¡Alerta! los perfeccionistas

26 de Abril de 2015
Sheyla Mosquera

Detrás de esta obsesión existe un profundo miedo y una gran preocupación ante los propios errores.

En psicología el perfeccionismo es la creencia o convicción de que un estado ideal puede y debe ser alcanzado. Mientras, la Real Academia Española lo considera como la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.

El investigador David D. Burns, profesor asistente de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania, puntualiza a estas personas como aquellas que se esfuerzan compulsiva e incansablemente hacia objetivos imposibles y que miden su propio valor enteramente en términos de productividad y éxito.

Asimismo, los investigadores de salud mental Paul L. Hewitt y Gordon Flett definieron la Escala de Autopresentación Perfeccionista que evalúa tres aspectos: percibir la propia perfección, evitar situaciones en que se podría perder esa imagen y ocultar situaciones en las que se ha fallado.

Para la psicóloga clínica Paquita Brito, se trata de un trastorno llamado neurosis tipo obsesivo. Se debe a los miedos y conflictos internos que no se han solucionado y que tratan de esconderse a través de una apariencia impecable.

Pero si las personas son minuciosas solo en ciertos trabajos o en aspectos puntuales de la vida, es una cualidad, y no hay por qué preocuparse. Por ejemplo, al entregar un trabajo o un proyecto que tenga que ver con números, al realizar un diagnóstico médico o en las artes culinarias en las que se precisa el uso de medidas exactas para que el resultado sea satisfactorio, entre otras.

El ser demasiado meticuloso, algunas veces, produce insatisfacción, porque todo lo obsesivo y repetitivo es molestoso. “Corta la libertad, la creatividad, la libertad de expresión y de pensamiento. En estas personas todo debe estar sujeto a una regla que no tiene apertura y al no existir esta es un limitante que encarcela y todo lo que aprisiona produce deseos de liberación”.

Origen

Según el neuropsicólogo Eduardo Santillán, el perfeccionismo se origina principalmente del miedo y la preocupación ante los propios errores que se consideran como una prueba de incompetencia o incapacidad personal propias. Quien lo desarrolla se siente un posible blanco de crítica y rechazo por parte de los demás.

Además, dice, siente dudas sobre su propia actuación, no sabe si lo ha hecho lo bastante bien y juzga su valor personal en función de dicha actuación. En su mente se esconde una autoestima baja y la idea de no ser lo bastante valioso o competente.

Tales ideas, agrega, generalmente son transmitidas por unos padres que también están excesivamente preocupados por la posibilidad de cometer errores y que los demás los juzguen mal por ello. Estos transmiten a los hijos la idea de que si cometen un error o falta, las consecuencias serán terribles.

“Esto queda grabado con fuerza en la mente del niño o la niña, acompañándole hasta la edad adulta, repitiéndose el ciclo también hacia sus hijos. Por ello es una fuente de ansiedad, estrés y autodesprecio”.

La gente es imperfecta, asegura Brito. Quien busca perfección nunca la va a encontrar, siempre habrá una insatisfacción personal, que lleva a criticar y al desagrado. Hay gente que pasa sus dedos sobre una mesa o el piso de la casa u oficina para ver si han limpiado o no. O critican la comida diciendo que no tienen los mismos ingredientes.

En el plano de la enseñanza no dan cabida a la creatividad y todo critican, por ejemplo, a los niños cuando los trabajos no son como ellos piensan que deben entregarse. Por eso, este comportamiento obsesivo puede conducir a la decepción y al fracaso. Estos deben reconocer que las personas pueden cometer errores y que deben aprender de ellos. Sin embargo, al perfeccionista le da pánico decir algo mal, lo cual le impide progresar.

Pero este rasgo también puede llevar al éxito y proporcionar la motivación para perseverar ante el desaliento y los obstáculos. Roedell (1984) sostiene que “en una forma positiva, puede proporcionar la energía motriz que conduce a grandes logros. La atención meticulosa a los detalles es necesaria para la investigación científica, el compromiso que empuja a los compositores a continuar trabajando hasta que la música refleja los sonidos gloriosos que suenan en la imaginación, y la persistencia que mantiene a los grandes artistas ante sus caballetes hasta que su creación encaja con su concepción”.

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Trabajo y hogar

El estrés, dice Santillán, es una de las consecuencias de querer ser inmejorable. Puede provocar dolores de cabeza, pérdida o incremento de peso, insomnio, ansiedad y depresión. Y si la persona continuamente permite que sus expectativas no realistas le dominen, indudablemente afectará su calidad de trabajo.

Durante la aplicación de la técnica de lluvia de ideas (tormenta de ideas) o de un proceso de planificación, el empleado perfeccionista puede llegar a ser excesivamente centrado en la creación de un plan ideal, hasta el punto de que el propio proyecto real nunca se comience. Genera conflictos laborales, dado su nivel de obsesión, ansiedad, negatividad e irritabilidad. Incluso destruye la moral de los equipos de trabajo.

En el hogar, dice Brito, ninguna persona soporta este régimen, porque se basa en reglas que no permiten la liberación del otro. Un hogar funciona cuando hay cambios constantes y estos tienen que hacerse bien. Además, los integrantes deben tener la capacidad de equivocarse y cuando no es permitido hacerlo, de ahí viene la crítica. Para el perfeccionista todo está mal hecho, siempre critica y el dinero nunca es suficiente.

En el hogar, dice Santillán, este es el caldo de cultivo para la disensión, incomprensión, agresividad e incomunicación y, por lo tanto, para la ruptura. En la relación de pareja y el matrimonio una de las consecuencias es la postergación. Existe la tendencia a posponer siempre las cosas, además se maneja un enfoque extremista: todo o nada. Entonces, todo se traduce en una cuota de incoherencia que conduce a la inestabilidad.

“Gradualmente la persona va dejando de valorar a su pareja, y procede a tomar las riendas por sí misma en todo, generándose resentimientos y críticas. Estándares no realistas: las personas minuciosas son muy duras consigo mismas, establecen estándares muy altos de rendimiento. Lo cual conlleva muchas veces a un fracaso de pareja inminente y a cerrarse emocionalmente cuando se sienten mal. Estos tienen pensamientos extremistas: todo es blanco o es negro; y esto puede arruinar una relación por más firme que sea”.

¿Existe solución?

Cuando el perfeccionismo es patológico requiere de múltiples terapias. Santillán propone la psicoeducación y la psicoterapia cognitivo-conductual, entre otras. Incluso farmacoterapia como antiobsesivos, ansiolíticos y antidepresivos, así como la integración al tratamiento de la familia y de ser posible de grupos de apoyo.

Para Brito, las personas deben saber que la perfección solo se logra por momentos en tareas, en espacios de tiempo, en situaciones determinadas, es decir en minutos, horas, días, pero todo el tiempo y en todo comportamiento siempre hay que admitir que la inexactitud es parte del proceder humano, y que solamente un ser es infalible y se llama Dios. Pues la psicología encuentra lo que trata y esta se denomina imperfección. (F)

 

Hipersensibilidad a la imperfección

El psicólogo y educador estadounidense de origen alemán Erik Erikson (1902-1994) creía que el despertar del perfeccionismo puede ocurrir en los años de escuela básica, cuando los niños están en el estadio de desarrollo llamado “industria (aptitud industriosa) versus inferioridad”.

Según el neuropsicólogo Eduardo Santillán, Erikson también decía que los niños que no disfrutan de la experiencia del éxito en la variedad de tareas que se espera de ellos en la escuela y en la casa, desarrollan una hipersensibilidad a la imperfección, porque adquieren la conclusión de que sus realizaciones fracasadas los determinan como seres inferiores. “Ellos sienten que han decepcionado las expectativas de sus padres y maestros, y se ven conducidos a ganar la aprobación de los adultos cumpliendo al pie de la letra”.

 

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