¡Alerta!: Vacaciones sedentarias

08 de Enero de 2012

Los niños que pasan inactivos muchas horas en tiempo de vacaciones tienden a cambiar su carácter y a deteriorar su salud. Pero ¿quiénes son responsables?

Si los niños en vacaciones pasan largas horas sentados frente a un computador jugando nintendo o Ebox, consumiendo comida chatarra y sin querer cambiar estos hábitos, es porque se han vuelto sedentarios. Sin embargo, el problema muchas veces no es de ellos, sino de los padres o de quienes están a su cuidado.

Según la psicóloga clínica Glenda Pinto Guevara, entre los motivos más comunes tenemos a padres que aducen no tener recursos suficientes para el costo de algún curso o taller vacacional en los que sus hijos físicamente estén activos. También porque los consideran inseguros, imprácticos, de difícil acceso o ruta y con horarios inconvenientes para los progenitores.

Pero, principalmente, influye la filosofía de que el hijo “necesita descansar” de sus actividades formales de estudio, una vez que ha concluido con logros académicos esperados. Por lo tanto, se merece el poder hacer con su tiempo libre lo que le plazca.

Muchos padres, agrega Pinto, tienden a minimizar la importancia de que su hijo se ejercite lo suficiente, temen mucho más por su seguridad fuera de casa que prefieren que se quede dentro de ella en compañía de sus amigos tecnológicos. Sin comprender que, sin desearlo, están gestando el camino para una conducta adictiva y peligrosa como lo es la adicción a la tecnología o tecnofilia.

Para la psicóloga clínica Patricia Nevárez Páez, con licencia en gimnasia cerebral, es importante conocer que  existe una conexión entre el movimiento o ejercicio físico y la función cerebral, que activa una serie de procesos que son los que se encargan de mantener y proteger a las células nerviosas.

Ambos enlaces, agrega, estimulan el libre flujo de información dentro del cerebro, mejorando su funcionamiento y facilitando el aprendizaje de cosas nuevas. Por ello, una temporada vacacional sin tener mayor actividad o una vida sedentaria no es beneficiosa tanto para niños como para adolescentes.

“Ellos se vuelven pesados, perezosos, aburridos, terminan estresándose al no tener nada que hacer y tienden a pasarse comiendo la mayor parte del día o conectados a internet, lo que genera roces y discusiones con sus padres”.

Tampoco, dice Pinto, comparten actividades ni dialogan con la familia, pues pasan más de tres horas frente a la pantalla del computador, televisor o videojuego,  se irritan si se los quiere alejar de tales equipos y no realizan actividades propias y naturales de niños. Además, alteran sus horarios de comida y del apetito, entre otras.

Asimismo, dice el cardiólogo Roberto Lecaro Pazmiño, los niños o jóvenes sedentarios tienden al sobrepeso y a la obesidad, que usualmente se acompaña de colesterol alto, triglicéridos aumentados, presión sanguínea elevada. “Actualmente se observan casos de diabetes del adulto en niños sedentarios y obesos”.

Tiempo limitado

Según Pinto, el tiempo en actividades sedentarias debe ser limitado para los niños. De lo contrario se corre el riesgo de que padezcan alteraciones a nivel psicológico y físico. Es necesario no permitirles permanecer más de 30 minutos frente a la computadora o al televisor. También controlarles el tipo de juegos de los cuales es partícipe, porque pueden influir en su carácter.

Incluso se debe tener especial cuidado con las distracciones que “estacionan” al chico, es decir, aquellas que lo ocupan por horas en un solo lugar, por ejemplo, esos juegos que parecen de nunca acabar.

Estas actividades, agrega, que repiten una serie de patrones poco variados, desarrollan hasta cierto punto la habilidad de razonamiento espacial, pero impiden las habilidades lingüísticas.

“Puede que sea muy hábil en los juegos, pero incapaz de resolver las señas no verbales de las personas que están delante de él. También se anula su capacidad de plantearse objetivos o resolver problemas que no obedezcan a un determinado patrón”.

Incentivar la actividad

Si los padres no tienen suficiente dinero para pagar un curso vacacional donde sus hijos estén activos, Nevárez sugiere  incentivarlos a poner en práctica los llamados juegos de salón, que engloban una serie de actividades que implican movimientos y que estimulan áreas cognitivas como atención, concentración o solución de problemas, entre otras.

También, agrega, pueden realizar actividades cotidianas que promuevan la responsabilidad, autonomía o colaboración como, por ejemplo, preparar un plato especial o ayudar a elaborarlo; incentivarlos a que aprendan a cocinar, a realizar alguna reparación en casa, a pintar o a encargarse del jardín.

En el caso de que puedan salir de su casa e ir a lugares cercanos, ellos podrían ayudar en las actividades que realiza la iglesia a la que pertenecen. También es buena idea llevarlos a que aprendan cosas nuevas y se desempeñen como ayudantes en una mecánica, carpintería, taller de reparaciones de objetos eléctricos o colaborar en un ancianato u orfanato. Incluso, enseñar algún deporte u ofrecer su tiempo libre para acompañar a otros.

Por último, desde el punto de vista psicológico, dice Nevárez, el niño debe sentirse útil, descubrir habilidades, conocer cosas nuevas. Sobre todo saber que puede hacerlas y muy bien es estimulante y gratificante, a más de reafirmarles su valoración personal, situaciones que no son experimentadas desde una vida sedentaria. (S.M.de.C).

 

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