Razón o sentimiento

04 de Febrero de 2018
Sheyla Mosquera

Mientras algunas personas hablan y actúan con lógica, otras lo hacen con las emociones e impulsos.

Durante años Hilda siempre se preguntó: ¿Por qué no pienso antes de hablar o por qué jamás mido las consecuencias de mis actos?

Hasta que hace un par de meses mientras veía la novela bíblica brasileña Josué y la tierra prometida, transmitida por el canal UniMás en Miami, se sintió identificada.

El protagonista Josué (Sidney Sampaio), el nuevo líder de los hebreos, decía: “¡No hay que actuar por sentimiento! ¡Primero hay que pensar… usar la razón!”.

Esas frases hicieron reaccionar a Hilda, de 45 años. Por fin, esta ama de casa se dio cuenta de que tenía un gran problema. “Mi hijo Daniel, de 19 años, siempre me decía que debía pensar antes de hablar o actuar. Pues tenía razón”.

Busque ayuda si su comportamiento está afectado su vida o la de sus seres queridos. Una de las terapias recomendadas es la Dialéctica Conductual, donde aprenderá a regular sus emociones y la impulsividad”.
Isabel Alacán

Reacción lógica o impulsiva

Para la psicóloga clínica Geysha Menéndez-Martínez, asociada con el Baptist Health South Florida Hospital, la razón es el idioma de la conciencia. Hay personas que son dominadas por la lógica lo cual hace que esta influya en la manera de tomar las decisiones.

La parte lógica, agrega, es controlada por el lóbulo izquierdo del cerebro, en el cual tratamos de buscarle el sentido a las cosas y es influenciado por nuestras experiencias, interpretaciones, y conceptos aprendidos por nuestros padres, escuela, amigos.

La razón, dice Menéndez-Martínez, se empieza a desarrollar desde que nacemos y se va sofisticando a través de los años. Es influenciada por la madurez o inteligencia emocional del individuo.

En cambio, “las emociones son el idioma del subconsciente y usualmente crean reacciones impulsivas donde no pensamos en las consecuencias”.

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Estudios hechos por Antonio Damasio, científico y profesor de Neurociencias en la universidad del sur de California, indican que las emociones forman una parte integral y crítica en nuestra habilidad para resolver problemas y tomar decisiones.

Las personas impulsivas, según la doctora psicoterapeuta Isabel Alacán, tienen algún tipo de trastorno, siendo el descontrol parte de esto, aunque no en todos los casos. “El individuo reacciona de forma inesperada, no tiene control de sus impulsos. Puede ser que se frustre rápidamente o tenga una baja tolerancia”.

Menéndez-Martínez explica que si alguien, por ejemplo, está en una tienda y ve un par de zapatos que le gustan, esto crea una reacción emocional que impulsa a comprarlos, a pesar de que la razón le dice que no los necesita porque ya tiene suficientes zapatos.

Es ahí, refiere la psicóloga, donde se utiliza la razón para “justificar” comprar los zapatos (están en venta, los necesito para las fiestas, los puedo combinar con mucha ropa). “Las emociones crean movimiento, acción inmediata. La razón nos ayuda a crear una base lógica para la emoción”.

Los sentimientos o las emociones, menciona Alacán, son parte fundamental del ser humano. “El problema no está en tener o sentir emociones, la situación es cómo las manejamos. También somos seres pensantes”.

Por eso, explica, todas las decisiones de nuestra vida deben ser tomadas después de estudiarlas y ver los pros y contras.

Las emociones son la manera en que el cerebro alerta de que se debe prestar atención para decidir qué hacer. Pero a veces da falsas alarmas. Por eso, evalúe sus reacciones para ver si son apropiadas”.
Geysha Menéndez-Martínez

Beneficios de la razón

Según la teoría de Inteligencias Múltiples del psicólogo investigador Howard Gardner, existen ocho tipos de inteligencias. Con este fundamento, indica Alacán, no se puede decir que una persona es más inteligente que otra porque use más la razón.

“Pero sí se puede decir es que es una persona prudente que tiene muy buen manejo de sus emociones o acciones y tiene dominio propio”.

Menéndez-Martínez sugiere pensar antes de hablar, porque ayuda a mantener saludables nuestras relaciones interpersonales y a evitar conflictos innecesarios.

Incluso usar la razón es beneficiosa, sobre todo, cuando se tocan temas sensibles o conflictivos. Es ahí cuando se debe tener cuidado de no herir u ofender con nuestras palabras simplemente porque nos sentimos furiosos, temerosos o heridos

“Medir nuestras palabras a través de la razón puede ayudar a resolver los problemas de una manera más efectiva, evitando que estos empeoren.”

Desde el punto de vista económico, agrega, es fundamental tener en cuenta que tomar decisiones solamente basadas en nuestras emociones puede ser peligroso, porque llevan a comprar cosas innecesarias, gastar más de lo que podemos, simplemente por la satisfacción emocional del momento.

“Esto puede crear grandes problemas económicos e incrementar el estrés en el futuro cuando nos toca enfrentar las consecuencias de la decisión”, asevera.

Pero, explica Menéndez-Martínez, cuando únicamente se utiliza la razón para tomar decisiones y se reprimen nuestras emociones, puede convertirse en algo negativo también.

Por lo general, refiere, esto sucede con personas que tienden a ser perfeccionistas, inflexibles, de pensamiento rígidos o en “blanco o negro”, y todas las decisiones son basadas en la lógica.

“El problema es que estas personas pierden la espontaneidad, tienden a tener poca tolerancia hacia los errores, los cambios y se frustran fácilmente”.

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