Apuestas, desafíos y riesgos

21 de Junio de 2015

Controlar a los chicos 24 horas al día es imposible. ¿Qué pueden hacer los padres con los retos que inevitablemente surgen en los grupos? Aquí algunas sugerencias.

En 2012 aparecieron los primeros videos del reto de la canela, un desafío a los adolescentes a tragar una cucharada de esta especia en polvo, sin tomar agua. El efecto general era el llamado ‘aliento de dragón’: parte del polvo era despedido por la nariz.

Los que replicaron la broma no tomaron en cuenta los problemas de respiración, lesiones y alergias que esta causaría. Las llamadas al Centro de Control de Venenos de EE. UU. se triplicaron.

“La gente se envenena y se enferma por esto”, indica el doctor Steven Lipshultz, profesor de Pediatría de la Escuela de Medicina Miller, de la Universidad de Miami. “Hemos visto el alza en llamadas de emergencia reflejada en los videos de YouTube y sus vistas”.

Lipshultz encontró que las llamadas por la intoxicación con canela involucraban en su mayoría a adolescentes que sufrían de ardor en las vías respiratorias y, en algunos casos, hemorragia nasal, vómitos y dificultad para respirar.

El desafío ha circulado por casi dos décadas, pero despegó hasta alcanzar 2,4 millones de búsquedas en Google en 2012. Un sitio web dedicado al reto sostiene que se han subido más de 40 mil videos a YouTube.

El encanto del peligro

Al empezar la adolescencia, los chicos comienzan a aceptar desafíos, según una encuesta del Jornal de Pediatría, los varones un poco más que las mujeres. La conductora del estudio, Susan G. Millstein, reportó que la mayor atención debe ser para este grupo de edad.

Que estas acciones se desarrollen entre los 11 y 22 años no es sorpresa para los investigadores. Es el lapso en que la persona choca más con el control parental. En el cerebro en maduración tienen más peso las emociones inducidas por la amígdala que los razonamientos enfocados en resultados que produce la corteza prefrontal.

Dé lugar a conversar

“Los padres necesitan tener una conversación abierta con sus hijos para ayudarlos a pensar a conciencia en las acciones y en sus consecuencias”, dice Richard Bradley, profesor de la Escuela de Medicina de la U. de Texas. “Haga notar que los videos se cortan tan pronto termina la acción temeraria, y no muestran los huesos rotos y las heridas. Recuérdeles que los cascos y demás equipos de seguridad pueden ser la diferencia entre salir con heridas mínimas o con una lesión permanente y discapacitante”. También haga lluvia de ideas de cómo manejar la presión de grupo cuando estos empujan a hacer cosas tontas.

No sobreproteja

“Tomar riesgos es un comportamiento normal del desarrollo cognitivo”, dice Ronald J. Peters, profesor de Promoción de la Salud y Ciencias de la Conducta de la Escuela de Salud Pública de la U. de Texas. “Permitirles a los jóvenes explorar la toma de decisiones independientes es un paso esencial para el pensamiento innovador. Los padres deberían tener en mente que el miedo al castigo no siempre se impone a la aparente aprobación del grupo que se gana al ser un desafiante de riesgos”.

Controle la exposición

La Academia Americana de Pediatría recomienda limitar el total de tiempo frente a la pantalla (cualquier pantalla) a no más de una a dos horas para niños mayores de 2 años. Ponga las computadoras a la vista de todos. Instale software para registrar los sitios y bloquear aquellos con material ofensivo. “Pero sepa que los jóvenes saben cómo burlar esos filtros”, dice Michelle S. Barratt, profesora de Pediatría en la Escuela de Medicina de la U. Texas. “Y evite amenazas sin peso como ‘no te lo permito’, porque le rebatirán”.

¿Cómo hablaría con sus hijos sobre los retos y las apuestas? Coméntenos

Esté al día

Navegue en internet con sus hijos y también por su cuenta. Esté atento a términos como ‘desafío’ y ‘reto adolescente’. Algunos de ellos ponen en riesgo la integridad física, pero otros hacen vulnerable la información personal, con penitencias públicas del tipo “dinos algo de ti que nadie sepa”.

Proponga algo más extremo

“Los chicos quieren tener algo que les dé emoción, energía y peligro”, dice Barrat. “Sugiera otras maneras: un club de debate, estudiar artes escénicas, practicar un deporte exigente. Anímelos a hacer algo a largo plazo, divertido y más demandante que tragar canela”.

Las peores ideas

El Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas comparte algunas de las variantes del desafío (las hay más extremas).

Hielo y sal en la mano

Los retadores pretenden resistir el dolor por el mayor tiempo posible después de cubrirse la palma de la mano de sal y apretar un cubo de hielo. Los más arriesgados lo intentaron con la piel de la espalda y el pecho. Además de la sensación de ardor, la mezcla hace bajar la temperatura del cuerpo y puede causar quemaduras parecidas a las del congelamiento. Pueden quedar cicatrices.

No parpadear

Consiste en frotar algún ungüento mentolado bajo los ojos y evitar el parpadeo el mayor tiempo posible, a pesar de las lágrimas que esto provoca. En algunas personas puede resultar en irritación de la piel, estos productos no deberían ser aplicados cerca de las mucosas.

Las galletas de sal

Devorar de cinco a siete galletas saladas en menos de un minuto, sin agua. Las golosinas, altas en sodio, resecan la boca, pero aparte de eso y algo de tos, no causan mayor peligro.

El galón

Se trata de beber un galón de leche o de agua en el transcurso de una hora, sin orinar. El cuerpo opera con un límite de concentración de sal. Mucho o poco es demasiado. Si el sodio baja demasiado por el exceso de agua o leche, puede haber convulsiones o pérdida de la conciencia. Eso puede ser fatal para quienes conducen cualquier tipo de vehículo.

El juego de la asfixia

El desafiante se lleva las manos al cuello y aprieta hasta desmayarse. Esto corta el flujo de sangre y oxígeno al cerebro, causando mareo, breve euforia y pérdida de la conciencia, lo que podría resultar en daño permanente en el cerebro. (F)

Fuentes: www.uthealthleader.org, www.nytimes.com

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