Padres, lean con sus hijos

31 de Agosto de 2014
Liliana Anchundia

La lectura, cuando se la afianza, mejora todas las otras áreas académicas.

A medida que las aplicaciones tecnológicas se apoderan de nuestro tiempo y atención, los miembros de la familia van concentrándose en intereses aislados. En este entorno, requieren fomentar actividades que les permitan volver a conectarse de manera efectiva. Mediante la lectura es posible lograr ese acercamiento, pues es un recurso que, inculcado como hábito en el seno familiar, brinda este y muchos otros beneficios.

Blankita Roca, profesora de Lengua y Literatura de bachillerato de la unidad educativa La Asunción, señala que la lectura es fuente de conocimiento, de constante aprendizaje; da herramientas para entender y exteriorizar el pensamiento; mejora el vocabulario; ayuda en los procesos de inducción y deducción; entretiene, estimulando la imaginación; descubre nuevos mundos, tanto ficticios como reales; etc. La lectura nos hace sentir, nos hace pensar, nos ayuda a conectar un sinnúmero de referentes que proporciona –a veces de forma tergiversada– la tecnología actual.

Fuera del salón de clase

Roca cree que la manera más efectiva de crear en los pequeños el hábito de la lectura es con el ejemplo y compartiendo un ambiente propicio. Dice que si en casa los padres leen y conversan sobre los temas leídos, hay más posibilidades de que el chico se enganche con la lectura fuera del salón de clase. Sostiene que la lectura debería ser una actividad familiar que se conecte con otras, como ver una película o visitar un lugar relacionado con el texto.

Hay padres que acostumbran leerle a los niños por las noches porque generalmente ya se han terminado las demás actividades, y el padre que trabaja, se reincorpora a la actividad hogareña. Pero, ya en adolescentes, los hábitos de lectura responden a horarios bastante peculiares y lo importante es que encuentren tiempo para dedicarse de lleno a la actividad, refiere Roca.

Temas de interés

Con respecto a cuáles libros se recomiendan para niños y adolescentes, indica que generalmente las editoriales lanzan colecciones de cuentos de acuerdo a rangos de edades, y explica que ella no recomienda títulos a la ligera, pues hay libros espectaculares que no son apreciados en manos no preparadas.

Cree que lo importante es el tema; enganchar al niño con la lectura de un tema que lo apasione. Así, puede leerse a posteriori, el texto del que se basó su película favorita, o un libro sobre dinosaurios porque simplemente le llaman la atención. Para ella es importante que el niño se sienta emocionado con lo que el libro le va a proporcionar.

Roca dice que dentro del salón de clase, hay listas interminables de recomendaciones que hace el Ministerio de Educación, y no todos los textos resultan medianamente interesantes para los chicos.

Relata que ha tenido la experiencia de leer a “Harry Potter” antes de verlo en el cine, con sus alumnos; así como también, los invitó a conocer la “Tierra Media” de Tolkien antes de que se estrenaran las películas.

Cree que es importante dejar que el chico lea sobre temas que le interesan, y no censurarlo pensando en lo políticamente correcto.

Otro punto a destacar es contar con la guía adecuada. Roca tiene alumnos menores de 15 años que leen la obra completa de Edgar Allan Poe o de Lovecraft.

Además, considera necesario conectar la literatura con música o cine en todo momento, porque es una forma de abrir el abanico de posibilidades y de referentes para que el chico pueda entender y darle el valor que la lectura tiene. Si está interesado en el arte, ya por sensibilidad estética, puede interesarse en literatura con más facilidad, pero con el estímulo correcto.

A Roca le parece importante no estigmatizar libros con comentarios elitistas; no tachar de ‘literatura light’ o de ‘no literatura’, libros de moda como las sagas de “Crepúsculo” y “Los juegos del hambre” o los libros de Paulo Coelho, que tanta fama tienen.

Para Roca, lo adecuado es celebrar la lectura como hábito y luego hacer recomendaciones pertinentes, siempre en beneficio del lector, para que aumente su bagaje cultural, su visión del mundo.

Constructor de sentidos

Para María Paulina Briones, escritora y gestora cultural, la lectura aporta múltiples beneficios para todas las personas, y como ejemplo cita que últimamente se ha comprobado cómo los ancianos que leen pierden menos la memoria.

Agrega que es una herramienta fundamental para el aprendizaje, sin ella, ningún otro conocimiento se sostiene. Y es también un comportamiento, es decir que es un hábito que debe permanecer con las personas siempre, no solamente en la infancia y adolescencia, pues la lectura es un constructor de sentidos mediante el cual el niño y el adolescente se conocen a sí mismos y al mundo.

Como escritora, Briones sostiene que nunca la lectura está desligada de la escritura, por eso se dice que es una actividad de doble vía. Quien lee, escribe. Y si esto no pasa es porque hay algo que está desajustado. La lectura, además, mejora todas las otras áreas académicas, cuando se la afianza.

Asegura que los comportamientos lectores empiezan desde la cuna: que los hijos vean a sus padres leyendo, vean libros en sus casas, también que ellos lean con sus hijos o simulen leer cuando los niños aún son prelectores. También es importante escuchar cuentos, leyendas, hacer que sus hijos participen de actividades como los títeres, cuenta cuentos, visita a espacios de lectura, por ejemplo.

Los padres tendrían que ser las personas más observadoras de sus propios hijos, señala Briones, pues esto también es un ejercicio de lectura: saber leer las señales, los signos, no solo de los objetos sino de las personas, más aún si son cercanas a nosotros.

Ella recomienda a los padres acercarles a sus hijos, cuando son prelectores, todo lo que sea de formas, tamaños texturas, imágenes. De hecho los niños ven las imágenes y elaboran ideas o palabras y frases sobre lo que ven. Ese es un claro ejercicio de cómo trabaja el pensamiento y la necesidad de comunicarse.

Más adelante hay que probar con los temas que a ellos les interesan: los libros de animales, por ejemplo, suelen gustar mucho a los niños, dice Briones; a ella hay dos libros que le encantan: Te gustan los monstruos, de Leonor Bravo y El dragón y la mariposa, de Michael Ende. Cuando son más grandecitos, las historias de Roald Dahl los cautivan: ahí están El superzorro, Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate. También esas historias contemporáneas que están de moda, y mucha literatura clásica de autores como R. L. Stevenson, Melville, Tony Morrison. Tolstói tiene un libro que se llama Karma, de Gadir, que es para niños; Bram Stoker tiene una historia sobre los números, también para niños, y así...

Menciona que le gustan la editorial Juventud de Barcelona y Edelvives; y de los autores nacionales nombra a Juana Neira, Verónica Coello y Soledad Córdoba. Tony, de Cecilia Velasco, le parece una joya, o los libros de María Fernanda Heredia, como Fantasmas a domicilio.

Tanto Roca como Briones opinan que la lectura jamás se debe imponer como castigo. La lectura es divertida y placentera, y así es como hay que aproximarse a ella.

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