Terapias valiosas

10 de Junio de 2018
Patricia Sandoval J. para La Revista

El doctor Giorgio Nardone, gestor de un modelo de nuevos tratamientos a partir de la lógica no ordinaria, estuvo en el país durante el I Congreso Internacional de Psicoterapia Estratégica Breve.

Nardone fue discípulo de Paul Watzlawick en la escuela de Palo Alto.

Una madre joven que teme quedarse a solas con su hija, pues le podría provocar los daños más atroces; un hombre con una compulsión por dudar de sí mismo y de cada cosa que hace en el día; casos de bulimia, anorexia, vigorexia... son temas patológicos que requieren una solución, y entre más urgente mejor.

Una luz al final del túnel de los trastornos mentales es la que propone Giorgio Nardone, el hombre que cambió su primera vocación de filósofo académico para ser un psicoterapeuta breve estratégico.

El famoso alumno de Paul Watzlawik y creador de la terapia breve estratégica estuvo en Quito, hace pocos días. Frente a un auditorio conformado por varios estudiantes de psicoterapia, en el Colegio de Ingenieros de Pichincha, relató sus teorías sobre la terapia del pensamiento y una manera revolucionaria de resolver los problemas patológicos en pocas sesiones.

Para estos problemas, Nardone ha desarrollado la psicoterapia breve estratégica, que puede ser aplicada desde tres lógicas: la de la paradoja, de la contradicción y la de la creencia. “Son las lógicas no ordinarias que están en la base de la patología, y se busca poner en práctica estratagemas terapéuticas para irrumpir la rigidez de los mecanismos patológicos, transformándolos de patológicos a sanos”, comenta. Así desarrolló una serie de protocolos de cada uno de los casos que ha conocido.

A la madre que quería hacer daño a su hija –y que por ello tenía pánico quedarse a solas con la bebé–, el médico le manda (en la lógica de la paradoja) a pensar durante media hora al día, en un escenario solitario y tranquilo; todas las acciones violentas que podría descargar en su hija. Una doble dosis de lo más abominable, que al final de tanto aplicarlo imaginariamente, termina siendo descartado y aborrecido por la madre.

También busca maneras imaginativas para que el paciente que vive con dudas –y por ello debe comprobar una y otra vez si ha hecho o no correctamente sus tareas– se aleje de esa práctica, mandándole a hacer una cosa, pensando en un resultado, pero obteniendo otro. “Es la estratagema de surcar el mar sin que el cielo lo sepa”, dice Nardone, quien es director del Centro de Terapia Estratégica de Arezzo.

Con un talante apacible, el psicoterapeuta explica que su presencia en Ecuador se debe a que busca exportar en todo el mundo su método de terapia de pensamiento y que Sudamérica es un campo muy prolífico para sus teorías, pues en varios países como Colombia, Chile, México y Costa Rica ya se estudian dentro de la enseñanza formal y sus libros están traducidos al español.

A Ecuador llegó invitado por Neurocorp y la Asociación Ecuatoriana de Psicología basada en evidencia.

Nardone es considerado una eminencia en el campo psicológico, pues ha sido investigador de lógicas de la epistemología y discípulo de la escuela de pensamiento de Palo Alto. Él recuerda que a finales de los años 80 publicó la primera forma de tratamiento para las problemáticas de trastornos fóbicos y obsesivos que demostraban ser las más eficaces. En 1990 presentó el libro El arte del cambio, escrito en conjunto con Watzlawick, que ya lleva 64 ediciones y que se puede encontrar en la mayoría de librerías del mundo.

Esta obra es justamente la que expone el modelo de terapia breve estratégica.

Para Nardone, es importante señalar que esta terapia ha sido aplicada en varios países, con personas con diversas cosmovisiones y de diferentes latitudes, pero los resultados se mantienen.

WATZLAWICK Y LA ESCUELA DE PALO ALTO

El terapeuta, psicólogo, filósofo y teórico de la comunicación austriaco-estadounidense Paul Watzlawick (1921-2007), maestro de Nardone, fue una de las figuras más influyentes del Mental Research Institute (MRI), ubicado en Palo Alto, California y fundado en 1958 por el psiquiatra y pionero en terapia familiar Don D. Jackson. De la ciudad se deriva el nombre de la escuela a la que pertenecieron Watzlawick y otros pensadores.

El MRI se convirtió en uno de los primeros programas de entrenamiento formal en terapia familiar, y allí se reunieron algunas de las principales figuras en ese campo, como lo fue Watzlawick. Él contribuyó a crear y dirigir allí el Centro de Terapia Breve, junto con el psiquiatra Dick Fisch y el psicoterapeuta John Weakland. Sus estudios y escritos sobre la comunicación y el cambio, dice Nardone, “trascienden las barreras disciplinarias y encuentran aplicación en cualquier contexto en que se comprendan las relaciones del individuo consigo mismo, con los otros y con el mundo”. Para Watzlawick, el ser humano inventa su realidad, y crea su propio sufrimiento precisamente porque intenta resolver por sí mismo sus problemas emocionales.

Para Nardone, la escuela de Palo Alto no habría existido sin la figura de Watzlawick “y su capacidad de sintetizar el trabajo de eminentes estudiosos como Gregory Bateson, Don D. Jackson y Milton Erickson, en un único y riguroso modelo teórico y aplicativo”.

 

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