Adolescencia prolongada

05 de Enero de 2014

Según las nuevas indicaciones que reciben los psicólogos en el Reino Unido, la adolescencia ahora dura hasta los 25 años de edad.

“La idea de que de repente a los 18 años eres un adulto simplemente no acaba de cuadrar”, dice la psicóloga infantil Laverne Antrobus, quien trabaja en la Clínica Tavistock de Londres.

“Mi experiencia con los jóvenes es que todavía necesitan una cantidad bastante considerable de apoyo y de ayuda más allá de esa edad”, argumenta.

Antrobus piensa que a menudo se quiere que los jóvenes logren hitos muy rápidamente. Sin embargo, “ahora nos estamos volviendo mucho más conscientes y apreciamos el desarrollo más allá (de los 18 años) y creo que es una muy buena iniciativa”.

Las nuevas directrices buscan evitar que los jóvenes queden desamparados por el sistema de salud y educación cuando cumplen 18 años. El cambio llega con la evolución de nuestra comprensión de la madurez emocional, el desarrollo hormonal y particularmente la actividad cerebral.

La neurociencia ha demostrado que el desarrollo cognitivo de los jóvenes continúa más allá de los 18 años en esta etapa posterior y que su madurez emocional, imagen personal y el propio juicio se verán afectados hasta que la corteza prefrontal del cerebro se desarrolle completamente.

Entonces, ¿son los 25 los nuevos 18? “Junto con el desarrollo del cerebro, la actividad hormonal también continúa hasta bien entrados los 20 años”, asegura Antrobus.

Y añade: “Encuentro jóvenes de 16 a 18 años en los que la actividad hormonal es tan grande que imaginar que se calmará al cumplir 18 es, realmente, un error”.

Para Laverne Antrobus, algunos adolescentes pueden querer quedarse más tiempo con sus familias, ya que necesitan mayor apoyo durante estos años de formación, y que es importante que los padres se den cuenta de que no todos los jóvenes se desarrollan al mismo ritmo.

Pero ¿existe algún peligro de que pudiéramos estar criando a jóvenes que se resisten a dejar la adolescencia?

Infantilización

Frank Furedi, profesor de Sociología de la Universidad de Kent, en Inglaterra, dice que hemos infantilizado a los jóvenes y esto ha dado lugar a un número creciente de hombres y mujeres que se acercan a los 30 años y aún viven en el hogar familiar.

“A menudo se ha reivindicado que es por razones económicas, pero en realidad ese no es el motivo”, opina Furedi. “Hay una pérdida de la aspiración a la independencia y salir adelante por propia cuenta. Cuando yo estaba en la universidad, habría sido una ‘muerte social’ que se le viera a uno con los padres, mientras que ahora es lo normal”, agrega.

“Este tipo de cambio cultural significa básicamente que la adolescencia se extiende hasta más allá de los 20 años y que la psicología, de forma inadvertida, refuerza ese tipo de pasividad, impotencia y falta de madurez y lo normaliza”.

Furedi añade que esta cultura infantilizada ha intensificado la sensación de “dependencia pasiva”, que puede dar lugar a dificultades en las relaciones entre adultos maduros.

“Hay un número creciente de adultos que ven películas infantiles en el cine”, indica Furedi. “Si nos fijamos en los canales de televisión dirigidos a menores en Estados Unidos, el 25% de los espectadores son adultos en lugar de niños”.

Dejar el nido

Furedi no cree que el mundo moderno sea mucho más difícil para los jóvenes. “Considero que no es que el mundo se haya vuelto más cruel, sino que retenemos a nuestros hijos desde una edad muy temprana. Cuando tienen 11 o 12 años no los dejamos salir solos y cuando tienen 14 o 15 los aislamos de las experiencias de la vida real. Además, tratamos a los estudiantes universitarios como solíamos tratar a los escolares, por lo que pienso que es ese tipo de efecto acumulativo de infantilización el responsable de esto”.

Pero ¿deben los padres alentar a los adolescentes a construir su propio camino en el mundo?

La serie de televisión Girls (Chicas), cuyo personaje principal, Hannah Horvath, lucha cada día con las contradicciones de la edad adulta, ha capturado el espíritu del momento.

Los padres de Hannah cortaron su financiación y de repente debe vivir por su cuenta y lidiar con sus “20 años”, cometiendo sus propios errores.

Uno de los tradicionales ritos de paso a la edad adulta siempre fue salir de casa, pero la experta en propiedad raíz Sarah Beeny dice que los adolescentes no tienen que salir de la vivienda de los padres con el fin de aprender a ser independientes y hay enormes ventajas de que varias generaciones convivan juntas.

“La solución para no tener inútiles de 25 (e incluso 30) años viviendo en casa no está en echarlos, sino en que ellos laven su propia ropa, ayuden a pagar la renta, las facturas, asuman la responsabilidad de la limpieza de su habitación...”, considera Beeny.

Fuente: Lea el artículo completo en http://www.bbc.co.uk/mundo

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