El surfista de la selva: Un salvaje encantador

Por Paula Tagle
05 de Julio de 2015

“La autora describe cómo se enamora no únicamente de Billabong, pero del estilo de vida relajado de isla, tan distinto al que ella llevara como estudiante de Harvard”.

Portada de El salvaje sofisticado de Carla Seidl.Llega a mis manos un libro que devoro en media tarde. Es sobre un personaje de Puerto Baquerizo Moreno del que no había escuchado antes, un tal Billabong, el “surfista de la jungla”. Es el relato de la relación entre una joven norteamericana, la misma autora Carla Seidl, profesora voluntaria de inglés en el 2001, y este joven misterioso, que desde su primer encuentro se le presenta como “caníbal”.

Me intriga la historia, y pregunto a mis amigos de San Cristóbal que me confirmen detalles sobre la existencia de tal intricado ser. Y en efecto, así como describe la autora, Humberto Fabián Shigua Andi (o simplemente Fredy), es de ascendencia indígena, del oriente. A ella se le presenta como huaorani.

Lo sorprendente es que este chico, de cualquier cultura de la amazonía que fuere, llegó a Galápagos alrededor de 1995. Había aprendido a nadar en los ríos del oriente, pero en Las Encantadas, se aplicaría en otras destrezas.

Se me confirma que cuando Billabong conoció el mar, fue amor a primera vista, y casi de inmediato decidió iniciarse en el surf. Recuerdan haberlo visto mil veces dando tumbos contra las olas, ante la risa de muchos, para finalmente llegar a manejar la tabla con destreza; ahora es una de las leyendas del surf de Cristóbal.

Según relata el libro, Billabong también aprendió a bailar en Galápagos; además, aquí tuvo su primera novia, y su segunda, y muchas, convirtiéndose en uno de los galanes del pueblo.

La autora describe cómo se enamora no únicamente de Billabong, pero del estilo de vida relajado de isla, tan distinto al que ella llevara como estudiante de Harvard. Luego de su primer viaje a Galápagos y de continuar con sus estudios, Carla Seidl retorna en el 2005 con el proyecto de documentar su libro El salvaje sofisticado.

En él detalla paralelamente los cuentos poco precisos y vagos de Fredy, con datos históricos sobre los huaoranis tomados de fuentes publicadas.

De forma sutil denuncia la alienación y maltrato que han sufrido las comunidades de la Amazonía por parte de los misioneros religiosos y las compañías petroleras.

Billabong afirma haber crecido como huaorani no contactado, caníbal y refundido en la selva. Sus fábulas repiten hechos históricos ocurridos en la Amazonía desde los años 50, pero nada confirma que en efecto Fredy hubiera pertenecido a una comunidad conocida; o al menos la autora no consigue probarlo.

Carla Seidl ingenuamente cree en Billabong, y al principio lo supone representante de la cultura galapagueña. Me parece que la autora estereotipa al latino, al isleño, a partir de su breve experiencia en Galápagos; pero lo gracioso es que se estereotipa a ella misma, porque en su relato autobiográfico se describe tal cual, una típica estudiante extranjera que ve el mundo en blanco y negro, una “civilizada” que cae en las redes del “sofisticado salvaje”.

Billabong es referido como un hombre de gran corazón, capaz de hacer sentir a una novia la mujer más hermosa y querida del mundo, pero con la capacidad igualmente, de tener muchas a la vez, siempre extranjeras.

Es un libro interesante, escrito con, o demasiada ingenua sinceridad o, con tanta inteligencia que pareciera que sin querer la autora se utiliza a sí misma como

estereotipo de un estereotipo. Sin embargo, atrapa e interesa por la enigmática historia de este personaje de la vida real que habita la isla San Cristóbal, que un día se propuso surfear, y surfeó, se propuso hablar idiomas, y los habló. (O)

nalutagle@yahoo.com

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