Bebés con actitud

14 de Septiembre de 2014
Sheyla Mosquera

Un niño amado y bien atendido crecerá más seguro de sí mismo.

Un bebé deseado por sus padres es la clave para que nazca sintiendo que lo aman. Por eso es importante que sea buscado, aceptado y planificado. Para ello, dice la doctora Patricia Ordóñez, directora del Kinderzentrum, se deben informar, capacitar y orientar sobre este nuevo ser que se está formando en el vientre.

“El feto tiene una íntima relación con su madre. Todo lo que ella siente, el aire que respira, los alimentos que ingiere o lo que consume, el bebé lo asimila, es decir, lo hace suyo. Incluso, si ella tiene mucho estrés por diferentes condiciones, se eleva el cortisol, una hormona que predispone a que su hijo nazca estresado e irritable”.

Desde la concepción, explica Andrea Hernández, doula de parto, educadora perinatal y consultora en lactancia, el bebé percibe y absorbe todo su entorno, y el entorno inmediato es el útero materno. Por lo tanto, según la forma en que se lleva el embarazo marca muchas pautas para el desarrollo físico y emocional de este.

“No tendremos un bebé con facilidad para dormir si tuvimos una madre sumamente angustiada, estresada o temerosa sobre su proceso. El cortisol que generó esa madre por su situación pasó a través de la placenta al bebé, haciendo que este genere su propio cortisol”.

Además, para que el niño se sienta feliz, explica Ordóñez, cuando nace se deben cubrir las necesidades básicas que son las corporales y psíquicas. Él debe sentirse atendido en lo que se refiere a su alimentación, cambio de pañales, cercanía, calor, protección e interés de sus padres en irlo conociendo poco a poco, ver la cara de la madre o el padre. Incluso escuchar la voz de su progenitora lo tranquiliza.

Después de haber estado nueve meses en el vientre materno, menciona, al bebé le costará tiempo adaptarse al nuevo entorno, es por eso que la cercanía física y emocional de la madre resulta indispensable para que poco a poco empiece a conocer el mundo.

Vínculo afectivo

Según Hernández, los primeros meses del bebé en casa son de mucha entrega. Hay mamás que llegan a pasar todo el día en pijamas, pierden la noción del tiempo, no saben dónde dejaron los lentes, dónde pusieron el libro o si hirvió o no el agua. Toda su concentración, fuerza y dedicación están en su hijo.

Por supuesto, agrega, las madres que tienen a alguien que las sostenga emocionalmente desarrollan más rápidamente un buen vínculo con sus bebés. Están más atentas y perceptivas a los “soniditos” que hacen sus hijos, acuden con mayor prontitud a su llamado nocturno, lo cual genera en el niño seguridad y certeza de que será atendido, protegido y amado.

Los bebés que no se sienten atendidos en sus necesidades corporales y psíquicas, dice Ordóñez, sentirán abandono, deprivación, y estas condiciones no favorecerán para que se vaya desarrollando de manera positiva en las diferentes áreas.

Igual opina el psicólogo clínico Samuel Merlano. Si los bebés sienten que no son amados y no tienen una buena atención, mostrarán una actitud irritable, de llamar la atención y rasgos básicos de agresividad, como lanzar objetos, morder o retirar a una persona de su lado.

En el caso de que las mamás trabajen, menciona Ordóñez, lo ideal es que busquen a una persona de confianza (abuela, suegra, hermana) para que pueda permanecer con el bebé hasta que regresen del empleo. “Es muy importante que él sienta que lo cuidan con toda la dedicación, atención y amor, mas no por obligación, ya que esto lo percibe él”.

Si un bebé crece lejos de sus padres, lo ideal es que exista una persona con la cual el niño establezca un vínculo. Este es un lazo físico y emocional que hará que se sienta seguro, protegido y amado. Este sentimiento tendrá un efecto a largo plazo, pues el niño que se siente seguro podrá desarrollarse mejor en el aprendizaje.

Según Merlano, las madres deben tener un compromiso de amor con los bebés la mayor parte del tiempo, porque es donde se van creando las bases de la autoestima y aceptación. Ellas cuando les hablan a los hijos y los atienden en este periodo de la vida, estos sienten tanta alegría y deseo de vivir que van transmitiéndose en el proceso de desarrollo que tendrá.

Lactancia e intimidad

También es importante conocer que los bebés que toman pecho durante al menos los primeros cuatro meses tienen un mejor desarrollo emocional que los que usan biberón. Según Hernández, más que por la leche, es por el vínculo que se crea entre la madre y el hijo.

Además de los nutrientes e inmunidad que ofrece la leche materna, explica, el dar de lactar brinda un espacio de intimidad y quietud con el bebé. Si la lactancia fluye instintiva y naturalmente, se creará un lazo que perdurará por siempre. Sin embargo, la situación actual de la mujer y la rapidez con la que se empuja a la recuperación en el posparto, agrega, ha influido negativamente en el establecimiento de la lactancia y la vinculación materna. Cada vez más y más madres abandonan la lactancia por mal asesoramiento, falta de tiempo o “no tener leche”.

Incluso, dice Hernández, también hay que mencionar los perjuicios que genera la desatención a los llamados de los bebés. “De nada le sirve a una madre dar de lactar exclusivamente si no va a ir con su bebé a las 03:00 a consolarlo. Un estudio francés indicó que dejar llorar a un bebé genera los mismos estragos en el cerebro que una noche de alcohol. Evidentemente, no es algo de lo que se vaya a morir”.

El bebé que llora mucho, sea cual sea la razón, produce al igual que en la madre estresada la hormona cortisol. Cuando los adultos están estresados sienten dolor de cabeza, malestar estomacal, dolores musculares, fatiga, tensión constante, y sobre todo no pueden dormir. El bebé siente de igual forma, con la diferencia que no lo puede expresar, ni entender, solo puede llorar.

Por último, dice Merlano, los bebés que son desatendidos constantemente por los progenitores llorarán insaciablemente buscando que vengan a su pedido, pero si no hay repuesta por un largo tiempo y sienten que sus necesidades no fueron satisfechas, inconscientemente van creciendo con vacíos afectivos que afectarán gravemente su maduración y equilibrio emocional. De ahí la explicación de que muchas personas adultas son más presas de las adicciones y comportamientos autodestructivos.

Los bebés que no se sienten atendidos en sus necesidades corporales y psíquicas sentirán abandono, deprivación, y estas condiciones no favorecerán para que se vayan desarrollando de manera positiva...”. Dra. Patricia Ordóñez

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