¿Tenemos que ser felices?

28 de Septiembre de 2014

Hay gente que realiza actividades laborales que no desean. Su fin es satisfacer las necesidades de su familia.

En algún momento de su vida se ha preguntado si la actividad que realiza es la que siempre ha deseado para ser feliz. O está acostumbrado a hacer lo que tiene que hacer para mantener a su familia o para ayudar a los demás olvidándose de su propia realización.

Según el neuropsicólogo Eduardo Santillán Sosa, una de las tantas aspiraciones de la gente, especialmente de los profesionales, es encontrar un trabajo que les agrade y que sea bien remunerado para cubrir las necesidades básicas, pero al no tenerlo sienten una gran frustración porque tienen que dedicarse a actividades que no desean.

Eso no es nuevo. Muchos médicos, abogados, ingenieros dejan a un lado su carrera y laboran como choferes o limpiando oficinas porque tienen que ganar dinero. La mayoría de este grupo está insatisfecha, siente un vacío y experimenta muchas dificultades o polémicas dentro de la familia y la vida comunal. “Hacer algo que no gusta genera que salga lo peor de la persona”, asegura.

Sin embargo, existe otro grupo al que no le importa trabajar o realizar una actividad que para otros es un verdadero sacrificio, ya que su prioridad es el sustento de su familia. Entonces, la satisfacción o felicidad que siente está en saber que los hijos se alimentan o pueden ir a la escuela, al colegio o a la universidad. “Esta actitud positiva es un ejemplo de suficiencia humana especialmente para los hijos, porque los padres no hacen simplemente lo que no les gusta, sino lo que deben hacer: responsabilidad”.

¿Qué estaría dispuesto a hacer por la felicidad de los demás?Coméntenos

Tal actitud no solo se aplica en el ámbito del hogar. También va más allá. Personajes universalmente reconocidos de la humanidad como Nelson Mandela o Martin Luther King no organizaron sus vidas en torno a las listas de autorrealización. Ellos, sin duda, encontraron un sentido de significado en sus actos heroicos de autosacrificio, pero no hicieron lo que estaban haciendo con el fin de lograr ese sentido de significado, sino porque sintieron que tenían que hacer.

Buen servicio

Las personas, dice Santillán, pueden llegar a ser felices haciendo algo que no sea de su completa vocación. De hecho, muchas encuentran gusto en determinada actividad si lo hacen muy bien, sobre todo cuando saben que los demás están satisfechos con el trabajo que brindan y eso las hace sentir bien, entonces ven que lo que hacen no es tan malo, porque están prestando un buen servicio.

“La mayoría de los lustrabotas en la mayor parte del mundo, por ejemplo, lustran zapatos no porque les encanta, sino porque no han encontrado otro medio de subsistencia. Sin embargo, asumen que son verdaderos profesionales, atienden al cliente con buena actitud y les agrada que queden satisfechos”.

Por lo tanto, explica, si alguien tiene que soportar determinado trabajo que no le agrada, igual debe extraer de este el agrado y el gusto para desarrollarlo de la manera más artística o profesional, por muy modesta o humilde que sea una posición de servicio.

Ser libres

Para el psicólogo clínico Wilson Betancourt, cada persona debería ser libre para elegir las actividades laborales a las que les quiere invertir su tiempo de vida. Todas pueden ser rentables y proveer de lo necesario para vivir, solo es cuestión de inyectarle creatividad, pasión y perseverancia.

“Existen quienes logran su autorrealización porque quieren, se atreven y pueden. Ellos encontraron lo que realmente desean hacer y generalmente se toman un tiempo para observar su vida y reflexionar en ella, pues luego de descubrir lo que quieren toman valor y se atreven, y están dispuestos a pagar el precio. Un médico, por ejemplo, que tiene que atender emergencias a cualquier hora. (S. M.)

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