Somos el lente con que los hijos ven

Por Ángela Marulanda
30 de Octubre de 2016

Con todas las calamidades que hoy agobian a buena parte del mundo, los padres de familia nos preguntamos qué podemos hacer para no contagiar a nuestros hijos del pesimismo que a menudo nos invade. Por difícil que sea presentarles un panorama más halagador no obstante los problemas, desventuras y dificultades que ven en los medios e internet, lo que ellos necesitan es que les ayudemos a desarrollar una actitud positiva ante los grandes desafíos que deberán enfrentar.

El lente con que los niños vean la vida será del color que la ven sus padres. Así, está en nuestras manos alimentar sus temores enfatizando nuestras desgracias o alimentar su gratitud contando nuestras bendiciones.

En efecto, los padres podemos mostrarles las calamidades que nos acongojan o las ventajas con que hemos sido favorecidos; podemos enterarlos sobre la incompetencia de algunos gobernantes o sobre la valentía de los pueblos afectados que luchan por superarlos a pesar de todo; podemos mostrarles las calamidades que viven nuestros países o hacerles ver la importancia de prepararse para remediarlas; podemos atemorizarlos con los peligros que les acechan o ayudarles a ver las fortalezas que tienen para vencerlos; podemos animarlos a contribuir o solo enseñarles a recibir; podemos orientarlos a que busquen culpables y justifiquen sus errores o a que asuman responsabilidades y encuentren soluciones; podemos llevarlos a enfrentar los obstáculos como desafíos para mejorar y los fracasos como oportunidades para aprender; y podemos ser un modelo de todo lo bueno que queremos ver en ellos mostrándoles lo mejor de nosotros mismos.

De nosotros dependerá que se conviertan en espectadores inertes de problemas o en protagonistas del cambio y que no se rindan ante las dificultades, porque comprendan que las nubes son pasajeras y que detrás de ellas brilla el sol.

Lo que necesitan con urgencia las nuevas generaciones hoy en día es un lente distinto para contemplar su futuro. En la medida que sembremos en los hijos una gran fe en sus capacidades y la determinación para luchar por sus sueños, ellos podrán contar con las cualidades que precisan para no ser parte del problema y convertirse en parte de la solución. (O)

www.angelamarulanda.com

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