradas de las islas el 8 de julio de este año por Dick Bender, y no precisamente con la intención de capturar un pequeño recuerdo. Esto es obviamente un negocio, ya que el delincuente, de nacionalidad alemana, fue procesado en Fiji en el 2011 por una acción similar: exportación de una especie de iguana en peligro y sin permisos.

El delito es, en realidad, muchos delitos, y Galápagos y el mundo se encuentran indignados.

Las llevaba dentro de la maleta, en fundas de tela. Gracias al efectivo control de los guardaparques en el aeropuerto de Baltra, las pobres criaturas fueron detectadas, y con personal de la Policía y de la terminal aérea se procedió a la detención del malhechor.

Las iguanas terrestres, Conolophus subcristatus, son únicas en Galápagos. Apenas se encuentran en seis de sus islas, con una población que se estima en no más de 12.000 individuos. Han sufrido el impacto de cerdos y perros salvajes, a tal punto que las iguanas de la isla Santiago se extinguieron ya hace varias decenas de años. Esta especie vulnerable, tesoro de Las Encantadas, es la que un ciudadano alemán intentaba sacar ilegalmente.

El Juez de Garantías Penales de Galápagos, Clemente Vera, negó el pedido de libertad condicional que la defensa de Dirk Bender había solicitado y el fiscal José Cevallos dio un dictamen acusatorio a través del cual, el juez llamó al acusado a juicio penal por un crimen por el que, según el Código Penal ecuatoriano, podría enfrentar hasta tres años de cárcel. Esto muestra al mundo que hacemos respetar las leyes en nuestro territorio.

¿Será Dirk Bender el único implicado en el asunto? Esto más bien parece una red de tráfico de animales a nivel internacional. Hay que pararlo, por Galápagos, por sus especies y por nuestra soberanía.

nalutagle@yahoo.com

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