Escucharlos es amarlos

Por Ángela Marulanda
15 de Mayo de 2016

Amar es escuchar con verdadero interés lo que los hijos nos dicen, no solo con palabras sino con sus gestos, conductas y actitudes. Al prestarles toda nuestra atención, les decimos que son muy importantes para nosotros… que los amamos. Esto nos acerca a su corazón y nos permite comprenderlos mejor y saber qué necesitan de nosotros. Es lo que solemos hacer con quienes nos interesa tener una buena relación: socios, jefes, colegas, amigos… pero no usualmente con nuestros seres queridos. Damos por descontado su amor y olvidamos alimentarlo.

Sin embargo, lo que generalmente hacemos cuando los hijos nos hablan es oírlos por salir del paso, sin mayor interés, pero escuchar es muy distinto a oír. Por el contrario, cuando los escuchamos atentamente les estamos diciendo que son importantes. No significa estar de acuerdo con lo que ellos dicen, pero sí interesarnos en lo que nos están contando. Eso los hace sentirse amados.

Es increíble cómo podemos pasar tiempo hablando con cualquiera sobre nuestro negocio, nuestros éxitos o nuestros problemas… pero no conversando con quienes más amamos. Valdría la pena revisar nuestras prioridades y preguntarnos ¿qué es lo primordial? ¿A qué le dedicamos más esfuerzos y más interés? ¿A nuestro negocio o a nuestro hogar? ¿A mejorar nuestro estado físico o a enriquecer nuestras relaciones familiares? ¿A obtener mejores ingresos o a obtener los dividendos afectivos que queremos cosechar en nuestro hogar?

Hagamos un alto para reflexionar si la carrera que emprendimos nos está llevando a la cima de la realización personal y familiar o, por el contrario, estamos impulsándonos por el abismo de la ambición y la insatisfacción y, por ende, arruinando nuestras relaciones afectivas. (O)

www.angelamarulanda.com

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