El acto de escribir (II de II)

Por Paulo Coelho
25 de Febrero de 2018

El bolígrafo

Toda la energía del pensamiento es finalmente muestra en la punta de un bolígrafo. Por supuesto, aquí podemos sustituir por la SEMILLA del bolígrafo, teclado de ordenador, o un lápiz, pero la punta de una pluma es más romántico, ¿no le parece?

Para volver al tema: las palabras finalmente se condensan en una idea. El papel es solo un apoyo a esta idea. Pero la pluma permanecerá siempre con usted, y usted tiene que saber cómo usarlo.

Los periodos de inactividad son necesarios –una pluma que escribe siempre acaba perdiendo la conciencia de lo que está haciendo. Así se deja reposar siempre que sea posible, y preocuparse por la vida y la satisfacción de sus amigos. Cuando regresa al negocio de la escritura, se encuentra un bolígrafo feliz con toda su fuerza intacta.

Plumas no tienen conciencia: son una extensión de la mano del escritor y deseo. Sirven para destruir reputaciones, hacernos soñar, enviar noticias, rastrear palabras bonitas de amor. Así que siempre estar claro sobre sus intenciones.

La mano es donde todos los músculos del cuerpo, todas las intenciones de la persona que escribe, todo el esfuerzo para compartir lo que siente, se concentran. No es solo una parte de su brazo, sino una extensión de su pensamiento. Mantenga su pluma con el mismo respeto que un violinista tiene para su instrumento.

La palabra

La palabra es la intención final de alguien que desea compartir algo con su vecino.

William Blake dijo: todo lo que escribimos es el fruto de la memoria o lo desconocido. Si puedo hacer una sugerencia, respetar lo desconocido y buscar allí para su fuente de inspiración. Las historias y los hechos siguen siendo los mismos, pero cuando se abre una puerta en su inconsciente y dejarse llevar por la inspiración verá que la forma de describir lo que han vivido o soñado siempre es mucho más rico cuando su inconsciente está guiando el lápiz.

Cada palabra deja un recuerdo en tu corazón –y la suma de estos recuerdos que forman oraciones, párrafos, libros.

Las palabras son tan flexibles como la punta de la pluma, y ??entienden las señales en la carretera. Frases no dudan en cambiar de rumbo cuando hacen un descubrimiento, cuando ven una oportunidad mejor.

Las palabras tienen la misma calidad que el agua: se van alrededor de rocas y se adapten al lecho del río, a veces se convierten en un lago hasta que la depresión se ha llenado y que puedan continuar su viaje.

Porque cuando las palabras se escriben con los sentimientos y el alma, no hay que olvidar que su destino es el océano de un texto, y que tarde o temprano tienen que llegar allí. (O)

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