Abandonar a papá… ¡no!

17 de Junio de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Algunos padres son abandonados por los hijos en sus propias casas o en los asilos, pero es posible evitarlo.

Ningún padre quisiera ser abandonado por sus hijos. Sin embargo, solo dependerá del concepto de paternidad que haya sembrado en el hogar y del haber mantenido una actitud correcta.

Según la psicóloga clínica Liliam Cubillos, normalmente la tendencia familiar de nuestra cultura es que el papá está bastante alejado de los vínculos afectivos o comunicativos que se establecen entre padres e hijos. Esto sucede porque el paradigma históricamente ha sido de que la educación de los vástagos dentro del hogar es una responsabilidad materna.

Entonces, agrega, el tener este vínculo cercano de la madre constantemente encima de los hijos hace, en algunos casos, que siempre tiendan a refugiarse y acercarse más a ella antes que al padre.

Incluso, aunque la responsabilidad productiva laboral está compartida por la pareja, hacia el interior del hogar, aún se mantiene la tendencia de que los hijos no deben molestar al padre, porque está cansado, ocupado, viendo televisión o leyendo la prensa.

“Los vástagos al ser rechazados sienten que su padre no tiene tiempo para ellos, que no son importantes para él y que valora más la producción económica que el compartir juntos. Por esto algunos buscan en la calle a un padre como referente: en un amigo, un sacerdote, un profesor, un tío o un padrino”.

Siembra una acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino.
Williams James

Generalmente, dice Cubillos, el cariño que sienten los hijos, cuando son abandonados y descalificados, hacia el padre se va transformando en resentimiento, frustración y baja autoestima, ya que este no es lo que hubiera deseado el hijo. Por esto que se produce un abandono socioafectivo, emocional y familiar, y algunos vástagos prefieren dejar a sus padres abandonados en la propia casa o en un asilo.

En los asilos

Según el geriatra Aldo Guevara D’Aniello, sin temor a equivocarse en un 70% o más los padres son abandonados por sus hijos en los asilos. Esto, agrega, no es más que un reflejo de la situación de la familia, de lo que sucede en su interior y de la descomposición de esta célula principal de la sociedad.

“Estos padres tienen más de 70 años de edad y se sienten como un despojo. Con una sensación absoluta de soledad y desprecio. Con sentimientos de venganza, desilusión, agresividad, autoagresión y de haber fracasado como persona y como progenitor. Incluso, a veces, con sensación de culpa”.

Foro

¿Por qué usted abandonaría a su padre en un asilo?Participe

“El deterioro por el abandono es casi que inmediato. Lo primero que presentan es una disminución de la autosuficiencia, seguido por una desorientación temporoespacial aguda y una baja de la autoestima que debilita el sistema inmunitario con presencia de infecciones a repetición”, asegura.

De allí, agrega Guevara, viene la pérdida de peso, la mala nutrición, escaras de decúbito, neumonía y muerte. En pocas palabras, explica, el abandono “indementiza” al individuo, es decir, lo hace demente, más si ya lo estaba o desencadena todo el cuadro.

Pero ellos a su vez, dice, esperan que sus hijos se arrepientan y los rescaten. Abrigan la esperanza de que sea una situación pasajera. O que sea matizada con visitas periódicas e invitaciones a salidas temporales.

Se quedan en casa

Según Cubillos, el padre que nunca llegará a un asilo es aquel que siempre ha sido incondicional con sus hijos y ha cultivado una relación filial de respeto, consideración, reconocimiento y gratitud con ellos.

Por eso, una forma de prevenir este abandono es pensar como padre desde muy jóvenes. Es decir, analizar la importancia que tiene el rol paterno y de lo que va a construir en la sociedad con sus futuros hijos. Sobre todo, saber que lo que está sembrando en ellos es su propio cuidado cuando ya no sea útil y no pueda sostenerse.

“Hay que valorar la responsabilidad de dar a luz a un hijo, porque aunque la mamá es la que pare, los dos dan a luz, pues ambos decidieron traer hijos al mundo, y hay que estar conscientes de que lo que van a recibir de ese ser mañana es lo que nosotros sembramos hoy”, asegura Cubillos.

También hay padres que a pesar de no haber estructurado un vínculo afectivo con sus hijos son cuidados por ellos. Esto, menciona, tiene que ver con algún tipo de elaboración o de reflexión, terapia o trabajo espiritual que les otorga capacidad de perdón, porque, después de todo, mal o bien es su padre.

Incluso, dice Cubillos, hay algunos hijos que logran descubrir, pese al escaso vínculo afectivo con el padre, lo valioso que es tenerlo en vida, ya que este no sabía cumplir su rol y a su vez también fue abandonado.

Asimismo, hay hijos que aunque su padre les dio una vida sin carencias afectivas ni económicas, se comportan de manera egoísta e incluso se hacen muy duros por influencias, muchas veces, de sus parejas. Otros, en cambio, anulan al padre porque les significa un estorbo para sus intereses económicos, lo cual habla de que no hubo ningún vínculo afectivo, sino que este padre lo que instaló en sus hijos fue que el amor es igual al dinero.

Por último, Guevara sugiere a los hijos que han abandonado a sus padres que reflexionen por el paso dado y que piensen en el mañana. “Es un mal precedente para su futuro, las nuevas generaciones actuarán igual o peor. Y pensar que no es una solución. Es una alternativa que puede ser remozada, mejorada, actualizada”.

Hijos, a reflexionar

La psicóloga Liliam Cubillos sugiere a los hijos concienciar sobre la importancia de tener a un padre a su lado. Por ello dice:

• Si un hijo tiene resentimientos hacia su padre, debe buscar ayuda terapéutica para ver si le nace poder perdonarlo y en esa dimensión humana disfrutar de este mientras lo tenga.

• Jamás olvidar que el dinero es importante, pero no compra la felicidad ni el vínculo filial paternal. La compra la dedicación, comunicación, el afecto y el dejar un espacio en la agenda diaria para el diálogo de padres e hijos.

 

 

  Deja tu comentario