Truco para mejorar la memoria

11 de Enero de 2015
BBC Mundo

Una de las cosas interesantes de la mente es que no conocemos la manera de aprovecharla al máximo.

Si le pidiesen que se sentase un momento y se aprendiese una lista de números telefónicos de memoria, ¿cómo lo haría?

Por mucho que usted lo intente, hay altas probabilidades de que lo hiciera mal. Una de las cosas interesantes de la mente es que aunque todos tengamos una, no conocemos la mejor manera de aprovecharla al máximo. Esto es en parte causa de las dificultades que tenemos para reflexionar sobre nuestra forma de pensar, algo que se denomina metacognición.

El estudio de nuestros procesos mentales revela que la mente humana tiene puntos ciegos. Y un área en la que estos puntos están particularmente presentes es la del aprendizaje. Somos especialmente malos a la hora de reflexionar sobre la mejor manera de aprender.

La mejor manera de aprender

Los investigadores Jeffrey Karpicke y Henry Roediger III se propusieron estudiar un aspecto en particular sobre nuestra forma de aprender: cómo las pruebas pueden consolidar nuestra memoria de los hechos.

En su experimento pidieron a estudiantes que memorizasen pares de palabras en inglés y swahili (una lengua africana). Por ejemplo, tendrían que aprender que si se les daba la palabra en swahili “mashua”, su correspondencia en inglés era “boat” (barco).

Podrían haber usado el tipo de preguntas que se emplean en un examen normal de secundaria, pero el uso del swahili implicaba que no podían apoyarse en el conocimiento ya adquirido.

Tras aprenderse todas las parejas de palabras, el examen se planeó para la semana siguiente.

Profesiones y memoria

Hay profesiones que además de generar satisfacciones monetarias o espirituales terminan por dejar con beneficios igual de estimulantes cuando llega la hora de retirarse.

O al menos eso parece indicar una reciente investigación de la Heriot-Watt University, en Edimburgo.

Las evidencias muestran que hay determinadas carreras que, por su complejidad, ayudan a las personas a fortalecer la memoria.

El estudio evaluó a más de 1.000 escoceses de 70 años, e indica que quienes desempeñaron empleos más exigentes tuvieron mejores resultados en las pruebas mentales para medir su capacidad de retención.

Los participantes en el estudio realizaron pruebas para evaluar la recordación de datos, velocidad de procesamiento de información y habilidad mental. De igual forma, rellenaron formularios en los que describían su actividad laboral.

El análisis de los resultados evidencia que las personas que trabajaron como abogados, diseñadores gráficos, gerentes, negociadores, procesadores de data, tutores y maestros obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria. Los resultados más bajos correspondieron a quienes asumieron puestos de obreros, encuadernadores o quienes se dedicaron a actividades textiles.

La teoría sugiere que mientras más estimulante es el ambiente de trabajo, mejores condiciones se obtienen para construir una “reserva cognitiva” que ayude al cerebro a disminuir los efectos del deterioro que viene con la edad.

Encontraron una asociación entre tener un trabajo estimulante y conservar una buena habilidad cognitiva en los años de retiro.

El doctor Simon Ridley, jefe de investigaciones en el Alzheimer’s Research, en Reino Unido, señaló que este estudio sumaba más evidencia sobre los factores que afectan al cerebro cuando envejecemos: “Mantener el cerebro activo a lo largo de la vida es muy útil, así como diferentes trabajos también juegan un papel en la habilidad mental de las personas”.

Para Ridley, el estudio arroja más evidencias sobre la asociación entre ocupaciones laborales y una capacidad cognitiva cuando se llega al retiro, que sobre el efecto de la profesión en la condición

de la gente.

La importancia de probarse

Si algunos de nosotros tuviésemos que aprendernos esta lista lo que haríamos sería estudiarla, ponernos a prueba y después no pensar en los términos que pudimos memorizar.

Esto acelera el estudio y hace que nos podamos enfocar en lo que todavía no aprendimos.

Es un plan que parece perfectamente lógico, pero es desastroso si lo que queremos es aprender de manera correcta. Karpicke y Roediger pidieron a los estudiantes que se preparasen para los exámenes de distintas maneras y compararon los resultados obtenidos.

Por ejemplo, a un grupo se le pidió que continuara poniéndose a prueba sin dejar a un lado las respuestas que eran correctas, mientras que al otro se le dijo que podía dejar a un lado lo que ya sabía. En el examen final las diferencias entre ambos grupos fueron enormes.

Mientras que dejar de estudiar los términos aprendidos no tuvo mucho efecto, a aquellos que no siguieron comprobando si los recordaban les fue mucho peor que a los que sí lo hicieron.

Los que dejaron de ponerse a prueba solo recordaron un 35% de los términos, mientras que los que siguieron haciéndolo consiguieron recordar un 80% de las palabras.

Parecería que la mejor manera de recordar es practicar y recuperar los datos de la memoria, y no tratar de mantenerlos aislados para continuar con el estudio.

Además, olvidarse totalmente de las partes ya revisadas, como recomiendan algunos manuales de estudio, es totalmente incorrecto.

Se puede dejar de estudiarlas si ya se las aprendió, pero debe seguir probando si las recuerda si lo que quiere es acordarse de ellas cuando llegue el momento del temido examen final.

¿Aprendemos de manera correcta? Coméntenos

Guiarse por la evidencia

Por último, los investigadores también preguntaron a los participantes cuánto recordarían de lo aprendido.

Los dos grupos consideraron que aprenderían un 50% de los términos. Esto fue mucho más de lo que esperaban los que no lo hicieron tan bien y bastante menos de lo que consiguieron los que mejor memorizaron. La conclusión podría ser que tenemos una especie de punto ciego metacognitivo para el cual las estrategias de recuperación de la memoria podrían funcionar muy bien.

Estamos ante un escenario en el que por lo tanto tenemos que guiarnos más por las pruebas que por nuestro instinto.

Pero la evidencia esconde también una moraleja para los profesores: las pruebas no solo sirven para ver si los alumnos saben algo, también les puede ayudar a recordar. (F)

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