Previniendo la relación abusiva

Por Lenín E. Salmon
26 de Enero de 2014

Todo es felicidad e ilusiones cuando nace una relación de pareja. Es una etapa llena de buenos sentimientos, buenas intenciones y un deseo mutuo de dar lo mejor de sí. En este feliz escenario, teóricamente, no debería existir espacio para dudas, presiones, intimidaciones o agresiones. Desafortunadamente el abuso emocional, que en el extremo se puede convertir en físico, está presente en un considerable porcentaje de las relaciones afectivas, y en más del 90% de los casos es ejercido por el hombre.

Puede empezar casi imperceptiblemente, disfrazado de protección (“debes aislarte de tus amigos/familia; son mala influencia para ti, o te alejan de mí que soy quien te quiere”). Puede presentarse como prueba de confianza (“tengo derecho a revisar tu teléfono, a que me digas con quién hablaste hoy, qué exactamente hiciste hoy”). La forma puede ser menos sutil (“tu forma de hablar, reír, etc., me avergüenza con mis amigos”, “sigues gorda, desarreglada, etc.”). Todas son formas de abuso.

El nivel puede escalar a gritos, insultos, amenazas, golpes. Aunque haya arrepentimiento y se pida perdón, el abusivo reincidirá porque es un problema que, una vez que empieza, escapa de su control, y casi cualquier situación actuará como detonante. Es un serio problema de personalidad que puede ser el resultado de maltratos recibidos, psicopatología propia, o una mala combinación personal con su pareja o parejas anteriores. En muchas ocasiones él mismo no lo considera abuso, o no llega a comprender el daño que causa porque interpreta sus acciones como una reafirmación de su autoconfianza, o un derecho nacido del dominio que ha desarrollado sobre la mujer. Si ella es dócil, con baja autoestima, si proviene de un hogar en donde hubo mucha agresión, o en el que no existe una figura fuerte que la defienda, una relación de esta clase puede destruirla.

Una mujer, de cualquier edad, debe estar alerta al inicio de una relación para tratar de detectar precozmente comportamientos en su pareja que la pongan a dudar sobre este tema. Es aquí cuando, más que en ninguna otra situación, la comunicación con familiares cercanos y amigos es invalorable para poder obtener una evaluación objetiva del problema. Si hay dudas que no se disipan luego de un tiempo prudencial, la relación debe terminar a cualquier costo.

lsalmon@gye.satnet.net

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