‘La tormenta pasó y ahora hay calma’
Hace cinco años me casé muy enamorada y con mi esposo pensamos construir un lindo hogar. Después de dos años vinieron los niños. Todo iba bien hasta que un día mi pareja se quedó sin empleo.
Él se deprimió mucho, a veces lo veía llorar, desesperarse y hasta había momentos en que se ponía insoportable. Gracias a Dios yo siempre he trabajado y con mi pequeño sueldo podíamos solventar los gastos más elementales.
Pero mi esposo cada día estaba más amargado e incluso comenzó a maltratarme y a mandarme indirectas. Me decía que yo me creía mejor que él porque tenía trabajo o que a lo mejor me estaba fijando en alguien mejor con dinero. Incluso empezó a celarme, a controlarme. Solo rogaba a Dios que le apareciera un trabajo pronto para que volviera a la normalidad. Claro está que yo comprendía por lo que estaba pasando, pero él no podía manejar su inteligencia emocional.
Siempre le pedía que buscara ayuda psicológica para que pueda surgir y que todo lo bueno le llegue. Mi esposo necesitaba sentirse útil y amado. Lo cierto es que mi cuñado lo convenció de acudir donde un profesional de los que responden cartas en El Especialista y este lo ayudó a tener calma.
A darse cuenta de que su comportamiento estaba afectando nuestro matrimonio y que toda tormenta pasa. Le hizo ver que no estaba solo y que al menos contaba con mi apoyo hasta que le salga un empleo. Y así fue, ocho meses después de enviar currículums a todas partes le salió una buena oportunidad laboral y, efectivamente, la tormenta pasó y ahora hay calma.
Yolanda,
Guayaquil