Embarazo y vacunas

13 de Septiembre de 2015
Jane E. Brody | The New York Times

Muchas mujeres pasan por el embarazo sin vacunas de fácil acceso, que pueden prevenir daños irreversibles en ella y su hijo nonato o infante.

Era el 20 de diciembre de 1968 y yo estaba en Minnesota para una boda familiar cuando me sobrevino una gripe; lo que no llegó, para mi sorpresa, fue mi periodo.

Con una fiebre de 40 grados, estuve demasiado enferma para comer o siquiera ir al baño sin ayuda durante 10 días. A mi regreso a Nueva York por la noche del domingo de Año Nuevo, tenía dificultades para respirar y estaba demasiado débil para caminar.

Mi marido me cargó hasta el consultorio de un médico, quien diagnosticó una doble pulmonía y prescribió antibióticos y jarabe para la tos con codeína. La neumonía se resolvió, pero fue seguida por otras dos infecciones respiratorias que requirieron tratamiento ulterior.

Llegué a los tres meses de embarazo antes de finalmente sentirme bien. Seis meses más tarde, milagrosamente di a luz a gemelos idénticos, plenamente sanos. Había evitado lo peor.

¿Quiénes no se vacunan?

Sin embargo, no toda mujer encinta que presenta gripe o alguna otra infección prevenible con una vacuna es tan afortunada. La influenza es una de varias infecciones, particularmente aquellas que van acompañadas de alta fiebre, que pueden causar serias complicaciones en el embarazo, incluyendo aborto espontáneo, defectos congénitos, crecimiento atrofiado, parto prematuro e incluso la muerte. Si esto suena aterrador, esa es la idea.

La mayoría de las mujeres en edad reproductiva hoy día son demasiado jóvenes para haber presenciado el daño asociado con estas infecciones antes de que hubiera vacunas para prevenirlas que pudieran administrarse antes o durante el embarazo. Realmente demasiadas han sucumbido a la promoción del miedo de personas que creen erróneamente que las vacunas hacen más mal que bien.

A los expertos les alarma en particular el hecho de que, a diferencia de otros aspectos del cuidado médico, la gente altamente educada tiene mayores probabilidades de resistirse a la vacunación.

“El aumento de la no inmunización de niños se apiña en áreas de altos ingresos”, dijo el pediatra y especialista en enfermedades infecciosas Mark H. Sawyer, en la Universidad de California en San Diego, en una reunión reciente ofrecida por la Fundación March of Dimes para hacer énfasis en la importancia de la protección relacionada con el embarazo.

Sawyer adjudicó los brotes recientes de casos de enfermedades prevenibles con vacunas a una falta de alfabetismo científico, los cuales, destacó, están ocurriendo por cientos de miles en países como Suiza y Francia, que solían tener bajos índices de ese tipo de enfermedades. “Las enfermedades prevenibles con vacunas siguen existiendo, y van a regresar”, dijo. “Es muy difícil lograr que el genio regrese a la botella una vez que empieza un brote”.

Vacunarse durante el embarazo

Citando datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., Sawyer dijo que de 1994 hasta 2013, las vacunas han prevenido alrededor de 730 mil muertes, 21 millones de hospitalizaciones y 300 millones de visitas a consultorios médicos.

La protección de mujeres embarazadas es particularmente crucial, dijo Sonja Rasmussen, especialista en salud pública y editora del Reporte Semanal de Morbilidad y Mortandad. Aplicarse la vacuna contra el sarampión-paperas-rubéola antes del embarazo y la vacuna contra la gripe y tétanos-difteria-tos ferina durante el embarazo “es un beneficio del tipo dos por uno que protege tanto a madres como a sus bebés”, destacó.

Los bebés son protegidos durante meses tras el nacimiento por anticuerpos formados en mujeres encintas que son inmunizadas. Los bebés menores de un año son los que mayor riesgo enfrentan de presentar tos ferina o tos convulsa. Tan solo en Wisconsin, en 2012, enfermaron de tos ferina 367 bebés de menos de un año de edad, de los cuales 60 tuvieron que ser hospitalizados y tres de los cuales murieron. La vacuna de la tos ferina se administra a los 2 meses, 4 meses y 6 meses de edad, lo cual hace que la protección con anticuerpos de la madre sea esencial en el primer medio año de vida. “Es criminal que un menor muera de tos ferina en estos tiempos”, dijo Thomas N. Saari, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin, en Madison.

Las mujeres deberían aplicarse la vacuna contra tétanos-difteria-tos ferina durante el tercer trimestre de cada embarazo, de las semanas 28 a 36, sin consideración a si la han tenido antes, pero solo lo hace alrededor de 14% de las mujeres, dijo Rasmussen. Todos los familiares y proveedores de cuidados a infantes, incluyendo niñeras y abuelos, también deberían aplicarse esta vacuna, conocida como DTP, exhortan los centros de Control y Prevención de Enfermedades. Si bien las embarazadas deberían evitar vacunas hechas de virus vivos, debilitados o de otra forma, la vacuna DTP no contiene virus vivos.

De la misma forma, las futuras madres harían bien en aplicarse la vacuna de la influenza, aunque no la vacuna contra la influenza en aerosol nasal, que contiene virus vivos. Rasmussen explicó que ocurren cambios en el sistema inmunológico de una mujer, corazón y pulmones, que incrementan el riesgo de complicaciones, incluyendo la muerte a raíz de la influenza. Los infantes menores de 6 meses de edad “son demasiado jóvenes para ser vacunados” y enfrentan el riesgo de una severa enfermedad o muerte a causa de la influenza, dijo, pero incluso así “tienen probabilidades 60% menores de enfermar de influenza” si sus madres son inmunizadas.

“La inyección de influenza es segura durante cualquier trimestre del embarazo, pero solo alrededor de la mitad de la mujeres gestantes se inmuniza contra la influenza”, notó Rasmussen. “Todas las mujeres que estén encintas durante la temporada de influenza deberían ir a vacunarse contra la enfermedad. Todos los demás integrantes de la familia también”. (I)

 

Antes del embarazo

Es necesario hacerse un examen de sangre para saber si se es inmune a la rubéola, pues no es posible recibir esta vacuna durante la gestación. Esta enfermedad puede causar defectos congénitos con efectos de por vida e incluso la muerte del nonato.
 

Otras vacunas previas

Si la mujer no es inmune a la rubéola, tal vez tampoco lo es al sarampión y las paperas. Debe consultar a su doctor, vacunarse y no quedar embarazada hasta confirmar su inmunidad mediante un nuevo examen de sangre.
 

 

  Deja tu comentario