Lecturas rápidas

Por Paulo Coelho
05 de Agosto de 2018

El ciclo natural

En el ciclo de la naturaleza no existe la victoria o la derrota: solo hay movimiento; el invierno lucha por reinar supremo, pero, al final, está obligado a aceptar la victoria de la primavera, que trae consigo flores y felicidad. Al verano le gustaría hacer que sus días cálidos duren para siempre, porque cree que el calor es bueno para la tierra, pero, finalmente, tiene que aceptar la llegada del otoño, lo que permitirá que la tierra descanse.

La gacela se come la hierba y es devorada por el león. No es una cuestión de quién es el más fuerte, sino la forma en que Dios nos muestra el ciclo de la muerte y la resurrección.

Y dentro de ese ciclo no hay ganadores ni perdedores, solo hay etapas que deben atravesarse. Cuando el corazón humano entiende esto, es libre, capaz de aceptar tiempos difíciles y no ser engañado por momentos de gloria. Ambos pasarán. Uno sucederá al otro. Y el ciclo continuará hasta que nos liberemos de la carne y encontremos la energía divina.

Por lo tanto, cuando el luchador está en el ring, ya sea por su propia elección o porque el destino insondable lo ha colocado allí, que su espíritu se llene de alegría ante la perspectiva de la lucha por delante. Si se aferra a su dignidad y su honor, entonces, incluso si pierde la pelea, nunca será derrotado, porque su alma permanecerá intacta.

Y no culpará a nadie por lo que le está sucediendo.

Desde que se enamoró por primera vez y fue rechazado, ha sabido que esto no le restó importancia a su capacidad de amar.

Lo que es verdad en el amor también es verdad en la guerra.

En la soledad

Para aquellos que no están asustados por la soledad que revela todos los misterios, todo tendrá un sabor diferente.

En la soledad, descubrirán el amor que de otro modo llegaría desapercibido. En la soledad, comprenderán y respetarán el amor que los dejó.

En la soledad, podrán decidir si vale la pena pedir que el amor perdido regrese o si simplemente deben dejarlo ir y emprender un nuevo camino.

En la soledad, aprenderán que decir “No” no siempre muestra falta de generosidad y que decir “Sí” no siempre es una virtud.

Y aquellos que están solos en este momento, nunca deben estar asustados por las palabras del diablo: “Estás perdiendo el tiempo” o “Nadie se preocupa por ti”.

La Energía Divina nos está escuchando cuando hablamos con otras personas, pero también cuando estamos quietos y en silencio y somos capaces de aceptar la soledad como una bendición.

Y en ese momento, su luz ilumina todo lo que nos rodea y nos ayuda a ver que somos necesarios, y que nuestra presencia en la Tierra hace una gran diferencia en su trabajo. (O)

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