Pidiendo peras al olmo

Por Ángela Marulanda
26 de Noviembre de 2017

Está visto que las empresas con más éxito son aquellas que no solo tienen una visión clara sobre los objetivos que persiguen sino que dedican tiempo a planear lo que harán para obtenerlos. Sin embargo, a pesar de que la formación de una familia es la empresa más compleja en que nos embarcamos en la vida, pocas veces evaluamos lo que estamos haciendo y menos aún planeamos lo que debemos hacer para lograr lo que aspiramos lograr en nuestro hogar.

Aun cuando la mayoría de los padres soñamos con tener una familia en la que reine la unión y la camaradería, seguimos llenando la casa de aparatos electrónicos para que cada cual se entretenga por su cuenta; aspiramos a que los hijos nos respeten, pero abdicamos a nuestra autoridad en aras de lograr su amistad; queremos tener buena comunicación con los niños pero dedicamos largas horas en la computadora o el celular hablando con otros, mientras que conectamos a los niños a internet para que nos dejen en paz; nos interesa que ellos sean seguros y estables, pero poco hacemos para remediar la incertidumbre en que viven por el deterioro de nuestra descuidada relación marital; deseamos que nos admiren, pero les servimos como vasallos y actuamos intimidados por el miedo a contrariarlos; queremos que no sean agresivos pero los entretenemos con videojuegos que los animan a maltratar a los demás; aspiramos a que sean responsables pero asumimos sus deberes y problemas como propios; esperamos que sean entusiastas y agradezcan lo que tienen, pero nos ocupamos de que “todo les caiga del cielo” aunque no lo merezcan; insistimos en que su vida se rija por principios éticos y no por instintos o apetitos pero impedimos que desarrollen fuerza de voluntad para poder hacerlo.

A menudo nos quejamos del irrespeto de los jóvenes, del abuso e insensibilidad de quienes tienen más, de la irresponsabilidad de los gobernantes, de la falta de civismo de nuestros conciudadanos… pero nosotros, ¿sí estaremos formando otra clase de personas? Es urgente asegurarnos de que con nuestras actitudes, estilo de vida y ejemplo sí estamos plantando los frutos que esperamos recoger! (O)

angelamarulanda@gmail.com

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