¿En qué momento se pierde la autoestima?

19 de Julio de 2015
The New York Times

Un estudio encontró que las niñas comienzan a tener problemas de autoimagen poco después de entrar a la adolescencia.

Las chicas salen de la adolescencia con una pobre imagen de sí mismas, expectativas de la vida relativamente bajas y mucha menos confianza en sus habilidades que los chicos, concluye un estudio.

Esto confirma estudios anteriores, más pequeños y anecdóticos, pues se trató de una encuesta a 3.000 jovencitos. Las niñas hasta la edad de 9, en su mayoría, eran seguras, asertivas y tenían sentimientos positivos sobre quienes eran. Pero al momento en que llegaban a la secundaria, menos de un tercio seguía pensando lo mismo.

La consulta, comisionada por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (AAUW), descubrió que los niños también perdieron algo del sentido de valor propio, pero aún así les fue bastante mejor que a sus compañeras.

Por ejemplo, cuando niños de primaria recibían la pregunta de cuán seguido se sentían felices tal como eran, 67% contestó: ‘siempre’. En secundaria, 46% aún se sentía de esa manera. Pero con las niñas, los números cayeron de 60% a 29%.

El factor de la procedencia

“Es desequilibrante ver que esto suceda”, dice Myra Sadker, profesora en la Universidad Americana en Washington, que ha pasado más de la última década estudiando la manera en que los profesores tratan a las alumnas en la sala de clases. “Nadie ha dado una mirada a tan larga escala a la autoestima antes, pero hemos sabido de este problema por años. Y con esto nos damos cuenta de que no está desapareciendo”.

Entre las chicas, la procedencia étnica es aparentemente un factor en la retención de la autoestima, revela el estudio. Muchas más chicas negras encuestadas conservaban la confianza en sí mismas en la secundaria, al menos en comparación con chicas latinas y blancas. Estas últimas eran las primeras en perder su buen concepto de sí mismas.

El asunto del amor propio de las chicas ha surgido de manera relativamente reciente como campo de estudio, generando considerable controversia. Algunos académicos dicen que el proceso de desarrollo psicológico de las mujeres difiere profundamente del de los hombres; otros no están de acuerdo.

Carol Gilligan, profesora de educación en Harvard y pionera en el estudio del desarrollo de las niñas, dice que el sondeo obliga a hacerse una serie de preguntas más complejas sobre lo que pasa con la autoestima de las chicas durante la adolescencia. Las primeras que menciona son preguntas sobre las escuelas. “Esta encuesta hace imposible decir que lo que le pasa a las chicas es cuestión de hormonas”, acota Gilligan, quien también fue asesora en la elaboración del cuestionario. “Si ese fuera el caso, la pérdida sería un problema para todas las niñas y ocurriría más o menos al mismo tiempo. Este trabajo genera cuestionamientos sobre las contribuciones culturales y sobre el papel de las escuelas en el bajón emocional y en el potencial para intervenir”.

Sharon Schuster, presidenta de la AAUW, dice que ellos habían comisionado el estudio para atraer la atención a las dificultades que pasan las chicas en un momento en que los cambios en la educación son un tema de interés general. “Normalmente, la mayoría de las personas sienten que en estos tiempos las niñas están recibiendo una buena educación. Estos datos nos dejan en claro que el sistema tiene algunas deficiencias. Queríamos poner cifras detrás de nuestra creencia de que las niñas están en desventaja en el aula”, comenta Schuster.

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Un índice de autoestima

Tomando como parámetro un índice de autoestima creado por las respuestas a afirmaciones tales como “Me gusta cómo me veo”, “Me gusta casi todo de mí” y “Desearía ser otra persona”, el estudio halló que los chicos tenían un más alto sentido de satisfacción personal que las chicas ya en la primaria, y que lo retenían mejor con el paso de los años.

El análisis, realizado por el grupo Greenberg-Lake, entrevistó a 2.400 niñas y 600 niños de 9 a 15 años en 36 escuelas públicas en 12 comunidades de diferentes estados de EE. UU. a fines del 2014. A ellos se les pidió que contestaran preguntas escritas en sus salones de clase.

Suficientes jovencitas fueron interrogadas como para llegar a conclusiones sobre diferencias étnicas y culturales, pero esta variable no incluyó a los chicos, pues fueron muy pocos los incluidos en la muestra.

Lo que se encontró entre las niñas, combinado con las respuestas que las chicas negras dieron referente a sus relaciones con sus profesores, llevaron a los científicos a concluir que ellas obtienen su seguridad en sí mismas de sus familias y de sus comunidades, antes que del sistema escolar.

Rodeadas de mujeres fuertes

Janie Victoria Ward, becaria Rockefeller de la Universidad de Pennsylvania que está estudiando la socialización de familias negras y fue consejera del estudio, dijo que un factor que podría estar ayudando a estas chicas es que están rodeadas de mujeres fuertes a las que admiran. Las mujeres negras estadounidenses tienen con más frecuencia un trabajo de tiempo completo y son al mismo tiempo amas de casa.

Otro factor, dice, puede ser que los padres negros enseñan constantemente a sus hijos que el problema no está en ellos, sino en la manera en que el mundo los trata. “Para mantener esa alta autoestima se están desasociando de la escuela”, resume la doctora Ward.

Linda Kerber, profesora de historia en la Universidad de Iowa, dice que para ella también fueron interesantes los resultados sobre las chicas negras. "Esto debería animar a todos los padres a mirar con admiración el ejemplo de la comunidad negra”, afirma Kerber. “A menudo hemos mirado a las familias negras como una zona de problema, pero ahora podemos ver que están haciendo algo muy bien”.

Lo positivo y lo negativo

La doctora Gilligan advierte que lo que parece estar ayudando a las chicas negras tiene consecuencias buenas y malas. Y entre las posteriores está que se perderán la oportunidad de la escuela. “No se puede sentimentalizar esto”.

Hasta cierto punto, el nuevo estudio apoya el trabajo que Gilligan ha estado haciendo, alrededor de un centenar de niñas de una escuela privada en Cleveland, que incluye vigilar muy de cerca su desarrollo durante más de 5 años.

Ella descubrió que la adolescencia es el momento en que las niñas empiezan a dudar de sí mismas. Mientras que a los 11 tienden a estar llenas de confianza, explicó, a los 15 y 16 empiezan a responder a las preguntas con repetitivos “No lo sé, no lo sé...”.

Pero Gillian dice que su cobertura es demasiado pequeña para sacar conclusiones amplias sobre diferencias raciales. “Sí vimos algunos de estos comportamientos”, admite. “Pero no podíamos hacer la clase de generalizaciones que esta encuesta permite”.

El documento de la AAUW también examinó las actitudes de los niños hacia las ciencias, con la novedad de que las chicas a las que les iba mal en matemáticas tendían a ver su problema como un fracaso personal, mientras que los niños atribuían más su falta de éxito o de interés en esa asignatura a que sentían que aprenderla no les era útil. (F)

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