Nuevas maneras de enseñar

08 de Abril de 2018

Educadores e instituciones en todo el mundo se plantean renovar la forma en que enseñan a sus alumnos las habilidades necesarias para vivir en la era de la información, aunque aquello implica desafíos. Ecuador también se apunta a la búsqueda de transformación en las aulas.

Fe y alegría
Desde las inteligencias múltiples

La teoría de las Inteligencias Múltiples postula que la vida humana requiere el desarrollo de varios tipos de inteligencia. Así lo expuso el psicólogo estadounidense Howard Gardner a inicios de la década de 1980. Esto abarca capacidades racionales, sensoriales, emocionales y kinestésicas (el movimiento del cuerpo).

La orden de las Hijas de Nazaret, en España, ha desarrollado a partir de esto un método de enseñanza-aprendizaje. Docentes de la red educativa ecuatoriana Fe y Alegría llevan más de un año capacitándose e implementándolo en las aulas, explica el sociólogo Christian Ubilla, director de la Regional Sur.

¿Cómo? Con la paleta de inteligencias, herramienta que el profesor usa para acordar con sus estudiantes la forma y las estrategias para estudiar los contenidos, de acuerdo con la edad y con las potencialidades de cada uno.

Con metodologías cooperativas, en reemplazo del esquema de dictado, copia y repetición. Al relacionar el aprendizaje con vivencias cotidianas: el barrio, la tienda, el parque, el transporte público. Al trabajar en grupo, para valorar fortalezas diferentes.

En este modelo es importante el aprendizaje basado en proyectos. Se plantea a la clase un problema para buscar una solución desde varias asignaturas. “Un docente nos cuenta su experiencia con la leyenda de Cantuña, que usualmente se la enfoca desde Lengua y Literatura. Él, desde las Matemáticas, hizo calcular a los chicos cuántos ladrillos hicieron falta para construir la iglesia de San Francisco”, relata Ubilla. “En la práctica es así, hay que atender los asuntos interdisciplinariamente”.

Estos cambios son parte de la propuesta general de innovación que ha movido a Fe y Alegría a modificar la enseñanza, pero también la infraestructura de las aulas. “Queremos abrir las paredes que dividen los salones para unir paralelos, trabajar en mesas grupales y que los docentes de ambos grados puedan colaborar, como en un taller”. También están potenciando las bibliotecas, para que sean también espacios de creación y escenificación.

En la capacitación participan los maestros de 4 de los 10 centros que Fe y Alegría tiene en Guayaquil. El aula ampliada funciona en uno de los edificios, “es un piloto, queremos ver cómo funciona en la práctica”. A mediano plazo se replicará en los demás planteles.

Este esfuerzo ha empezado a mostrar cambios significativos en los niños, especialmente en los que no han conocido la metodología anterior; chicos de 4 a 5 años que se muestran más críticos, capaces de contrastar y de comparar entre una actividad y otra. “También hemos visto que niños que estaban relegados con el sistema tradicional y ahora están figurando. Hay quien desde la lingüística no se sentía en fortaleza, pero en las artes plásticas o en la música le va muy bien”.

El mayor desafío es para los docentes, cuando comprenden que su rol es formar a la persona para la construcción de una sociedad más justa, más que llevar a la clase a pasar de año. “Es un proceso de cambio lento, que requiere acompañar y motivar constantemente al docente”, manifiesta Ubilla. Por otro lado están los padres de familia, que aún esperan ver cuadernos llenos de repeticiones, como evidencias del trabajo del maestro. “Hay que socializar la metodología con los padres, y demostrarles que esto tiene un impacto positivo en sus hijos”. El objetivo, dice el sociólogo, es que desde su contexto el niño y la niña sean capaces de hacer propuestas para transformar situaciones difíciles. (D. V.)

Es importante que el niño aprenda a pensar, a proponer sus ideas y a defenderlas. Al trabajar en grupo, aprendo a vivir en democracia y a convivir, que no siempre es fácil”.
Christian Ubilla

La moderna
Educar es mucho más que evaluar

En Europa se aplican dos modelos atractivos para las escuelas ecuatorianas. Uno es el de la estructuración del aprendizaje basado en proyectos, propio de la Red de Escuelas Jesuitas, en Cataluña. El otro es el aprendizaje en base a fenómenos, desarrollado en Finlandia.

Ambos responden a lógicas sociales distintas a la nuestra, pero tienen múltiples elementos metodológicos que se pueden adaptar a nuestro contexto, asegura el abogado Juan Carlos Rodríguez, rector del Centro Educativo La Moderna. “Llevamos un año aplicando el primero de los mencionados, y en 2018 vamos a profundizarlo y a incorporar el segundo”.

Para esto, advierte, los centros educativos tienen que repensarse y aceptar que ya no son la puerta de acceso a la información. Y que su rol tampoco es decidir qué van a aprender los alumnos y hacia dónde van a ir, sino enseñarles qué hacer con el conocimiento y cómo sacar el mayor provecho de los canales informativos; equiparlos con herramientas y habilidades que les permitan profundizar en las realidades existentes, para aprender a partir de ellas.

Este es uno de los puntos fuertes del aprendizaje por fenómenos, en el cual el docente presenta una situación problémica y muestra diferentes aristas para que los estudiantes la investiguen. Cada uno trae información de acuerdo con su iniciativa, para compartirla entre todos. “Así, no hay un límite predeterminado por lo que el profesor cree que pueden lograr los chicos”, dice Rodríguez, sino que ellos avanzan colectivamente de acuerdo con la suma de las capacidades de todos, “y convertimos esto en un círculo virtuoso”.

En este punto, considera Rodríguez, uno de los aciertos de La Moderna fue visitar la escuela bilingüe Käpylä. Es una institución pública que, entre otras estrategias, prescinde del uniforme, pero defiende como indispensables las clases de natación, el almuerzo, el transporte, el equipo deportivo, los libros y materiales de trabajo gratuitos. Ofrece español como lengua extranjera o como lengua materna (hasta el 60% de la enseñanza puede darse en este idioma).

Pueden permitirse esto porque para ellos la base del proceso de enseñanza preescolar no son los contenidos académicos, sino el fortalecimiento de hábitos y principios en los niños (actividad física, alimentación, seguridad, acceso a la información), y todo empieza con una frase clave para entender el respeto a la propiedad ajena: “Si no es tuyo, le pertenece a alguien más”, y debes procurar devolverlo a su dueño, lo que luego lleva a respetar incluso la propiedad pública, como los implementos de la escuela.

Esto ha llevado, dice Rodríguez, a una reflexión importante en la institución que dirige: flexibilizar el currículo en favor de formar hábitos. “No importa cuánto demoremos, debemos dejar cimentado el tema de entender por qué existen estas normas invisibles de convivencia social. Y depende de los padres de familia dar el soporte de lo que en la escuela estamos haciendo”.

A partir de estos dos modelos, La Moderna se propone crear su propia versión de innovación en el aula. “Llevamos un año de capacitaciones constantes para los maestros. La siguiente fase es el trabajo con los padres de familia”, señala el rector, en especial para tratar sobre el afán por competir, ser los mejores, ser perfectos, que a menudo bloquean el proceso de aprendizaje, la autonomía, la oportunidad de equivocarse. ¿Cómo evaluar, entonces? A través de la recuperación académica permanente, dice Rodríguez, y no como recurso final. (D. V.)

La evaluación no es un suceso, sino un proceso. Cada elemento aporta a ella. La escuela desvirtúa el proceso de aprendizaje cuando lo limita a una evaluación”.
Juan Carlos Rodríguez

Fundación CEIBAL (Uruguay)
EdTech 2018

Del 4 al 8 de junio, la Fundación Ceibal (centro de investigación dirigido por Cristóbal Cobo) llevará a cabo la segunda edición de su Escuela de Invierno en Innovación y Tecnologías (EdTech). Este año, bajo la temática: repensar la educación en la era de tecnología digital.

“El eje central de la convocatoria tendrá que ver con identificar, evaluar y analizar los desafíos y oportunidades que enfrentan los sistemas educativos en las sociedades digitales actuales. La Escuela reunirá a conferencistas en áreas de investigación claves sobre educación y tecnología: analíticas de aprendizajes y minería de datos educativos, formación y desarrollo docente, alfabetización digital y medios, habilidades digitales, entre otras”, menciona su sitio web (fundacionceibal.edu.uy).

Además de la formación a los asistentes, esta escuela también tiene como objetivo la creación de una red académica internacional de excelencia en educación y tecnología basada en estudios multidisciplinarios con base en diferentes perspectivas metodológicas.

”Esta comunidad también será de gran valor para promover e implementar proyectos internacionales de investigación, seminarios y conferencias en el área de estudio”, precisa.

Entre los invitados de este año están Andrés Lombana-Bermúdez (U. de Harvard), George Siemens (U. de Texas), Luci Pangrazio (Deakin University, Australia) y Shulamit Kotzer, líder de la sección de Aprendizaje Digital del Davidson Institute of Science Education (Israel).

Esta escuela también es coorganizada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Y el año pasado se otorgaron 20 becas a los mejores perfiles participantes.

Cristóbal Cobo, PhD, es también autor del libro La innovación pendiente (julio 2016), el cual desarrolla temas como inteligencia artificial y desobediencia tecnológica, multialfabetismos para nuevos ecosistemas de creación y colaboración y nuevas formas de evaluar: la innovación pendiente. El libro puede descargarse desde el sitio: innovacionpendiente.com. (D. J. L.)

Más: facebook.com/PlanCeibal, @cristobalcobo (Twitter)

Colegio Fontán (Colombia)
Educación relacional y autónoma

En este centro educativo de Medellín (Colombia) los alumnos no se ubican por grados o niveles, ni siquiera en horarios de clase. Ellos son libres de iniciar y terminar cada curso en cualquier época del año y se los ubica por niveles de autonomía. El estudiante decide qué tema estudia y a qué hora. Qué materias escoge, cuándo rinde su evaluación y el ritmo al cual desea progresar. El objetivo de este centro es que cada alumno reciba la atención educativa que necesita Tras una valoración inicial por expertos, se elabora un plan individual para cada alumno, que él mismo sigue a su ritmo.

”Cada niño es el autor de su vida. En ese sentido, yo no le puedo desarrollar la autonomía que debe tener como estudiante, sino que, como profesor, tengo que ayudarle a que asuma cómo adquirir conocimientos y haga cosas”, explicó Julio Fontán, el año pasado, en el salón de SIMO Educación, durante la Feria de Madrid (Ifema).

Esta guianza maestro-alumno se fundamenta en el respeto por las diferencias, por la individualidad y por las propias necesidades y capacidades que manifiesten cada uno de sus alumnos del centro.

Sus pilares de formación

El colegio Fontán basa su enseñanza en algunos principios. El primero de ellos es la excelencia para todos. “Nuestros estudiantes presentan exámenes de todos los temas que estudian. Los piden cuando ellos se sienten bien preparados”, dice su sitio web, y el mínimo para aprobar es 9/10. Si no alcanzan esa nota, pueden volver a tomar el examen hasta que lo logren. “Así continúa hasta que alcanza la excelencia en forma inequívoca”, explica. “Si tenemos a un estudiante durante más de 15.000 horas (tiempo escolar) aprendiendo que la calificación mínima es suficiente, la mediocridad se convertirá en su sistema de relación con su entorno y consigo mismo, y sus posibilidades de calidad de vida disminuirán sustancialmente. En el sistema educativo la excelencia debe ser el medio de relación”.

El siguiente principio es el del placer intelectual. “La educación debe basarse en la experiencia del placer intelectual, no en el concepto de esfuerzo, deber o sacrificio”, sostienen. Ofrecer la motivación adecuada a sus estudiantes es otro de sus pilares, y así se logra que estudien por iniciativa. “Un ejemplo: al alumno no se le da el enunciado del teorema de Pitágoras para que se lo aprenda. Por el contrario, el alumno reinventa el teorema partiendo de su experiencia, por un proceso de inducción”, detalla. Otra de sus bases es la responsabilidad. “El estudiante debe cargar con la responsabilidad de su aprendizaje, en todos los aspectos. Nuestro sistema lo adiestra sistemáticamente a conseguirlo. Para ello, lo expone continuamente a la toma de decisiones, a adquirir compromisos, a analizar su desempeño, a autoevaluarse, a planificar, etcétera”.

Conocimiento escrito

El colegio Fontán refuerza la escritura por encima de la transmisión oral del saber. De acuerdo con este principio, sus estudiantes aprenden leyendo, y no oyendo hablar a un profesor en clases. “Ahora bien: los estudiantes ingresan sabiendo leer muy poco, porque el sistema tradicional no les enseñó a leer correctamente. Para compensar esa deficiencia, comenzamos mejorando su capacidad de lectura mental de los estudiantes”, explican. Una vez adquirida esta habilidad, o mientras la desarrollan, comienzan a tomar sus materias con libros que enfatizan este dominio sobre la lectura de un texto escrito. (D. J. L.)

Más: facebook.com/colegiofontan

Dignos de imitar
Referentes valiosos

La innovación escolar no necesita extenderse a todo el año lectivo o implementarse en todo el proceso estudiantil. Puede expresarse perfectamente en acciones específicas o momentos clave del alumnado, o para resolver situaciones muy puntuales del comportamiento estudiantil.

Es más, a veces las pequeñas ideas pueden conllevar resultados importantes que, posteriormente, pueden crecer hasta trascender las fronteras de la institución donde nacieron, e incluso aplicarse fuera del país.

Aquí tenemos algunos ejemplos de proyectos educativos pioneros desarrollados con éxito en diferentes lugares, y que ahora son ejemplos de innovación dignos de replicar.

Science Lab. Este modelo de aprendizaje y acercamiento a la ciencia fue desarrollado por la docente Heike Schettler.

Con más de un millón de participantes desde 2002, esta iniciativa surgida en Alemania convierte a niños y niñas de 4 a 10 años de edad en protagonistas de su proceso de descubrimiento y formación científica, motivando su curiosidad para aprender, por ejemplo, por qué hierve el agua o a dónde va el Sol por las noches. De este modo, se apropian de los conocimientos, habilidades y destrezas al plantearse preguntas sobre su entorno y a buscar respuestas mediante la experimentación.

AporTICs. Las nuevas tecnologías de la comunicación son una de las grandes aficiones de los alumnos de hoy. Por ello siempre será valioso aprovechar esa realidad para enriquecer la formación de niños y jóvenes. Eso decidieron en el CEIP Voramar de Alicante (España), donde iniciaron un proyecto colaborativo dedicado a la recopilación de tutoriales creados por alumnos de cualquier nivel.

El objetivo principal de AporTICs es que los estudiantes sean protagonistas al compartir aquello que saben, poniendo el conocimiento que cada cual genera sobre las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) al servicio de toda la comunidad en la red. Así también aprenden los beneficios del aprendizaje colaborativo. El proyecto cuenta ya con una veintena de centros a lo largo de ese país y está abierto a nuevos colaboradores.

Apps for Good. Este programa ha sido desarrollado por el brasileño Rodrigo Baggio con el objetivo de mejorar la motivación de los alumnos mediante la unión de aprendizaje y nuevas tecnologías, aportando además beneficios a la comunidad. La metodología consiste en facilitar a los docentes y los alumnos de entre 10 y 18 años una formación específica en el campo de la programación informática a través de una red de voluntarios expertos, de modo que puedan desarrollar aplicaciones que contribuyan a la mejora de la sociedad y solucionen problemas cotidianos de las personas.

De este modo se genera una nueva generación de jóvenes que pueda crear, lanzar y comercializar nuevos productos tecnológicos que mejoren el mundo.

Desde su puesta en marcha en 2010, Apps for Good cuenta con un millar de centros participantes para beneficiar a 50.000 alumnos de Reino Unido, Irlanda y, recientemente, España.

Avanti Fellow. Este programa educativo surge en la India, donde existe una gran brecha en cuanto al nivel educativo del sector público y privado, lo que provoca que gran parte de los estudiantes con pocos recursos no supere las pruebas de acceso para la universidad.

Para mitigar esta desigualdad, Avanti Fellows crea una red de trabajadores sociales y docentes-mentores encargados de guiar al alumno durante este proceso. Así, los primeros supervisan el desarrollo del joven y, en caso de que detecten alguna necesidad, derivan al estudiante al profesor, que le ofrece apoyo académico para que pueda cumplir con su meta de emprender sus estudios superiores.

British Science Association. Los centros educativos del mundo a menudo analizan la importancia de dar a conocer a la sociedad su actividad como medio para hacer crecer su reputación. Pues bien, ¿y si sacamos las aulas a la calle? Esto es lo que realiza la British Science Association desde 1931 y, a pesar de los años transcurridos, sigue resultando uno de los más innovadores ejemplos de proyectos educativos. Esta organización permite a personas de todas las edades, conocimientos y posición social acercarse a la ciencia a través de una programación anual de actividades, eventos y entrega de premios. Esta iniciativa cuenta con 40 sedes en Gran Bretaña. (M. P.)

Fuente gestioneducativa.educaweb.com, upsocial.org, observatorio.profuturo.education, top100desafio.fundaciontelefonica.com

  Deja tu comentario