Placenta artificial

22 de Mayo de 2016
Beata Mostafavi

Científicos esperan alistar en el próximo lustro una placenta artificial que imite el ambiente uterino. (I)

Investigadores del Hospital de Niños C. S. Mott y del Laboratorio de Investigación en Circulación Extracorpórea y Fisiología Cardiopulmonar de la Universidad de Michigan trabajan para mejorar la supervencia de bebés prematuros y diminutos con una placenta artificial que imita al vientre.

Hasta la fecha, las pruebas han mostrado progresos notables. Una placenta artificial ha mantenido con vida durante una semana a corderos extremadamente prematuros, transferidos usando oxigenación extracorpórea de la membrana (ECMO). Ninguno de ellos estaba todavía en condiciones de respirar.

La meta de casi una década de trabajo ininterrumpido es que la placenta artificial ayude a que bebés humanos con menos de 28 semanas de gestación (con riesgos mayores de discapacidad o muerte) puedan continuar el desarrollo de órganos y tejidos críticos fuera de la madre.

A pesar de los avances significativos en el tratamiento de la prematuridad, el peligro de muerte y discapacidad de por vida permanece alto para bebés que nacen antes de las 24 semanas.

“El riesgo más grave para bebés excesivamente prematuros son sus pulmones subdesarrollados, muy frágiles para soportar hasta las más delicadas técnicas de ventilación”, dice George Mychaliska, director del Centro de Diagnóstico y Tratamiento Fetal de la Universidad de Michigan.

Cambio de paradigma

“Pensamos, por qué no resolver el problema de prematuridad recreando el ambiente intrauterino”, dice. “Tal vez podríamos tratar a este pequeñísimo bebé como a un feto, cuidándolo como si estuviera aún en el vientre”.

“Este es un completo cambio de paradigma. Nuestra investigación aún está en una fase muy preliminar, pero hemos pasado un hito significativo para revolucionar el tratamiento de la prematuridad. Aunque muchas de nuestras actuales terapias salvan vidas, no están diseñadas para bebés en esta condición y son a menudo ineficaces e incluso contribuyen a crear complicaciones”.

La placenta artificial simula el ambiente intrauterino y provee un intercambio de gas sin ventilación mecánica. Al tomar en cuenta la fisiología normal del feto, crea las condiciones para crecimiento y desarrollo normal fuera del cuerpo para infantes en extremo prematuros hasta que estén listos para la vida posnatal.

El éxito de mantener vivos a los corderos a través de esta técnica motivó a los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos a subvencionar la investigación para acelerarla.

Para 2020, los investigadores esperan demostrar que la placenta artificial puede comportarse como la real y conseguir que un cordero fetal vaya de la prematuridad extrema a la fisiología normal de un recién nacido. Lo siguiente sería determinar si eso justificaría pruebas clínicas preliminares en bebés humanos.

Robert Bartlett, profesor emérito de cirugía pediátrica, conocido como el padre de la ECMO, tecnología cardiopulmonar que ha salvado a miles de bebés, está contribuyendo con el laboratorio.

“Con un mejor entendimiento de la fisiología de los prematuros y la tecnología avanzada, estamos en condiciones de prever los frutos de esta propuesta de hace cinco décadas”, afirma Bartlett. (I)

*Periodista del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan

 

Bebés prematuros
Son los nacidos vivos antes de las 37 semanas de gestación. Hay subcategorías: extremadamente prematuro (menos de 28 semanas), muy prematuro (de 28 a 32 semanas) y moderadamente prematuro (32 a menos de 37 semanas).
Efectos a largo plazo
Casi un millón de bebés mueren cada año por complicaciones de nacimiento prematuro. Muchos sobrevivientes se enfrentan a la discapacidad visual, auditiva y de aprendizaje. Es la primera causa de muerte en niños menores de 5 años.

 

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