La lengua y la salud

13 de Agosto de 2017

Vale la pena echarle un vistazo a la boca por la mañana. Si algo de nuestro organismo está mal, puede llegar a notarse primero en la lengua.

Abra la boca, saque la lengua. La medicina china suele recurrir a esta práctica muy a menudo, porque diagnostica enfermedades desde hace siglos a partir del aspecto de la lengua, la cual está surcada por nervios conectados al cerebro y otros órganos.

Por lo general, es de un color rosa pálido y tiene ciertas asperezas en la superficie. Pero si se pusiera, por ejemplo, de color negruzco, podría ser un síntoma de leucemia. Si tuviera, en cambio, un tinte fuertemente amarillo, podría ser un indicio de algún tipo de malestar hepático o biliar.

Si tomara un color amarronado, todo podría apuntar a un trastorno digestivo. El gris podría implicar cierta anemia y el azul a un problema pulmonar. Los resfríos o los problemas intestinales o estomacales bien pueden provocar una capa blancuzca sobre la lengua.

“No está científicamente explicado qué procesos bioquímicos generan los cambios de color en la lengua”, explica el especialista René Gräber. Los niveles de acidez podrían ser la causa. Por ejemplo, si la bilis, que ayuda a digerir las grasas, se desequilibrara por alguna enfermedad, los ácidos también pierden su nivel habitual. Eso podría explicar el aspecto amarillento de la lengua.

Un estudio de 2015 indica que los cambios en el procesamiento de aminoácidos podrían llevar a que apareciera una capa marrón sobre la lengua durante una gastritis.

Nunca estará de más controlarse la lengua con regularidad delante del espejo. Si hay un cambio que demuestra ser permanente, consulte a su médico. Lo ideal es hacer estas observaciones con luz natural e inmediatamente después de levantarse de la cama.

¿Cuándo es algo serio?

Cuando la sequedad de la lengua es excesiva (xerostomía), se debe a problemas de la mucosa oral por falta de producción de saliva, en la que hay que considerar varios niveles de intensidad.

Clásicamente, se seca la boca al hablar, hay dificultad para deglutir porque no se forma un buen bolo alimenticio, y la persona tiende a evitar alimentos secos como pan, galletas o arroz, salvo que ingiera líquidos. Cuando, a más de esto, aumentan las caries dentales o hay infecciones de la boca y sed constante en el día y en la noche, es hora de acudir tanto a odontología como a reumatología.

El diagnóstico se realiza por historia clínica, examen físico y, de ser posible, cuantificando la producción de saliva (sialometría). Tal vez, el reumatólogo necesitará realizar una biopsia de glándula salival (en el labio). A esto se pueden agregar pruebas de laboratorio para confirmar la causa o encontrar alguna enfermedad subyacente.

¿Cuál es el origen?

Pueden ser varias las causas, como hipotiroidismo, diabetes, antecedente de radioterapia en el cuello (por daño de glándulas salivales), medicamentos (antialérgicos, sedantes, antidepresivos), e incluso la edad.

Otra causa son las enfermedades autoinmunes, expresa el reumatólogo Mario Moreno Álvarez. El ejemplo más clásico es el síndrome de Sjogren primario o ‘síndrome seco’, en el que además de xerostomía hay ojo seco o xeroftalmia. “A veces, es más extenso y produce también sequedad en la piel, vaginal, entre otras. Esta condición puede ser secundaria a artritis reumatoide, lupus y otras enfermedades autoinmunes”.

Fíjese en la salud oral

Moreno indica que es indispensable una visita a un odontólogo que tenga conocimiento del problema, para los respectivos cuidados dentales y de mucosa oral: cepillo de cerdas suaves, antiséptico bucal sin alcohol, pasta dental adecuada, saliva natural líquida o en gel, caramelos o chicles sin azúcar para estimular la producción de saliva.

Evite los azúcares, para disminuir el riesgo de infecciones, sobre todo por hongos. Hidrátese y consulte con su médico la posibilidad de dejar medicamentos que podrían empeorar la resequedad. Otra opción, dice el reumatólogo, es usar medicamentos que aumenten la secreción salival, con compuestos como pilocarpina o cevimelina. (D.V.)

Cambios de coloración

Una capa blanca sobre la lengua es síntoma de candidiasis, una infección por hongos común en niños pequeños, en adultos mayores (especialmente si usan dentadura postiza) y en personas con sistema inmune debilitado.
 

RELACIÓN CON EL TABACO

Otra causa de lengua blanca puede ser la leucoplasia oral, que no solo afecta la lengua sino las mejillas internas. Se puede desarrollar cuando la lengua ha estado irritada, y es común en personas que consumen productos que contienen tabaco.
 

 

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