6 hábitos de los grandes maestros

20 de Noviembre de 2016
Marilyn Price-Mitchell*

El éxito individual y social depende de educar niños que se interesen por los otros. Pero los hemos guiado a creer que el éxito se alcanza con calificaciones, riqueza material y ganancia personal.

Desarrollada a través de lazos emocionales con otros seres humanos, la empatía es nuestra habilidad para reconocer, sentir y responder a las necesidades y sufrimiento de otras personas.

Mientras que la era digital ha dado a los niños más maneras de conectarse con otros que nunca antes, muchos investigadores están preocupados por cómo las redes y la desaparición de las relaciones cara a cara pueden haber contribuido a una caída del 48% en interés empáticos por los otros en las últimas décadas.

Tenemos un imperativo moral de repensar cómo les enseñamos a los niños a empatizar en un mundo más acelerado, impersonal y dominado por los datos.

La empatía inspira cambio social

Al desarrollar empatía en los niños, los maestros impulsan el cambio social. En un artículo del Centro de Ciencias Greater Good, de la Universidad de California, Berkeley, el autor Roman Krznaric proclama que la gente empática: “Cultiva la curiosidad por el extraño. Desafía prejuicios y descubre cosas en común. Gana experiencia directa de la vida del otro. Escucha y se abre a otros. Inspira acciones masivas y cambios sociales. Desarrolla una imaginación ambiciosa”.

Este artículo se enfoca en la intersección entre empatía y ciudadanía, el tema de mi libro Agentes de cambio del mañana: Reclamando el poder de la ciudadanía para una nueva generación.

Entrevistas a profundidad con estudiantes que se involucraron en causas sociales y ambientales en la educación básica y en la secundaria mostraron que estaban motivados a servir el bien común a través de su habilidad de empatizar y sentir compasión por los victimizados, oprimidos y marginados.

Los seis hábitos se derivaron de lo que los estudiantes dijeron de cómo sus mejores profesores cultivaron la empatía y los inspiraron a ponerla en acción.

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1. Crear relaciones significativas

Para que los niños desarrollen la capacidad de sentir empatía por otros, deben primero sentirse vistos, percibidos y entendidos, sin importar lo académico.

2. Trabajar con mentorías

Los jóvenes citan la mentoría de sus profesores como una de las razones primarias para desarrollar confianza en sí mismos. Esto se logra apoyando y animando, escuchando, poniendo expectativas altas, mostrando interés en los estudiantes como individuos, fomentando la toma de decisiones autónomas y proveyendo otras perspectivas durante la resolución de problemas.

3. Enseñar ciudadanía

Los profesores que enfatizan interés, cooperación, compasión, amabilidad, servicio y trabajo en equipo construyen empatía. De primaria a secundaria, los niños deberían pasar por tres etapas: 1. Ser ciudadanos responsables, 2. Mejorar sus comunidades, 3. Contribuir a resolver problemas sociales.

4. Inspirar a ser mejores

La mayoría de los estudiantes aprendieron a ser cada vez mejores de maestros que tenían pasión y habilidad de inspirar, un sistema de valores claro y coherente, compromiso con la comunidad, desprendimiento y capacidad de superar obstáculos.

5. Mostrar puntos de vista

Cuando los profesores promueven la curiosidad por los otros, expanden las fronteras intelectuales, interpersonales y emocionales de los niños. Los ayudan a ver diferentes perspectivas, a explorar prejuicios, encontrar cosas en común y ponerse en los zapatos del otro.

6. Enlazar pénsum-realidad

Los profesores que intercalan el aprendizaje del servicio en sus aulas, ayudan a los estudiantes a convertir la empatía en acción. La juventud se beneficia más de proyectos de servicio que los empujen fuera de sus burbujas y les permitan ver el mundo de una manera diferente. (F)

*Doctora e investigadora en psicología del desarrollo, fundadora de RootsOfAction.com

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