¿Será mejor que se casen… o no se casen?

Por Ángela Marulanda
21 de Julio de 2013

Siempre ha habido parejas de jóvenes que han tenido que casarse debido a que están embarazadas. Pero cada vez son más las que dudan si deben hacerlo forzados por esta situación cuando no tienen la madurez ni las condiciones ideales para formar una unión perdurable.

Las parejas en estas circunstancias enfrentan un dilema difícil porque inician su vida marital en condiciones difíciles, además de que deben lidiar con los reproches y someterse a las disposiciones de sus padres, de quienes todavía dependen para su sustento.

Si bien hay riesgos al animar a los futuros padres a casarse, alentarlos a lo contrario es empujarlos a que eludan la obligación de formar un hogar para su hijo y a que ignoren los principios de responsabilidad, honorabilidad y solidaridad que les inculcaron. Es cierto que una pareja que comienza un matrimonio obligado por un embarazo tiene desventajas, va a tener más si a todas sus presiones se les agrega la oposición de sus propios padres a que se casen. Y, en última instancia, el más perjudicado será el bebé que, gústeles o no, será su nieto.

Si se anteponen las necesidades de la criatura la decisión puede ser más fácil. Sin duda es mejor nacer de unos padres que lucharon por conformar un matrimonio como resultado del compromiso sagrado que adquirieron con él, que serlo de quienes solo se divertían y sin querer lo procrearon. Y aunque tendrán que esforzarse mucho por “amarse para siempre”, si la familia se concentra en apoyarlos a que fortalezcan su unión tendrán más posibilidades de poder ofrecer a su nieto el hogar que precisa.

Los hijos emprenden la difícil empresa de formar una familia no solo cuando contraen matrimonio sino también cuando unen íntimamente sus cuerpos porque, al procrear un hijo, en él estarán unidas para siempre sus vidas. Así que vale la pena “jugársela toda” para que, a pesar de todo, su matrimonio tenga posibilidad de perdurar… y su nieto tenga la fortuna de saber que su vida fue producto del amor de sus padres.

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