Alcohol y adolescentes

30 de Noviembre de 2014
Liliana Anchundia

El lóbulo frontal del cerebro se ve mayormente afectado por el alcohol cuando se lo ingiere durante su etapa de desarrollo.

Tres estudiantes de octavo año de educación básica –un varón y dos niñas– (de entre 12 y 13 años de edad) fueron sorprendidos en el aula con media botella de whisky que se aprestaban a sacar para el recreo. La botella la tenían del anterior fin de semana, pues la habían llevado camuflada a la reunión en la casa de una compañera del colegio que celebró su cumpleaños.

Las autoridades del plantel educativo citaron a los padres y les pusieron condiciones a los alumnos. Entre los compañeros de clase hubo asombro y murmuraciones. Ahora cursan el primer año de bachillerato. Con el pasar del tiempo han seguido asistiendo a fiestas, han visto cómo otros chicos han “probado” alcohol y entre ellos ya reconocen a los que se emborrachan o se salen de la fiesta para ir a conseguirlo si no hay alguna bebida con alcohol.

A los ojos de los padres, esto podrá parecer una realidad alejada de su entorno. Sin embargo, ¿cómo estar seguros de que no es así?, sobre todo si consideramos la alerta de la psiquiatra Julieta Sagnay Vera, directora de la Clínica de la Conducta, de que el alcohol es una puerta de entrada para otras drogas.

Entre los 12 y 14 años o antes

Sagnay cita un reciente estudio de la Universidad de Chimborazo. Con un universo de 150 estudiantes, revela que el 23% empezó a consumir bebidas alcohólicas entre los 13 y 19 años; la frecuencia es de dos días a la semana.

En la Sierra el 3% de estudiantes antes de cumplir los 12 años ya consume alcohol, y en la Costa el 2%. Si se lo ve por edad, entre los 12 y 14 años el 27% consume alcohol en la Sierra frente al 19% en la Costa.

El 56,1% de los encuestados dijo comenzar a beber con amigos y lo hacen en gran parte por “probar”.

El alcohol y el lóbulo frontal

En el cerebro de los adolescentes y jóvenes, el alcohol tiene nefastas implicaciones que afectan el desarrollo cognitivo del individuo, señala el neuropsiquiatra Fernando Valarezo Crespo, director científico de Criad (Centro de Recuperación de Adicciones).

Explica que la adolescencia es una etapa donde algunas estructuras cerebrales, especialmente el lóbulo frontal, aún no han terminado de desarrollarse. Dicho lóbulo frontal es el encargado de hacernos pensar antes de actuar, planear nuestro futuro, de tener conciencia social, de controlar el instinto agresivo y el sexual; nos frena en nuestra innata impulsividad adolescente.

En el proceso de maduración neurobiológica del cerebro de los seres humanos, indica Valarezo, encontramos fases de extrema importancia por su gran labilidad neurogénica. Es justamente la etapa temprana de adolescencia cuando importantes conexiones cerebrales maduran con el control del lóbulo frontal, haciendo que sus capacidades cognitivas, intelectivas y de comportamiento se desarrollen de manera adecuada.

Si de por medio hay uso de alcohol y otras drogas, el proceso de maduración cerebral se verá afectado, especialmente en el sistema de conexiones interneuronales, pudiéndose comprobar alteraciones tanto de funcionalidad como anatómicas (esto es menor número de conexiones entre neuronas, menor número de neuronas y menor funcionalidad de los distintos neurotransmisores cerebrales, especialmente la dopamina.

El alcohol actúa deteriorando áreas cerebrales cuya función específica se centra en el aprendizaje, memoria, habilidades verbales y percepción visuoespecial. Más alteraciones se evidencian en el campo de la resolución de problemas, pensamiento abstracto, atención y concentración. Dichas alteraciones tendrán evidencias en la adolescencia y posteriormente en la vida adulta, ya que el proceso alcohólico afecta el comportamiento social, laboral y familiar del individuo, así como su salud física, con enfermedades tanto mentales como orgánicas muy graves.

¿Debe o no haber alcohol en fiestas de adolescentes? Coméntenos

Ambiente familiar y social

Recientemente una madre de familia me comentaba que no sabe si comprar o no licor para la fiesta de su hijo adolescente, pues ella ve que los chicos esperan que sí haya.

Valarezo sostiene que hay un ambiente proclive, familiar y social, al consumo de alcohol; que se ha hecho evidente especialmente en esta última década: fiestas sociales, cumpleaños, reuniones de amigos y compañeros de colegio, son buen momento para consumo de alcohol. No termina bien una tarde deportiva si no es con cervezas. No existe mejor patrocinador deportivo que el licor; toda esta situación está aunada a la gran carga publicitaria que nuestros jóvenes reciben hoy.

En el ambiente familiar no existe celebración si no va acompañada de licor, señala Valarezo; es más, lo primero que se organiza cuando se trata de una reunión social familiar es el licor. Todo este panorama lo vivencian los jóvenes en sus padres, familiares íntimos y amigos de la familia. El alcohol es parte de la vida social, “por qué yo no puedo hacerlo”, se dice el chico.

Estos factores contribuyen a que las estadísticas de inicio temprano de consumo de alcohol se hayan aumentado exponencialmente, llegando incluso a pensar que un 70% de los jóvenes antes de los 18 años ya ha consumido alcohol y en ocasiones otras drogas, especialmente cocaína, y ahora heroína de tan fácil acceso.

De su experiencia en Talleres Tapad ha comprobado que de cada 10 alumnos graduados de bachilleres, 8 han consumido alcohol y marihuana, por lo menos en una ocasión.

Sagnay indica que el adolescente por definición es rebelde y es normal que haga un uso experimental de sustancias; la mejor forma de prevenir es dando ejemplo, por lo que recomienda revisar la forma en que usted consume alcohol delante de sus hijos. Y que en casa estén muy claras las reglas en cuanto al consumo del alcohol.

No minimizar las consecuencias

Valarezo hace énfasis en que debemos considerar en primer lugar que el alcoholismo es una enfermedad y, por lo tanto, debe tratarse como tal; recomienda acudir a los profesionales: médicos psiquiatras y psicólogos especializados en el tema, para ser asesorados adecuadamente. Existen unidades médicas en los distintos hospitales de la ciudad, en el Instituto de Neurociencias y centros asistenciales especializados particulares acreditados por el Ministerio de Salud Pública, que podrían brindarles la ayuda necesaria.

Sagnay agrega que el problema no es solo consumo de alcohol, sino el policonsumo de diversas sustancias: el 80% de los que beben es fumador; el tabaco y el alcohol se potencian mutuamente: las lesiones cerebrales producidas por ambos tóxicos son mayores cuando se consumen a la vez.

De ‘bebedor social’ a ‘solitario’

El alcoholismo no está fijado por la cantidad de alcohol que se tome; las personas pueden seguir un patrón diferente, como tomar alcohol diariamente o semanalmente, explica Sagnay. Es muy común que el alcohólico niegue su problema, llamándose a sí mismo “bebedor social” y aunque comprende que le hace daño, está prisionero de su enfermedad, y “su fuerza de voluntad”, aniquilada por la lesión cerebral que limita su juicio y la razón. Una persona que no sea alcohólica tiene libertad para beber o para no beber. En cambio, el alcohólico ha perdido las riendas del alcohol y ya no es él quien manda, sino el tóxico.

Los jóvenes inician el consumo de alcohol como una forma de manifestación social que les brinda cierta “personalidad” para alternar con amigos o compañeros. Poco a poco van bebiendo hasta que llega un momento en que no pueden prescindir del alcohol para mantener su mundo de relaciones. A la larga, las causas que nos indujeron a su consumo podrán pasar a ser la manifestación del alcoholismo. Así, el bebedor social terminará siendo un bebedor solitario. El angustiado terminará por padecer fuertes cuadros de ansiedad y depresión y el joven que bebía para alternar terminará siendo rechazado por su entorno debido a sus comportamientos.

Todo padre debería saber que...

- El alcohol, a pesar de ser una droga de venta legal, es altamente adictivo. El adolescente que lo consume incrementa 4 veces la probabilidad de padecer trastorno de personalidad e incrementa el riesgo de ser alcohólico antes de los 24 años de edad.

- Muchos actos violentos son producto de la desinhibición del lóbulo frontal cerebral dejando al cerebro sin control cortical.

- Enfermedades mentales tipo depresión severa, estados de ansiedad y propensión al suicidio son más frecuentes en adolescentes que consumen alcohol.

- El adolescente consumidor de alcohol es más propenso a actividades sexuales de riesgo.

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