Niños saludables

01 de Junio de 2014
Liliana Anchundia

La obesidad se ha convertido en un problema grave y debería prevenirse desde la infancia, pero a veces los padres no aceptan que su hijo tiene sobrepeso.

El médico especialista en cirugía metabólica de la obesidad Alfredo Alonso Poza, jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario del Sureste de Madrid (España) y quien participó en el XI Congreso Latinoamericano de Video Cirugía celebrado hace dos semanas en Ciudad de Panamá, declaró a la agencia Efe que tanto los médicos como los cirujanos consideran la obesidad como “la nueva epidemia del siglo XXI” y que “la obesidad mórbida es un problema tan importante como el cáncer”, por lo que recomendó prevenir desde la infancia este problema para que “un niño gordo no llegue a ser un adulto realmente obeso”.

Sin embargo, los bebés gorditos siempre habían sido bien vistos...

¿Robustos o con sobrepeso?

“Anteriormente se pensaba que la persona gordita era saludable”, dice la licenciada María Fernanda Párraga, quien posee una maestría internacional en Nutrición y Dietética Aplicada, y agrega que “a veces los padres no quieren ver que sus hijos están cayendo en un grado de sobrepeso y obesidad”.

La especialista refiere que a su consulta llegan adolescentes acompañados de papá o mamá que también tienen sobrepeso. Esto se da, señala, porque la comida diaria incluye básicamente carbohidratos y proteínas, pero carece de vegetales y frutas.

La pediatra Verónica Torres Rodríguez señala que se puede considerar “niño sano” a aquel que tiene completo bienestar físico, mental y social, para lo cual se lleva a cabo el conocido Control Niño Sano, que consiste en una serie de actividades preventivas y de detección precoz de los problemas de salud más habituales, con el fin de garantizar el crecimiento físico y desarrollo psicológico óptimo del menor.

Dicho control se realiza desde el nacimiento, incluso desde la vida intrauterina; de ahí la importancia de la alimentación de la madre durante todo el embarazo. Se debe promover la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida, ya que con ella se satisfacen todos los requerimientos de energía y nutrientes hasta esa edad.

Posterior a esto se debe iniciar una buena ablactancia (periodo de transición entre una dieta basada en lactancia materna a otra sin leche materna) en pequeñas cantidades e ir aumentando gradualmente según el crecimiento del niño.

La mesa familiar

Alimentos con altos contenidos en azúcares refinados, carbohidratos, sodio y grasas complejas conducen, con mucha seguridad, al sobrepeso y luego a la obesidad. Por ello la necesidad de que en el refrigerador de la familia no se cuente con aquellos.

No solo es decirles “no comas”, es también darles ejemplo, pues los hábitos de los padres inciden directamente en la salud de sus hijos. Si el niño hace deporte en la medida en que sus padres lo hacen, con seguridad van a ser un reflejo de la salud de ellos. Si a esto le sumamos la herencia genética, será complejo cambiar las consecuencias en la salud, a menos que desde muy pequeños se trabaje en un estilo de vida saludable y diferente al de sus antecesores, señala Myriam Ramírez Mieles, médica pediatra y gerenta de Veris Costa y Cuenca.

Ella recomienda introducir los azúcares y la sal lo más tardíamente en la alimentación de los niños y evitar productos enfundados, enlatados, empacados, dorados, procesados en su alimentación.

Las refrigeradoras deben contar con frutas, verduras, hortalizas, carnes blancas y menos carnes rojas. El agua debe ser el líquido que calme la sed y no los jugos artificiales; asimismo, la fruta siempre es mejor opción que un jugo, por natural que sea.

Actividad física
La falta de actividad física es clave, indica Párraga. Antes a los chicos se les permitía salir a jugar, pero ahora por la inseguridad, por la gran cantidad de tiempo que los padres destinan al trabajo, incluso por la escasez de canchas y escenarios deportivos en cada barrio, así como por los horarios extendidos de clases, los chicos llegan a hacer la tarea y a descansar frente a la televisión o al videojuego. Por eso, “es importante que de las cinco horas que actualmente se destinan a la actividad física en escuelas y colegios, por lo menos tres sean dedicadas netamente a actividades deportivas y que los padres en casa también se preocupen de hacer que sus hijos tengan actividad física, en lugar de solo darles un celular o un videojuego”.

Consecuencias
Ramírez señala que las alteraciones en la tolerancia a la glucosa e insulina son quizás la más importante de las consecuencias de la obesidad, que fácilmente puede conducir a diabetes desde la infancia o adolescencia, aunque su repercusión se observa más en la edad adulta, como la presión alta y el desgaste de los cartílagos de las rodillas que llevan a la artrosis. Psicológicamente impacta en la autoestima de la persona; chicos y chica sufren bullying en las escuelas, colegios, universidades, trabajos y hasta en la familia.

La obesidad infantil es uno de los problemas más importantes de la salud pública; su impacto siempre será mayor versus la curación y los grandes costos de la rehabilitación, señala Ramírez. Pero si ya se ha presentado, es importante que toda la familia acompañe al niño o adolescente en la remediación, cambiando los hábitos alimentarios e incorporando una rutina de actividad física con el adecuado control de un especialista.

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