Escribir a mano, leer mejor

19 de Marzo de 2017

La facilidad y velocidad de tipear en un teclado físico o virtual hace preguntarse si esto terminará por desplazar la letra manuscrita, y si esta última será una habilidad útil en el futuro cercano.

El cerebro se activa de manera diferente e importante luego de la experiencia de escribir a mano, lo que no ocurre al teclear o calcar. Esta es la conclusión de un estudio conducido por las doctoras Karin James y Laura Engelhardt, publicado en la revista Tendencias en Neurociencias y Educación.

Los participantes fueron niños de cinco años, que aún no sabían leer pero estaban aprendiendo las letras. Ellos imprimieron, tipearon y calcaron letras y formas, y las volvieron a mirar mientras se les hacía tomografías por resonancia magnética.

Luego repitieron el proceso, esta vez luego de haber escrito a mano, y así se encontró que esta actividad estimula regiones del cerebro relacionadas con la lectura exitosa.

La escritura crea caminos

A eso se le llama un circuito neuronal, un camino que, en este caso, se graba profundamente en el cerebro con la práctica de dibujar físicamente las letras. “Mucho de lo que sabemos hoy sobre la escritura y el cerebro viene de estudios en personas que sufrieron una lesión o enfermedad cerebral”, escribe la doctora Claudia Aguirre, neurocientífica.

Por ejemplo, el calambre del escritor es un trastorno focalizado del movimiento de la mano, en el que se pierde la habilidad de escribir con la mano dominante. Se la puede usar para cualquier otra tarea. Y se puede escribir con la mano no dominante. “Esto nos dice que hay algo especial sobre la letra manuscrita en el cerebro que es distinto a los otros movimientos motores”, indica Aguirre, “una extensiva red de áreas del hemisferio izquierdo específicamente involucradas en la escritura, que incluyen escribir con el dedo o con la imaginación”.

Refiriéndose al estudio de James y Engelhardt, Aguirre comenta: “Mientras mejor escribimos, mejor leemos. La calidad de la escritura a mano está enlazada con habilidades más ricas de escritura y lectura. Así que anote: hacer apuntes a mano puede enriquecer su memoria de la lectura y darle esa ayuda extra cuando lo necesite”.

Calma y creatividad

Además, la neuropsicóloga agrega que hay en la manuscrita algo profundamente meditativo y artístico que ha inspirado formas de arte en todas las culturas. “La caligrafía, una favorita personal, se trata de alcanzar cierta zona a través de un gesto repetitivo, más que de entregar un mensaje específico rápidamente”.

Tal como garabatear, colorear o hacer zentangle, ponen la mente en descanso y disparan la creatividad. “Lo que la neuroplasticidad nos ha enseñado es que nunca es muy tarde para aprender o reaprender una destreza”. Son ejercicios fáciles de incorporar a la vida diaria, y permiten que la mente vague o descanse con una tarea repetitiva unos minutos al día. “Tal vez lo mejor de escribir a mano es que te obliga a enfocarte en lo importante. Es, en esencia, un momento de conciencia plena”.

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Aprender a escribir

Volviendo a los niños preescolares, esta no es una tarea sencilla. Los niños deben usar su aún inmadura motricidad fina para adoptar una serie de trazos para cada letra. Además, la locación exacta de cada trazo en relación con los otros, los espacios en que se encuentran y la orientación soy cruciales para identificar las letras. Al mismo tiempo, el niño debe aprender que otras dimensiones, como tamaño, inclinación y pequeñas curvas y adornos no son importantes para reconocer las letras. Solo cuando los niños experimentan la escritura de forma libre tienen como resultado el uso de las áreas visuales que procesan las letras y las regiones motoras vistas en la producción de los caracteres. (F)

Fuentes: Centro Estadounidense para la Información Biotecnológica, Huffington Post

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