Lleve los modales al gimnasio

Por Mariquita Noboa
08 de Noviembre de 2015

Nunca antes, en la historia de la humanidad, se le había dado tanta importancia a la apariencia física. En la actualidad, se encuentra un gimnasio en cualquier esquina de cualquier barrio, de cualquier ciudad de cualquier continente.

Lo importante es que cuando vamos al gym sepamos que también aquí hay que observar normas de buena convivencia, que no son otra cosa que la demostración del buen vivir trasladada a esta dependencia donde la adrenalina y el sudor son parte de la tendencia actual.

• Disponga siempre de una toalla para uso personal. Algunos clubes privados o gimnasios de buen nivel suelen proporcionar toalla a cada practicante. Recuerde devolverla cuando finalice su rutina.

• Si hay una máquina dispensadora de agua, y los correspondientes vasos de papel, ubíquelos luego en el respectivo tacho de basura.

• Apague su celular. Este no es el momento para recibir o hacer llamadas. Si fuera imprescindible, hágalo afuera del recinto de manera que nadie se entere de las últimas novedades en su vida. O mejor aún, deje el celular en el casillero y disfrute de la actividad física sin interrupciones agobiantes.

• En un gimnasio público, o en el de su club, se observan las mismas normas de respeto. Si va a utilizar la caminadora o la bicicleta estática, pregunte primero cuánto es el tiempo destinado para cada usuario. Es verdad que no estamos en West Point, pero hay que ser cuidadosos con el tiempo.

• Las pesas, ligas, colchonetas, pelotas o mancuernas que le fueron entregadas para realizar su ejercicio, déjelas en el mismo sitio que las encontró. Hay un principio universal para vivir bien: sea considerado.

• Si tiene audífonos o una pantalla de televisión frente a usted, que sea solo para usted. Ajuste el nivel de sonido de manera que no perturbe a su vecino.

• Al gimnasio no se va a demostrar los músculos estilo Superman. Sea discreto.

• El bienestar que se busca en la práctica deportiva depende del número de repeticiones, intensidad del ejercicio, edad, equilibrio y fortaleza que solo usted conoce. Sea prudente, no se exceda.

No importa el sexo ni la edad. Los jóvenes de setenta y ocho años también se bambolean al son de la música conscientes de que el programa de entrenamiento diario les genera mayor producción de endorfinas y los hace sentirse mejor. Pero créame, no hay nada que se pueda comparar con la gimnasia yoga. Es la panacea de la vida y tampoco hay que excederse. (O)

mtnoboa@hotmail.com

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