Amorosa protección

06 de Mayo de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Toda madre debe poner límites a los hijos para que estos aprendan reglas psicológicas y se sientan protegidos.

Cuando Priscilla, de 35 años, se enteró de que iba a ser madre, sintió la necesidad de proteger a su bebé. Empezó por acudir mes a mes donde su ginecólogo para que controlara su embarazo. Como prueba aún conserva cada ecografía que muestra cómo Santiago, de ahora 6 años, iba desarrollándose.

A medida que pasaban los meses, dice, su sentimiento maternal aumentaba, sobre todo cuando su bebé le daba pataditas o se le acurrucaba como una bolita a un lado del vientre. 

“Cada vez que se movía le hablaba para que cuando naciera reconociera mi voz. Me invadía un sentimiento inexplicable que me invitaba a cuidarlo porque quería lo mejor para él y fue exactamente lo mismo que sentí al verlo por primera vez”, asegura.

A medida que Santiago iba creciendo, dice Priscilla, aumentaba la necesidad de cuidarlo. Antes de matricularlo en el jardín de infantes investigó quienes eran las maestras, su sistema de enseñanza y consultaba con conocidos si la elección que estaba tomando era la correcta para el cuidado y aprendizaje del niño.

“Le enseñé, sin que sintiera temor, que no debe acercarse a ningún extraño, que nadie debe tocarle sus partes íntimas  y tampoco dejarse pegar”.

Ella asegura ser únicamente una madre protectora, sin exagerar de cada situación que rodee a su hijo. No solo vigila su estado de ánimo, sino todo lo que implique su bienestar mental, físico e intelectual. Para ello le pone límites y siempre estará pendiente de que adquiera nuevos conocimientos.

Enseñar límites

Según la psicóloga clínica Romy Albuja Arteaga, proteger a un hijo significa cuidarlo, ponerle límites y enseñarle prevención desde muy pequeño. De esta manera se evitan los excesos, las incontinencias (actuación desbordante), las exageraciones y los desastres.

Cuando una madre los impone  no solo está protegiendo físicamente a su hijo, sino que le está enseñando al mismo tiempo las  reglas psicológicas, es decir que hay un tope, un hasta aquí y que un no es tan importante como un sí.

Con los límites, los vástagos también están aprendiendo valores como autocontrol, orden, limpieza, respeto y actuar correctamente, entre otros. Un ejemplo es inculcar al niño que nunca debe tomar un objeto ajeno para quedárselo porque eso es robar, o si tiene ganas de abrir una funda de comida chatarra en un supermercado, siempre debe llevarlo a la caja para ser cancelado, de lo contrario se estaría burlando de las leyes.

“La madre tampoco tiene que caer en la exageración del proteccionismo maternal, sino quedarse en la línea media. De lo contrario pasaría a ser sobreprotectora”.

Hacerlos autosuficientes

Otra  manera de proteger a los hijos, dice la psicóloga clínica Cecilia Chávez Bowen de Larrea, consiste en prepararlos para ser personas autosuficientes, con criterio y con fortaleza física y emocional.

Es muy importante, además, que la madre deje claro que cuentan con su apoyo y con su presencia. Eso significa, agrega, dedicarles el tiempo suficiente para compartir con ellos. Así podrá disfrutar de sus alegrías o consolarlos cuando sufran.

También es beneficioso permitirles que elijan las actividades extracurriculares hasta que descubran sus aptitudes y vocación y puedan desarrollar su potencial. Por eso es preferible inscribirlos, un año en algún curso de arte, otro en deportes, entre otros.

Las madres deben saber, agrega Chávez, que los hijos se sienten protegidos por ellas, especialmente cuando reciben su amor incondicional. Si las posibilidades económicas del hogar lo permiten, lo ideal sería que ella pudiera quedarse y cuidar a su hijo los primeros años o meses de su vida.

“Es emocionante ser testigo de sus primeros logros en su camino a su independencia: gateo, primeros pasos, ingreso al jardín de infantes, primer día de escuela, presentaciones artísticas, ferias de ciencias, competencias deportivas, graduación, entrada a la  universidad o primeros viajes, entre otros”, asegura Chávez, quien además es orientadora familiar y terapeuta de parejas.

También es importante estar en los momentos muy delicados del hijo que requieren total atención y son prioridad uno, como  preparación para los cambios hormonales, primer enamoramiento, adaptación social y, a veces, ciertos obstáculos que los estresan y que depende de una buena orientación para que no los vivan como fracasos sino como experiencias.

Momentos especiales

La madre, dice Chávez, debe estar siempre en los momentos especiales de sus hijos, haciéndoles saber que son importantes y su orgullo. No a manera de presión, ni con chantajes emocionales, sino de manera franca. “Esto se logra al valorar a cada hijo por lo que es y no comparar con otros creyendo que así se inculca la competencia sana”.

Según ella, la frase “Raíces y alas” resume el concepto de ser madre. Las raíces son los cuidados básicos (salud, demostraciones de amor, educación básica y, por supuesto, valores), en cambio, las alas son para que recorran su mundo por sí mismos.

“Hay que darles raíces fuertes y luego, aunque tengan sentimientos encontrados, estimularlos a volar. Es vital para la autoestima de un hijo que su madre lo acompañe en sus primeros pasos, en cada área, pero llega el momento en que hay que ir tomando distancia para que alce el vuelo solo”, recalca.

Estimular el vuelo, dice, porque a veces hay madres que esperan que el hijo decida abandonar el nido, pero lo han criado con temores o exceso de comodidades y él no querrá hacerlo.

Hay que tratar de no aliviarles toda la carga de dificultades, porque tienen que aprender a ser responsables y a enfrentar problemas.

“Es doloroso para una madre, pero es necesario, además podemos guiarlos, pero no hacer las cosas por ellos. Hay lecciones que necesitan de la experiencia personal y no de enseñanzas maternas”, asegura.

 

El mensaje  de la campaña

‘El trabajo más difícil del mundo es el mejor trabajo del mundo’ es el mensaje que Proter & Gamble deja como reflexión acerca de las madres en su video comercial para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En apenas dos minutos resume todo el amor y la dedicación que ellas, en cualquier parte del mundo o condición social, tienen con sus hijos desde que son pequeños hasta que se convierten en deportistas exitosos. El conmovedor video lo encuentran en YouTube con el nombre de El Mejor Trabajo del Mundo.

 

 

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