Guerreros de Terracota: ¡Todos firmes!

12 de Octubre de 2014
Texto y fotos: Moisés Pinchevsky

Los Guerreros de Terracota lucen como una maravilla que hace 40 años emergió de la tierra en Xi’an (China).

En Ecuador ocurre muchas veces: campesinos que excavan rústicamente la tierra para obtener agua o construir viviendas terminan por encontrar restos arqueológicos que provienen de civilizaciones pasadas.

Eso mismito sucedió en 1974 en un poblado del centro de China, pero con la sorpresa de que aquellos granjeros se toparon con los primeros vestigios de un ejército de más de 8.000 figuras de tamaño real de guerreros y caballos de terracota (tierra cocida).

Esa legión fue enterrada en 210-209 a.C. a dos kilómetros de la tumba del primer emperador de la Dinastía Qin, Qin Shi Huang, quien ordenó a los escultores que copiaran las características físicas de sus guerreros (bigotes, peinados, rasgos étnicos), lo cual lograron a tal punto que los descubridores creyeron que esas estatuas eran hombres cubiertos de barro.

Este hallazgo, que este año cumple cuatro décadas, también es un monumento a la vanidad, ya que el emperador buscaba extender su poderío hasta la tierra de los muertos, en donde quería tener a su ejército a las órdenes. Por ello, incluso consideró enterrar a sus guerreros ¡vivos!

Pero también son un pretexto para recordar a ese monarca conocido como el Primer Emperador, ya que unificó a China hace 2.200 años.

Al ingresar vemos primero una gran área abierta llena de jardines de flores amarillas y rojas, en cuyos alrededores encontramos tres zonas techadas que protegen a estos soldados aún ubicados en el sitio original donde fueron enterrados, aunque varias figuras han sido movidas para restauración.

La importancia de este hallazgo, nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad, ha motivado a que actualmente haya una gira internacional con 150 réplicas.

La muestra estuvo en Madrid del 12 de noviembre del 2013 al 12 de mayo anterior. Y a partir del 13 de diciembre y hasta el 22 de febrero del 2015 se presentará en Bilbao (España). Pero siempre será mejor verlas en ese mismísimo campo de China donde unos campesinos que buscaban agua se toparon con estos guerreros inmortales.

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