Cigarrillo electrónico

26 de Junio de 2016

Muy difundido y poco regulado, se presenta como una opción para dejar el tabaco; no hay pruebas concluyentes de que así sea.

Los sistemas electrónicos de suministro de nicotina suelen ser llamados cigarrillos, por su aspecto, pero funcionan de manera diferente. No producen humo, sino vapor, y se ha afirmado que son menos nocivos que los tradicionales y que reemplazar el hábito de fumar por el de ‘vapear’ (aspirar el vapor) puede ayudar a dejar la dependencia al tabaco.

El dispositivo tiene una pila, una boquilla y un depósito lleno de líquido (recargable), que al calentarse se evapora y se inhala. Ese líquido contiene varios químicos, saborizantes y algunos pueden no incluir nicotina. También puede parecer un bolígrafo o una memoria USB.

Los institutos nacionales de la Salud de EE. UU. (NIH) admiten que no conocen todos los riesgos de utilizarlos o si en verdad sirven para dejar de fumar. Pero citan algunos peligros:

• Los que contienen nicotina poseen un componente adictivo.

• Los demás químicos son potencialmente dañinos.

• Hay una relación entre el uso del cigarrillo tradicional y electrónico en adolescentes.

• La nicotina líquida puede causar envenenamiento si alguien lo bebe, aspira o toca.

Efectos poco conocidos

“Que el cigarrillo electrónico (CE) sea adictivo todavía no se puede concluir”, expresa el doctor Ronnie Mantilla, quien este año, junto con otros médicos del hospital Carilion Roanoke Memorial, en Roanoke, Virginia, presentó ante la Sociedad Torácica Americana el caso de un paciente que había aumentado su uso de CE en un esfuerzo para disminuir su dependencia al tabaco.

Pero tampoco se puede afirmar que el consumo es seguro. “A pesar de que tiene menos tóxicos que el cigarrillo normal, los estudios que evalúan si causa menor daño aún no están finalizados. De hecho, la FDA no ha aprobado su uso como medio para evitar el tabaco”.

Mantilla explica que muchas veces se puede cargar el dispositivo con saborizantes como el dietilenglicol, que está asociado a la neumonía por hipersensibilidad. El paciente antes mencionado, de 27 años de edad, es el primero reportado en quien el uso de CE produjo neumonía criptogénica organizada, lo cual fue comprobado mediante biopsia del pulmón. “Se requirió ventilación artificial y esteroides para resolver esa condición”.

Los cigarrillos electrónicos, describe Mantilla, contienen glicol propileno y glicerina. “El glicol de propileno se utiliza en espectáculos como parte de la niebla artificial. Las personas expuestas presentaron síntomas de asma y sibilancias, a pesar de que no eran previamente asmáticas”.

Pero, además, hay varias sustancias no enlistadas: nitrosaminas (específicas del tabaco), cotinina (derivado de la nicotina), anabasina, entre otras. “Incluso compuestos como formaldehído, acetaldehído y acroleína. Los dos primeros son carcinógenos conocidos. La acroleína es un irritante de la mucosa respiratoria y se forma al vaporizar la glicerina”.

Mantilla hace finalmente referencia a un hospital de Seattle que este mes recibió a catorce pacientes con quemaduras producidas por la explosión de la batería del dispositivo, según un artículo de The Seattle Times.

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alerta para los adolescentes

La revista Pediatrics publicó en 2015 el informe de un equipo de especialistas en psicología y psiquiatría de varias instituciones, entre ellas la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. El estudio estaba motivado por el incremento del uso del cigarrillo electrónico en adolescentes. Una de las principales preocupaciones era la posibilidad de alterar el dispositivo para vaporizar cannabis y hachís.

La información fue recabada en 2014 entre 3.847 estudiantes de 7 secundarias de Connecticut, quienes completaron una encuesta anónima, que diferenciaba entre usuarios de CE, de marihuana y de ambos. La pregunta “¿Has usado alguna vez un cigarrillo electrónico?” fue respondida afirmativamente por el 27,9% de los jóvenes.

Los especialistas encontraron que vaporizar cannabis era ‘común’ entre todos ellos, en especial en el último grupo. Los estudiantes dijeron que utilizaban los dispositivos para vapear aceite de hachís y cera con extracto de cannabis, así como hojas secas. Los investigadores observaron también que usar el CE con este fin es mucho menos evidente que fumar, porque la vaporización resulta en un olor menos penetrante.

Adicionalmente, el equipo hizo constar que los estudiantes varones y los de menor edad habían sido más propensos a vaporizar cannabis. Finalmente, destacaron que los resultados diferían de colegio a colegio, pero no estaban relacionados con el estatus socioeconómico. “Esto indica que factores como la aceptación del uso de marihuana en el colegio (la cultura del cannabis) o la exhaustividad con la que este explique la prohibición de usar CE pueden tener un rol muy importante en permitir o detener este hábito en los estudiantes”.

La revista Pediatrics publicó en 2015 el informe de un equipo de especialistas en psicología y psiquiatría de varias instituciones, entre ellas la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. El estudio estaba motivado por el incremento del uso del cigarrillo electrónico en adolescentes. Una de las principales preocupaciones era la posibilidad de alterar el dispositivo para vaporizar cannabis y hachís.

La información fue recabada en 2014 entre 3.847 estudiantes de 7 secundarias de Connecticut, quienes completaron una encuesta anónima, que diferenciaba entre usuarios de CE, de marihuana y de ambos. La pregunta “¿Has usado alguna vez un cigarrillo electrónico?” fue respondida afirmativamente por el 27,9% de los jóvenes.

Los especialistas encontraron que vaporizar cannabis era ‘común’ entre todos ellos, en especial en el último grupo. Los estudiantes dijeron que utilizaban los dispositivos para vapear aceite de hachís y cera con extracto de cannabis, así como hojas secas. Los investigadores observaron también que usar el CE con este fin es mucho menos evidente que fumar, porque la vaporización resulta en un olor menos penetrante.

Adicionalmente, el equipo hizo constar que los estudiantes varones y los de menor edad habían sido más propensos a vaporizar cannabis. Finalmente, destacaron que los resultados diferían de colegio a colegio, pero no estaban relacionados con el estatus socioeconómico. “Esto indica que factores como la aceptación del uso de marihuana en el colegio (la cultura del cannabis) o la exhaustividad con la que este explique la prohibición de usar CE pueden tener un rol muy importante en permitir o detener este hábito en los estudiantes”.

A largo plazo

Los componentes solubles del cigarrillo electrónico, amplía el neumólogo Iván Chérrez, incluida la nicotina, dañan el pavimento que cubre al bronquio y en los vasos que llevan la sangre, causan pérdida de la barrera protectora del endotelio del pulmón, lo cual está asociado con estrés oxidativo e inflamación.

El hecho de creer que el CE es inofensivo solo porque no quema tabaco da una falsa sensación de seguridad, “y el problema”, dice Chérrez, “es que no todos los fabricantes reportan si contienen nicotina y en qué proporción”.

En cuanto a los que no tienen nicotina, sino propilenglicol y glicerol para producir vapor y sabores, “ese vapor ingresa al pulmón y produce daño aún no cuantificado, porque se trata de un dispositivo muy joven, menos de una década. Pero sí aparecen reportes de gente que empieza a presentar molestias pulmonares. Es posible preverlo. Uno cree que sin nicotina no hay problema, pero no sabe qué veneno está inhalando”.

Por eso reitera que lo seguro para los menores de edad es no fumar ningún tipo de sustancia ni dispositivo, y que los fumadores deben recordar que el cigarrillo electrónico no es una alternativa garantizada para dejar de fumar, sino que, en su opinión, los que tienen nicotina prolongan la dependencia, y que existen otras opciones, como la medicación aprobada (bupropión, vareniciclina), acompañada de un programa psicológico.

Los fumadores y los niños

El concepto de que no hace daño ha hecho posible que los efectos se extiendan a los más jóvenes. Un reporte de mayo de 2016 de la revista Pediatrics muestra que “el número de niños con riesgo de intoxicación por nicotina relacionada con estos productos ha aumentado significativamente en años recientes”.

El equipo del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Ohio analizó información del Sistema de Datos Toxicológicos estadounidense entre enero de 2012 y abril de 2015, que involucraba exposición a cigarrillos electrónicos, nicotina y tabaco en niños menores de 6 años. Los efectos más graves se presentaron en menores de 3 años, que tienen tendencia a la exploración oral. Ingerir nicotina líquida puede producir en los pequeños paro cardiaco, estado de coma, convulsiones y paro respiratorio. Además de beber el líquido, los niños pueden intoxicarse a través de la piel y por inhalación.

Recién en mayo de 2016 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) prohibió la venta del cigarrillo electrónico a menores de 18 años.

La Organización Mundial de la Salud explicó en 2014 que la capacidad de estos equipos de suministrar nicotina al usuario varía ampliamente, desde los que proveen muy poca hasta los que son iguales a los cigarrillos tradicionales, dependiendo de las características del producto, de la frecuencia con que lo use la persona y de la concentración de nicotina en la solución utilizada.

Sin embargo, la FDA pospuso la petición de organizaciones como la Asociación Médica Americana, la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Americana del Cáncer de vetar los CE con saborizantes, en consideración a los fumadores que piensan que podrían dejar el hábito al usar el dispositivo. (D. V.) (F)

 

Intoxicación por nicotina

Los cartuchos del CE preocupan por la posibilidad de exponer al usuario a niveles potencialmente tóxicos de nicotina al recargarlos. También se pueden incorporar sustancias distintas a la nicotina, una forma nueva y peligrosa de consumir drogas (NIH).
 

Empaque atractivo

La variedad de sabores (café, menta, dulces, frutas) puede hacer este producto atractivo para los adolescentes. Quienes han usado CE antes de los 14 años son más propensos a fumar cigarrillo convencional (Asociación Médica Americana).
 

 

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