Perder peso con éxito

09 de Abril de 2017

La cirugía bariátrica o metabólica y el recurso del balón gástrico son vistos, a menudo, como una salida rápida y fácil a la obesidad; sin embargo, los especialistas hacen algunas aclaraciones sobre la realidad de estos procedimientos.

Para optar por la cirugía bariátrica o metabólica usted tendría que aprobar ciertos parámetros internacionales, como por ejemplo, ser mayor de 18 años y menor de 60. “Debe tener primero madurez psicológica para poder afrontar los cambios a nivel nutricional”, afirma el doctor Donny Peñafiel Pazmiño, especializado en cirugía bariátrica.

¿Qué pueden hacer quienes salen de ese margen de edad? Una opción es el balón gástrico, menciona la gastroenteróloga y endoscopista María Luisa Jara, que es aplicable para pacientes de 17 a 70 años.

Pero no solo la edad es importante. ¿Cómo se selecciona a los candidatos idóneos para estas intervenciones? Se mira el índice de masa corporal, dice Jara. “Los pacientes que tienen de 27 a 35 de IMC se beneficiarían del balón, y a quienes sobrepasan los 35 (obesidad mórbida) se les recomienda la cirugía bariátrica”.

Además, es muy recomendable para quien tiene enfermedades asociadas: diabetes, hipertensión, infertilidad, síndrome metabólico e hígado graso que puede evolucionar hasta la cirrosis. “Esta persona”, afirma Jara, “necesita ayuda pronto, sea un mecanismo invasivo (cirugía) o mínimamente invasivo y reversible (balón) porque la dieta no le ha servido”.

Por el contrario, si es usted una mujer joven con problemas de tiroides o de ovarios poliquísticos, la cirugía metabólica no la va a ayudar en gran manera, indica Peñafiel. “Al tratar la causa básica, más un régimen especial de alimentación y ejercicios, la paciente puede recuperarse”.

Y si usted tiene sobrepeso sin morbilidad, entrar a un régimen nutricional y de ejercicios puede funcionar; “lo que sucede es que muchos pacientes no quieren atenerse a ese esquema”, aporta el cirujano.

Límites de la cirugía y el balón

Hay un grupo de pacientes, hasta el 15%, que a pesar de no tener ninguna morbilidad, no bajan de peso ni con el balón ni con la cirugía”, dice Peñafiel. “Les resuelve problemas de glicemia y de presión, pero pierden apenas un 10% de peso. Por eso son importantes todas las valoraciones: nutricional, psicológica y endocrinológica”. Las dos primeras, en especial, son tenidas como pruebas de fuego, “una vez que el paciente las pasa, el resto es mucho más fácil”; pero hay que tener en cuenta que hay quienes pueden pasar años con el nutricionista, sin éxito.

Por tanto, recomienda no ver la cirugía como una solución, sino como un medio que ayuda a quienes no pueden disminuir el peso a través de la dieta y a los que necesitan controlar la diabetes tipo 2 y mejorar su estilo de vida.

En este punto, Jara pide recordar que las enfermedades crónicas mejoran, pero no terminan, con la cirugía o el balón; necesitarán del control médico y de la constancia del paciente, cambios en el estilo de vida, mejorar la alimentación y actividad física permanente.

“La cirugía lo va a llevar a una pérdida de peso hasta cierto límite”, advierte Peñafiel, “pues lo obligará a una dieta restringida, por la reducción del estómago; usted se acostumbrará a esa cantidad de alimento y mejorará su calidad de vida”; pero debe saber también que al terminar el año o a los dos años el efecto declinará y a partir de entonces empezará a recuperar peso, a menos que usted mantenga el régimen.

 

Acompañamiento psicológico

Anteriormente, considera el psiquiatra y psicólogo Eduardo Tigua Castro, se suele omitir la evaluación psicológica antes de una cirugía bariátrica, “pero este examen es mandatorio para descartar motivaciones neuróticas”. En el proceso puede detectarse si el candidato a la operación tiene algún trastorno obsesivo-compulsivo o psicopatía, en cuyo caso “nunca van a estar conformes con los resultados”.

También puede ser que el paciente tenga expectativas desmesuradas, que no se encuadran en su realidad. “Después de la cirugía y los cuidados posoperatorios, la persona puede quedar muy desencajada en cuanto a lo biopsicosocial”. Al despertar a la realidad, se sentirá golpeada y buscará con quién desquitarse, “y el que está a la mano suele ser el médico”.

El profesional de salud mental puede, en base a la evaluación preoperatoria, hacer sugerencias tanto al paciente como al médico responsable del procedimiento quirúrgico. Puede desaconsejarla temporal o definitivamente. ¿Por qué se evita este examen? “Interviene mucho el prejuicio”, señala el doctor Tigua, y añade que es común que el médico pierda al paciente tan pronto le nombra al psicólogo o al psiquiatra. “Estas recomendaciones se toman como ofensas”.

Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. explican que la entrevista prequirúrgica, comprende 7 áreas: 1. historial de peso, dieta y nutrición, 2. actual comportamiento alimenticio, 3. historia médica, 4. comprensión del procedimiento quirúrgico, riesgos y régimen posoperatorio, 5. motivación y expectativas sobre los resultados de la cirugía, 6. sistema de relaciones y apoyo, 7. evaluación psiquiátrica.

 

Fuerza de voluntad

El médico aceptará a un paciente para el procedimiento de balón gástrico o cirugía bariátrica no solamente por su estado físico, sino también por su grado de madurez. Jara dice que una condición absoluta es conversar con el candidato y conducirlo al área de psiquiatría, para observar su tipo de personalidad y descartar patologías. “El médico psiquiatra o psicólogo conversará con usted e incluso lo podría ayudar con medicación para controlar la ansiedad”.

A un paciente con obesidad le está contraindicada la cirugía si consume drogas, alcohol o tiene alguna psicopatía grave, dice Peñafiel. “Puede entrar en depresión y recurrir al suicidio, por el cambio en la cantidad de alimento”.

Mucho depende, continúa el cirujano, de la fuerza de voluntad del paciente. “Debe tener el deseo de bajar de peso, si viene porque vio que se la hizo una amiga o porque lo traen los padres, entonces no le servirá de nada”.

Finalmente, pide considerar que el estómago se dilata con el tiempo (hipertrofia), aunque no al tamaño anterior. “Después de uno o dos años está al doble de como lo dejó el cirujano. Si el paciente no está psicológicamente preparado para esto, no va a reaccionar bien”. Por ejemplo, puede conformar sus comidas con porciones pequeñas de una comida no sana, como chocolate o frituras, aunque les tome todo el día completar una porción normal.

Nuevo balón gástrico

Originalmente, el balón gástrico podía permanecer hasta 6 meses en el estómago; pero, como detalla Jara, no era suficiente en todos los casos. “El paciente al cuarto mes ya se acostumbraba al balón y empezaba a hacer trampa y a subir de peso. Ahora estamos usando un dispositivo que puede estar hasta un año en el estómago y que a los 4 meses se rellena para que vuelva la sensación de saciedad”. En algunos casos es posible introducir otro balón a continuación del primero y así extender el proceso hasta los 2 años.

El paciente puede bajar entre 30 y 60 libras, si colabora con el médico. “La diferencia se ve desde el primer mes, pero si la persona no coopera, bota por completo el tratamiento. Por eso el médico debe ser totalmente honesto al explicarle lo que le va a pasar y lo que va a sentir: los primeros días serán de dieta exclusivamente líquida; sentirá molestias, tal vez vomite, tendrá ansiedad; apenas se sienta mejor, deberá, además de la dieta, hacer al menos 40 minutos diarios de caminata”.

El nutricionista y el gastroenterólogo optarán por tenerlo en control unos meses después de terminado el tratamiento, y observarán su evolución hasta considerar que el paciente está encaminado. La doctora Jara define al tiempo que el paciente pasa con el balón en el estómago como un periodo de educación y, en su experiencia, estima que es más difícil para la persona joven.

¿Para quiénes no funciona?

El Instituto de Diabetes y Enfermedades Digestivas de Estados Unidos (Niddk) ha llegado a la conclusión de que ningún método garantiza la pérdida de peso ni mantenerla en caso de haberla conseguido. Algunas personas pueden no perder tanto como esperaban. Con el tiempo, algunos de ellos recuperarán un porcentaje.

¿Cuántos tendrán éxito? Eso puede variar, dice Niddk, por factores como el grado de obesidad y el tipo de cirugía. “La manga gástrica no es un reemplazo para los hábitos saludables, pero puede hacer que para usted sea más fácil consumir menos calorías y tenga más actividad física”, detalla el Instituto.

Escoger comidas y bebidas saludables antes y después de la cirugía puede ayudarlo a perder más peso y mantenerse así a largo plazo. “La actividad física regular después de la operación también ayuda a que el peso extra no regrese. Para mejorar su salud, usted debe comprometerse a un estilo saludable de por vida, y seguir el consejo de sus proveedores de salud”. (D.V.) (F)

 

Estilo de vida saludable

Con la cirugía bariátrica o el balón gástrico empieza un estilo de vida saludable: cero alcohol, abandonar por completo el cigarrillo y tomar alimentos permitidos en la cantidad establecida y a las horas correctas. El complemento es el ejercicio.
 

Cirugía y embarazo

Se recomienda que la paciente no quede embarazada durante los dos años posteriores a la cirugía metabólica, como mínimo, y tampoco mientras tenga el balón gástrico (pero podrá hacerlo apenas este le sea retirado).
 

 

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