Peso corporal de los hijos

15 de Diciembre de 2013

Los padres saben que las preocupaciones sobre el peso son un tema excesivamente delicado para un niño que empieza a adquirir confianza en sí mismo.

Una pregunta que suele dejar asustados a muchos padres, especialmente cuando el que la plantea es un niño que comienza la adolescencia, es ¿estoy muy gordo?

En un mundo cada vez más obsesionado con la imagen corporal, muchos padres saben que las preocupaciones sobre el peso son un tema excesivamente delicado para un niño que empieza a adquirir confianza en sí mismo.

Muchos adultos temen que centrar la atención en la talla corporal de un preadolescente pueda avergonzarlo, hacerlo que se obsesione con su apariencia o provocar un trastorno en la alimentación.

¿Cómo abordar este asunto cuando incluso una respuesta cuidadosamente pensada puede provocar reacciones negativas de estos seres tan susceptibles?

Según los expertos, no existe una estrategia única, pero sí hay muchas formas sensatas de tratar un problema tan delicado. BBC Mundo presenta las cinco principales:

1. Hable de ello

Algunos padres piensan que entre menos se diga, mejor. Pero tal como señala Andrew Hill, profesor de Psicología Médica del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, en lo que se refiere a hablar con un hijo sobre algún tema, no debe haber barreras.

“No es fácil”, dice “pero si se plantean dudas, no huya de ellas”. “Comprométase. La clave es el porqué. A mí me gustaría saber por qué de pronto está ocurriendo esta conducta. ¿Es algo que el niño vio en la televisión? o ¿alguien le dijo algo en la escuela? Quizás fue algo sutil pero ofensivo”.

“Estas preocupaciones a menudo son síntomas de otros eventos. Resuélvalo y las otras conductas probablemente se solucionarán”.

Los temores sobre el peso corporal de un niño, agrega el profesor Hill, a menudo fluctúan y pueden ser temporales.

2. No se alarme

Un padre no debe reaccionar exageradamente si un niño le pregunta si está gordo, afirma Paul Gately, profesor de Ejercicio y Obesidad de la Universidad Metropolitana de Leeds, en Inglaterra. Muchos padres, agrega, “querrán esconderse bajo la tierra” o le dirán que no hay problema. Pero si el problema existe, el niño será objeto de burlas en el colegio y terminará desconfiando del padre. “Si un niño lo menciona, el asunto no se desvanecerá. Los padres necesitan tener conversaciones directas en las cuales los niños puedan hablar”.

Como la obesidad infantil está aumentando, los padres pueden prepararse para sostener esa conversación, afirma Gately.

Por ejemplo, pueden modificar sus hábitos para crear un ambiente más saludable y cuando el asunto se presente pueden decir que toda la familia está participando en un estilo de vida más sano.

3. Plantee el tema usted

¿Es correcto plantear el tema si el niño no habla de ello primero? La dificultad, dice Andrew Hill, surge cuando un padre considera que el asunto es un problema y quiere conversar sobre él. “Júzguelo usted, si los niños no desean hablar de ello, no se arriesgue a que el asunto se convierta en un tema contencioso. Si las preocupaciones persisten, hable con el maestro o su médico familiar”.

Mary George, de Beat, una organización de ayuda para trastornos en la alimentación, afirma que si un padre está preocupado porque su hijo come mucho o poco, debe consultar a su médico.

Si los padres creen que esto podría tener un impacto en la autoestima del niño, “siempre hay formas de abordar el problema. Diga que toda la familia va a ir a una revisión general de salud”, dice Mary George.

4. Relájese

Un padre que siente la necesidad de plantear el tema debe preguntarle al niño tranquilamente si se sentiría más cómodo si pesara menos, dice la psicóloga Amanda Hills. “Si el niño contesta que sí, ofrézcale su ayuda cocinando comidas más sanas, pero anímelo a que dé su opinión ya que esto lo hará sentirse en control”.

La clave es guiarlo y no tratar de controlar los hábitos de alimentación de su hijo, dice la experta.

5. No haga bromas

Los padres a menudo no se dan cuenta de que bromear sobre el peso de un niño puede afectarlos toda la vida, dice Hills.

“Un padre nunca debe llamar a su hija ‘rolliza’. Un esposo nunca debe decir cosas negativas sobre el peso de su mujer y viceversa”.

Los padres deben ser cuidadosos de no mostrarse críticos de su propio peso o del de otros, asegura George. “Incluso, los niños más pequeños, de 4 o 5 años, pueden darse cuenta de esto”.

Según Amanda Hills, los estudios muestran que un niño puede verse afectado por la autoimagen de su madre y la forma como ella trata a los alimentos. “Es absolutamente crucial que la mamá nunca diga que está a dieta y si desea reducir el consumo de alimentos, debe hacerlo de forma discreta.

Lea el tema completo en bbc.co.uk

  Deja tu comentario