Ser o no ser feliz

20 de Abril de 2014
Sheyla Mosquera

La felicidad es relativa. Lo único cierto es que depende de la estructura cerebral y del poder de decisión.

Benjamin Franklin (1706-1790), estadista y científico estadounidense, dijo una vez: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.

Precisamente es como cuando se tiene la oportunidad de despertar en la mañana con el canto de las aves o verlos felices cuando toman agua en algún bebedero, como lo experimenta Juan José, de 60 años, cada vez que va a descansar en su casa en la playa.

“Esa escena para algunas personas es felicidad, mientras que para otras es tener un carro de último modelo, una casa nueva o haber obtenido después de tantos años de estudio un título profesional, entre otros”, dice la psicóloga clínica Romy Albuja Arteaga.

En realidad, explica, cada ser humano tiene su propio concepto de felicidad. Una frase del filósofo Alemán Immanuel Kam (1724-1804) dice: “La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación”, mientras que el escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) dice: “Solo un idiota puede ser totalmente feliz”.

Incluso Mihály Csíkszentmihályi, profesor de Psicología en la Universidad de Claremont (California), en su libro Flow manifiesta: “Lo que descubrí es que la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o el azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente”.

Según la psicóloga clínica Balbina de Thoret, la palabra felicidad es para algunos algo intangible y una cualidad real para otros, pero siempre buscada inconscientemente por todos. “Si la experimentamos alguna vez, recordaremos los instantes con aprecio. Fue ese momento cuando la intensidad permeaba todo en la existencia, marcando una sensación de plenitud interna”.

A través de los tiempos, agrega, el significado de la palabra felicidad no ha cambiado mucho. La variación romántica ha permanecido fiel e intacta en su imagen de arquetipo ideal. Como ejemplos admirados están la obra de William Shakespeare Romeo y Julieta y la exitosa película Love Story, pero son novelescos a veces melancólicos.

 

Aprender a ser felices

La psicóloga Romy Albuja sugiere que para ser felices hay que considerar las siguientes recomendaciones:

• Cuando se levante valore que no tiene un dolor o enfermedad extrema.

• Que tiene a su lado a un ser querido.

• Que a lo mejor no tiene suficiente dinero para construir o comprar una casa, pero que los miembros del hogar están sanos y estudian.

• Si existen divergencias considerar que son propias de la etapa que atraviesa y no hay por qué concentrarse en ella, sino dejar que todo tiene su tiempo y su momento.

• Considerar que siempre hay opciones para superar las dificultades y que la espiritualidad ayuda mucho a resolverlas.

• Que hay que expresar gratitud.

• Vivir la vida con sentido.

 

Estructura cerebral

¿Pero cuál es el concepto psicológico de felicidad? Según Albuja, significa satisfacción, completud y equilibrio emotivo que pueden ser generados por las experiencias más insignificantes, por momentos espirituales o por las adquisiciones materiales más grandes y costosas.

Sin embargo, la categorización que el individuo otorgue a esas experiencias o la satisfacción que estas brinden depende de la estructura cerebral. En el cerebro existe un área que está destinada a la felicidad y que depende de varios neurotransmisores. Se parte de un determinado deseo (dopamina), para luego transformarlo en acción (adrenalina) y así obtener satisfacción (serotonina).

Entonces, agrega Albuja, sí se puede ser feliz. Pero la persona necesita como ingrediente poder de decisión, actitud e incluso valores. “Por eso hay quienes creen que solo con dinero se consiguen la felicidad, el equilibrio y la satisfacción, mientras que para otros lo material no es prioridad, sino contar con cualidades como persistencia, constancia y voluntad para alcanzar las metas”.

Sin embargo, ¿cuánto tiempo dura la felicidad? Albuja considera que es relativo. Hay gente que sufre de enfermedades o vive una situación controversial en la casa, como tener un padre o un marido maltratante, un drogadicto, un borracho o una madre desnaturalizada, entre otros, y no son felices. Pero también hay quienes a pesar de tales experiencias lo logran si así lo decidieron y se esfuerzan para con habilidad descubrir las oportunidades que aparecen por el camino, de esta manera la felicidad es cultivada mediante los retos.

 

Felicidad conyugal

Según la psicóloga Balbina de Thoret, la felicidad conyugal está siempre atada a las usualmente difíciles relaciones interpersonales y que en su gran mayoría (de acuerdo con las estadísticas mundiales) terminan en divorcio. “Aunque las diferencias de su expresión realmente no existen, ya que es una sola; la felicidad toma lugar y se expresa en los diferentes campos de la experiencia humana; y la asociamos así, siempre como un trasfondo a cualquier acontecimiento que vivamos”.

Sin embargo, agrega, detrás del escenario físico, la persona se encuentra en esos momentos impregnada por coyunturas de intensidad emocional subjetiva; invisiblemente atada a las circunstancias externas bienaventuradas que usualmente son su sello.

 

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