Mentir por amor: ¿Es válido?

05 de Abril de 2015
Diana J. León

¿Pueden las mentiras sustentar y mantener una relación amorosa? ¿Son necesarias si se quiere conservar la paz? Un nuevo libro sugiere que sí.

Que el amor y las mentiras trabajan en conjunto para mantener un matrimonio. Más aún. Que las mentiras son necesarias en una relación a largo plazo y que si no queremos sentirnos engañados, debemos estar conscientes de que nos mentirán y, claro, también debemos disponernos a creer esas mentiras.

Estas son algunas de las crudas afirmaciones que el novelista y profesor de Filosofía Clancy Martin hace en su libro Love and Lies: An Essay on Truthfulness, Deceit, and the Growth and Care of Erotic Love (Amor y mentiras: un ensayo sobre la honradez, engaño y el desarrollo y cuidado del amor erótico), publicado a inicios de este año.

Es una tesis atrevida, pero el autor canadiense tiene sus argumentos. “La sonrisa que le das a tu pareja a pesar del enojo que sientes cuando puedes escucharla masticar, ese es un dulce engaño doméstico”, dice. Y también se fundamenta en su experiencia personal: “Hay muchas mentiras que mi esposa y yo confiamos decirnos. Yo le pregunto: ¿En qué piensas? Y ella me tranquiliza con una mentira agradable relacionada con lo que vestirá para la cena”, escribió Martin en un artículo de opinión para el periódico The New York Times.

El autor, quien se ha casado tres veces y divorciado dos como consecuencia de sus infidelidades, asegura que todo es en nombre del amor y el bienestar de las parejas. “El amor es un bien mayor a la verdad. Guarden su implacable búsqueda de la verdad para el laboratorio. Nosotros, los amantes, preferimos ser como Shakespeare: Por lo tanto, yo miento con ella y ella conmigo, y las dulces mentiras que nos contamos uno al otro enmascaran nuestros defectos (Soneto 138). No se preocupen tanto de la verdad, mejor cuiden el uno del otro”.

Portada de Amor y mentiras.En la web puede consultarse también una entrevista realizada por la tercera y actual esposa de Martin, Amie Barrodale, en la que ella le pregunta directamente: “¿Si una esposa ha engañado a su esposo, debería contarle?”. Y él le responde con la misma franqueza: “Creo que no debería decirle inmediatamente, el proteger la relación debería ser su objetivo. Y ese amor puede requerir, a veces, llevar el peso de una mentira por algún tiempo. Tal vez, luego sea necesario decir la verdad”.

En definitiva, el autor cree que no se trata de una publicación negativa o pesimista. Así lo dijo en una entrevista para The Paris Review: “Se trata de ver el amor como realmente funciona en nuestras vidas y no como quisiéramos que fuera, o como algún gurú dice que debe ser... Amor y mentiras es rotundamente motivador”.

La periodista estadounidense Adelle Waldman, quien escribió una crítica de Amor y mentiras, tiene sus objeciones frente a las aseveraciones de Martin. Aunque resalta “la sinceridad desnuda” del autor, cree que el libro es un genuino pero fallido intento del autor para darle sentido a su propia vida.

¿Cómo se comunica con su pareja? Coméntenos

Un mal de la infancia

Martin afirma en su libro que este comportamiento (mentir a quienes se ama) comienza a temprana edad.

“De niño era un sabelotodo y eso me hizo poco popular. Los otros niños están celosos porque eres muy inteligente, me decían. Esas mentiras de amor nos permiten continuar”, relata.

La psicóloga clínica Romi Albuja coincide en que la raíz del problema puede encontrarse en la infancia, aunque no justifica el engaño.

Por ejemplo, una de las situaciones en que un niño puede mentir por amor surge cuando uno de sus progenitores lanza una pregunta, en apariencia, inocente: “¿A quién quieres más? ¿A tu papá o a mí?”. El menor no quiere herir los sentimientos de su madre y le dirá que la quiere más a ella, aunque eso pueda no ser cierto.

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“Ese comportamiento se mantiene hasta la adultez. Entonces, se convierten en personas a quienes no se les ha enseñado a decir lo que piensan”. Y así, esta manera de actuar se traslada a su relación de pareja y fingen algo que no son.

Decir lo que se piensa pero con amor y respeto. Ese es el antídoto para disfrutar de un relación que no necesita mentiras para sobrevivir, afirma Albuja. Pues, en contraste con el matrimonio duradero basado en engaños que describe Martin en su libro, la especialista cree que una vida así puede convertirse en una cárcel y oprimir a uno de sus miembros.

“Hay mentiras que tienen una intención negativa. Se quiere engañar, burlar y utilizar a la otra persona. Se cambia o disimula la verdad y, luego, el mentiroso siente la satisfacción de no ser descubierto”, precisa. “Pero hay otras mentiras que se generan por miedo a la reacción del otro. Se busca complacer y eso termina en un sometimiento y en una carga pesada”.

Albuja reconoce que existen matrimonios que permanecen por años bajo ese sistema, pues es la fórmula que les ha funcionado para mantenerse juntos, pero las parejas más jóvenes no lo aceptan.

La especialista plantea el siguiente escenario para ilustrar las consecuencias de una mala comunicación: El esposo decide, un viernes, ir a jugar fútbol en lugar de dirigirse directamente a la casa, junto con su esposa. Ella sospecha que existen otras razones tras la decisión de su pareja, quizás le atrae otra mujer a quien puede ver en el juego, y comienza a celarlo. “Pero lo cierto es que no hay engaño”, dice Albuja. “Simplemente a su esposo siempre le gustó jugar fútbol pero, por complacer a su esposa, nunca se lo dijo, y siempre iba directamente del trabajo a la casa. Entonces, ella debe esforzarse por entender que su esposo no se niega a estar con ella, solo quiere ir a jugar fútbol”.

Cuidar la relación

Pero ¿dónde quedan las mentiras ‘blancas’? Esas que, según Martin, contribuyen a la armonía de la relación. “Lo que es cierto ahora puede convertirse en mentira, y viceversa. Ciertos días decir ‘te amo’ no se sentirá tan honesto, pero expresa una verdad más profunda que el amor necesita para sobrevivir”, sostiene el autor.

Entonces, ¿en ese caso sí se justifica mentir? No, según la especialista. “Puede que uno de los dos se sienta un poco enojado por alguna decisión con la que no estuvo de acuerdo, pero no es necesario mentir o forzarse a decir te amo”. En su lugar, sugiere realizar otras acciones en favor de su pareja que contengan el mismo mensaje y que fortalezcan su confianza.

Para una relación saludable, lo mejor, continúa, es hablarse con franqueza desde que se están conociendo, desde el noviazgo. Aprender a comunicarse para evitar sorpresas o malos entendidos en el futuro. “Esto no significa contarle todo nuestro pasado”, advierte la especialista. “Implica hablar con la verdad desde el momento en que estamos juntos”. (F)

 

una opinión

Por: Cecilia Chávez Bowen de Larrea*

Siempre se dice que una relación de pareja debe tener bases firmes: amor y respeto.

Y a partir de estas fortalezas se tiene fidelidad, consideración, valoración, demostraciones de afecto, orgullo de nuestra pareja y deseo de mantenerse juntos y felices. Mentir por mantener la relación no concuerda con esto. Ni las mentiras blancas, porque se corre el riesgo de subirlas de nivel y acostumbrarse a decir una mentira “para salir del paso”.

Si amo a mi pareja, voy a encontrar siempre algo bueno en él/ella. Podré decirle algo bonito sin necesidad de mentir. Esto va a lograr que la relación sea de absoluta confianza y por ende estable.

No se debe ocultar lo que se hace, ni lo que se siente o piensa, en general. Las personas amamos ser libres y contar todo, por eso el éxito de redes como Facebook y Twitter.

Un matrimonio no puede ser represivo, que se sienta que se debe cambiar por el otro. Lo hermoso es que nos comprendan y que esa empatía permite aceptarnos como somos. Y viceversa.

Pero seguro piensan que es un riesgo decirle a su pareja que está equivocada/o, que ha subido de peso, etcétera. Sí, es un riesgo, pero hablamos de una relación de adultos, con confianza para hacer notar algo que pensamos que puede mejorar o que no es bueno para su salud.

Entonces, le podemos decir una cosa que le agrade (Te ves guapa/o) y la “dolorosa” (pero, me parece que has subido un poco de peso), y finalizar con nuestro compromiso de apoyarla/o (¿te parece si empezamos una dieta?).

Si la pareja está cerrada a los cambios, será un problema. En ese caso, el “me parece” nos salvará. Muchas veces quien no resiste una crítica constructiva o una sugerencia de cambio tiene baja autoestima y, por ese motivo, reacciona mal. Por eso es muy importante que nuestra pareja siempre tenga a mano un halago sincero.

Creo que mentir es ser un poco cómodo. En lugar de pensar en las virtudes de nuestra pareja, caemos en frases clichés.

A veces, igual se caerá en decir mentiras, porque ya es una costumbre social; pero en pareja y en familia podemos tener mejores hábitos. ¿Se animan? (O)

* Orientación Familiar y Terapia de Pareja

 

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