Amor en vida

Por Mariquita Noboa
14 de Febrero de 2016

En un día como hoy parece que el amor está en el aire. Yes, yes, Love is in the air. Esta y muchas otras melodías nos envuelven en una esfera de ensueño. Imposible olvidarnos de Himno al Amor, en la incomparable voz de Edith Piaf: “Mi querer por ti no tiene fin y mi ser es hoy feliz por ti...”.

Pero Roberto Carlos no se queda atrás: “Tú eres mi dulce desayuno, mi pastel perfecto, mi bebida preferida, el plato predilecto, y ese amor que alimenta a mi fantasía, es mi sueño, mi fiesta, mi alegría, la comida más sabrosa, mi perfume, mi bebida, eres todo en mi vida”. ¡Basta!

• De nada vale las hermosas y poéticas declaraciones de amor, inspiradas en Shakespeare o Neruda, si están salpicadas de un gesto descortés.

• Si envía un mensaje por medio de una red social, que sea directo a quien le declara su aprecio. Pierde valor el texto que está dirigido a una lista de correo masivo.

• En todo escenario, familiar, social o empresarial, predomina la consideración y el respeto.

• Vale recordar que esta es una fecha donde los mensajes a clientes o proveedores, no tienen cabida.

• Pero también es bueno recordar que el Día del Amor y la Amistad es todos los días. No se tome el tiempo de llamar por teléfono a amigos, parientes, compañeros de trabajo o vecinos, para indisponer a nadie. Recuerde que “para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado”.

• Si va a hacer una invitación, que sea para compartir, nunca para impresionar. Las invitaciones salen del corazón y en la práctica, se traducen con atenciones cordiales.

• Este no es un día para reclamos o acusaciones. Procure vivir la fiesta en paz.

• Flores, chocolates, peluches y libros son los elementos que más se comercializan en esta fecha. No importa el valor ni el tamaño. Lo que cuenta es el detalle.

Esos amores imposibles como el de Romeo y Julieta, o los tormentosos como el de Marco Antonio y Cleopatra, nos aportan temas de conversación, porque nuestra realidad es otra. Por eso yo le he dicho a mi Óscar, el de carne y hueso, que las piedras preciosas me las tiene que dar hoy, aquí y ahora, como dijo Ana María Rabaté, “en vida, hermano, en vida”. Nada de andar incrustando rubíes, zafiros o diamantes en las paredes, como hizo el emperador mongol, en la más asombrosa estructura arquitectónica, considerada la mayor declaración de amor, el Taj Mahal. (O)

mtnoboa@hotmail.com

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