La esposa dependiente

Por Lenín E. Salmon
25 de Febrero de 2018

El propósito fundamental del buen matrimonio es fusionar dos vidas, hasta ese momento independientes, sobre la base de un mutuo sentimiento de amor, confianza, respeto, e ilusiones compartidas. El vivir en pareja crea escenarios que estimulan el crecimiento emocional, personal, afectivo y la interdependencia con alguien que solamente quiere el bien del otro. Este equilibrio es una de las más simples definiciones de felicidad, pero no es tan sencillo conseguirlo o mantenerlo.

En muchos matrimonios no se logra disfrutar de esta calidad de vida porque se crea un desnivel en la interacción conyugal que se manifiesta en la excesiva dependencia emocional de parte de la esposa hacia el marido (es mucho más frecuente que lo contrario). Puede expresarse de manera casi superficial, como al transformar una virtud en una obligación (“De novios me traías un regalo pasando un día, ahora te olvidas”; “Antes te llamaba al trabajo seis veces y me contestabas, ahora me ignoras”). Se empeoran las cosas cuando ella presenta su estilo de vida como el camino que debe seguirse (“Desde que nos casamos yo he cumplido, no he cambiado, vivo pendiente de ti, solamente hago programas contigo, no doy un paso sin consultarte a ti, y tú cada día te alejas más de mí”). Puede volverse posesiva, celosa, y querer alejarlo de los amigos, o necesitar repetitivas ‘pruebas de amor’. En el extremo puede llegar a responsabilizar a la pareja por su carencia de felicidad.

Cuando una mujer le demuestra demasiadas necesidades emocionales a un hombre, y lo señala como causante de ellas y responsable de satisfacerlas, él se desubica, se aturde, y más bien siente que necesita más espacio para aclarar su mente, haciendo más notorio su distanciamiento. Un hombre inmaduro puede crear una relación abusiva con alguien que demuestre tanta inseguridad, vulnerabilidad y baja autoestima. La dependencia emocional no va a resolverse por el lado de él. Ella debe recuperar su autonomía (no vivir pegada a él) y estimular su amor propio, desarrollar intereses individuales y compartirlos con él como triunfos propios, dejando atrás patrones de comportamiento inmaduros. El matrimonio es un proceso evolutivo que exige adaptación a nuevas circunstancias. Es muy posible que ella necesite psicoterapia individual y, en unión del marido, consejería de parejas. (O)

salmonlenin@yahoo.com

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