Qué no decir en época de exámenes

05 de Julio de 2015
BBC Mundo

Un comentario bienintencionado de los padres puede ser tomado como una ofensa, ¿cómo ayudar a los hijos que están estudiando?

La temporada de pruebas y calificaciones de fin de curso, y las de admisión para las universidades pueden ser un tiempo de tensión para las familias. El ambiente se torna eléctrico, los nervios están crispados, las emociones, desatadas.

Los padres tratan de ser alentadores y solidarios... lo que a menudo resulta ser la fórmula más efectiva para disparar un altercado. No hay nada que diga que es época de exámenes mejor que el sonido de un jovencito tirando la puerta de su habitación.

Lo peor que puede decir

Hay dos cosas que los padres pueden decir a adolescentes que están por rendir sus pruebas. El comentario incorrecto o el comentario correcto o lo que sea que se diga, los va a irritar. Acéptelo. Y aunque lo haga, no borrará el hecho de que se molestarán.

“No te preocupes, no es gran cosa, solo es un pedazo de papel, y sea lo que sea que pase, no importa...”. Lo que no importa es cómo termine usted esa frase: no va a funcionar. Deje de caminar en arenas movedizas. Si dice: “No te preocupes”, es interpretado como si dijera: “Relájate, estás en un barco que va a toda velocidad contra un iceberg colosal, no hay nada de qué preocuparse”. Pero si dice que “realmente sí importa”, eso se traduce como: “Estás contagiándome de toda esa presión, justamente lo que no necesito en este momento”. Incorrecto e incorrecto.

“Recuerda que a tu hermana le fue bien”. Pocas cosas pueden ser más provocadoras. Genera una serie de explosiones dignas de una película de acción. Nunca mencione a los hermanos, ni a los primos aplicados ni a los niños prodigio de los vecinos. Simplemente, no compare a sus hijos con nadie.

“¿Cómo puedes concentrarte con todas esas distracciones? La brecha generacional ahora se mide por el número de pantallas que se utilizan simultáneamente. Es seguro escribir eso aquí, porque un adolescente muy raramente se tomará el tiempo de leer hasta este punto en el artículo. Están muy ocupados en YouTube, WhatsApp, Tumblr, Instagram, Snapchat y tal vez algo retro, como Facebook.

“Al menos los exámenes son mucho más fáciles ahora”. Esta pequeña perla podría llevar a que le apliquen la ley del hielo. Preferiblemente aluda a exámenes ‘complejos’, como los que tienen preguntas de desarrollo, y luego diga: “Es grandioso que en estos días te dejen de entre varias respuesta después de hacerte la pregunta”.

“Qué suerte que quieres aplicar para una carrera sencilla”. ¡Bum! Esto es tan inflamable que le va a costar tiempo y esfuerzo reparar las comunicaciones.

“Solo haz lo mejor que puedas”. Condescendiente, con ligeros toques de decepción. Suena como “Haz lo mejor que puedas, aunque no te culparé si no puedes hacer mucho. Tu esfuerzo cuenta”.

No caiga en la tentación de ponerse a sugerir ‘comidas para despertar el cerebro’. Tomar aceite de bacalao la noche anterior no va a hacer ninguna diferencia. Ni un racimo de bananas ni ocho vasos de agua. Recomendaciones de que se vayan a dormir o de que no se duerman tampoco agradarán.

“¿Quieres que te ayude a estudiar?”. Esto empieza con muy buena onda, de la misma manera que muchas guerras. Pero es entrar en la boca del lobo. Ha ofrecido ayuda. ¿Qué podría salir mal? Aparte de hacer las preguntas incorrectas, criticar sus respuestas, ‘soplarle’ las respuestas correctas, usar un tono acusador, enojarse y decir: “¿Puedes apagar la música para que pueda escucharte?”, “¿Tan pronto te vas a rendir?”, “¿Y por qué estás mirando Juego de tronos en la computadora?". Y arde Troya. Ojalá que el marco de la puerta sea más resistente que la paciencia de usted y la de ellos. Bam.

“Imagínate si te equivocas justo en esta pregunta fácil”. Realmente irritante. Garantía de que los dejará enojados hasta un mes después de los exámenes, y que se reafirmen en la creencia de que por más que lo intenten, no será suficiente.

A continuación frases que adolescentes encuestados anotaron como las más irritantes que pueden escuchar cuando están estudiando:

“El éxito suele venir después del fracaso”. Prácticamente le está diciendo que se irá al examen de recuperación.

“Si fallas en prepararte, prepárate para fallar”. “¿Quieres que te guarde el teléfono para que puedas concentrarte?”.

“Solo haz lo mejor que puedas, es todo lo que te pedimos”. “¿Estás nerviosa?” Por supuesto que lo está, estos exámenes podrían decidir su destino en la universidad.

“Si no te lo aprendiste en todo el año, no te lo vas a aprender hasta mañana”. “¿Qué es lo peor que te podría pasar?”.

“No nos vamos a enojar si no apruebas, solo vamos a estar un poco decepcionados...”.

“Fracasar no es opción”. Técnicamente, sí, lo es.

“Los exámenes no pueden demostrar lo inteligente que eres”.

“Tus primos ya aprobaron, así que tú tienes que esforzarte más. ¡La vida es competencia!”.

Como dijo Alison, “preferiría que mis padres no me hablaran, que solo me trajeran comida mientras estudio”.

Finalmente, Carl, un emprendedor, da una pista de algo que podría no ser irritante sino más bien empático. “Les cuento que fallé la primera vez que fui a dar el examen a los 16 años. Luego les digo que volví a la siguiente oportunidad, aprobé e incluso saqué una buena nota en una asignatura en la que el año anterior me habían puesto como ‘muy insuficiente’. Y para terminar, les digo que todo eso no impidió que tuviera una carrera exitosa de 24 años en que he ayudado a gente desempleada a conseguir un trabajo”. Simplemente, encontró su vocación.

¿Cómo anima a su hijo en exámenes? Coméntenos

Esfuerzos que sí ayudarán

Ofrezca a sus hijos un incentivo para cuando el examen haya terminado. No tiene que ser nada costoso, más bien algo divertido, original o tenga valor sentimental para ellos. Una cena juntos, ayudarlos a reorganizar su habitación, un paseo que siempre han querido pero no han hecho, un cambio de look. Y si ofrece, cumpla.

Si los ve concentrados, trate de crear un buen ambiente para ellos, sin interrupciones frecuentes, con silencio si así ellos lo piden, proporcionando comida y bebidas, pero sin presionar para que dejen lo que están haciendo y lo atiendan a usted. Téngale el desayuno listo el día del examen. Le dará energía y evitará que le suene el estómago vacío durante la prueba. Ponga una botella de agua y algo de comer en su mochila. Y recuerde que los resultados dependen de muchas cosas, algunas de las cuales no podemos controlar. Pero con su actitud calmada, previsora y respetuosa habrá ayudado mucho. (F)

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