Kiva, antibullying

08 de Abril de 2018
María Gabriela López C.

La palabra “innovación”, en el ámbito educativo, no solo se refleja en el uso de herramientas digitales dentro del aula, sino también, en el compromiso de los colegios para enfrentar los problemas que se presentan en las aulas; entre ellos, el acoso escolar (bullying).

KiVa (acrónimo de Kiusaamista Vastaan, que significa “contra el acoso escolar”) es un método creado en Finlandia en la Universidad de Turku en 2007. “Según un estudio en el que participaron 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años, este sistema logró eliminar el acoso en cerca del 80% de las escuelas y lo redujo en el otro 20% en Finlandia”, reportó la BBC.

Luego, países como España, Suecia y Reino Unido optaron por implementarlo en sus escuelas. Según datos de la ONG Bullying sin fronteras, en los últimos años Latinoamérica ha registrado un incremento en denuncias por acoso escolar, por lo que Argentina, Chile, Colombia y Perú han empezado a implementarlo también.

El programa KiVa cuenta con actividades dentro y fuera del aula. Los profesores, previamente capacitados en el programa, trabajan con los alumnos sobre la importancia de evitar y detener el acoso. Luego, en casa, se complementa con un videojuego a través de una plataforma virtual que enfatiza en la importancia de la prevención. La metodología resulta innovadora al darle protagonismo al testigo del acoso.

Generalmente, en situaciones de acoso escolar las instituciones educativas, psicólogos y padres de familia atienden al acosador y a la víctima; sin embargo, el rol de los testigos no se toma en cuenta. El programa KiVa trabaja con aquella mayoría que también forma parte del problema: los compañeros de clase que observan, pero deciden callar, reírse o participar en la intimidación. Ya sea por miedo, indiferencia o desconocimiento de cómo actuar, la participación de los compañeros de clase resulta primordial en los casos de acoso. El éxito de KiVa se logra cuando los estudiantes no apoyan ni aceptan silenciosamente al acosador, sino que apoyan y/o defienden a la víctima y visibilizan el acoso. Es decir que la comunidad educativa comprende que el acoso escolar es un fenómeno de grupo.

Angélica Jaramillo, máster en Psicopedagogía, considera que los testigos son responsables de forma directa de evitar las secuelas psicológicas que el acoso escolar deja en la víctima, al involucrarse activamente en prevenir, denunciar o detener las agresiones.

Aunque en nuestro país aún ninguna institución educativa emplea el método KiVa formalmente, podemos desde casa empezar a inculcar la prevención como estrategia de defensa. Enseñar a nuestros hijos que somos responsables de lo que decimos y también de lo que callamos permite que métodos como este sean exitosos en los entornos escolares. (O)

*Educadora del Programa Bachillerato Internacional, Licenciada en Publicidad y Redacción creativa, máster en Literatura Hispanoamericana.

gabulopez_c@hotmail.com

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