Hogar... ¿dulce hogar?

Por Ángela Marulanda
28 de Abril de 2013

La palabra hogar evoca una sensación de bienestar muy especial porque representa el lugar donde crecemos a la luz del afecto y calor humano de quienes más nos aman en la vida. Por eso el hogar es mucho más que una vivienda para la familia: es donde se teje la intimidad entre padres e hijos; adonde todos podemos quitarnos las máscaras y ser nosotros mismos; donde compartimos nuestras inquietudes, desahogamos nuestras frustraciones y expresamos nuestros temores, anhelos y sueños.

Sin embargo, parece que las exigencias de la vida en un mundo en el que es más importante tener y parecer que ser, han deteriorado el ambiente afectivo de ese lugar donde se alberga, no solo la familia, sino el corazón de sus integrantes. Como ahora cada cual tiene su espacio y vive para sí mismo, las casas a menudo se parecen más a un buen hotel que a un hogar. Son un lugar adonde todos duermen bajo un mismo techo pero, como cada cual anda en lo suyo, no hay forma de que los niños establezcan sólidos vínculos familiares entre sí porque viven juntos pero poco conviven.

Para los hijos, su hogar debe ser sinónimo de bienestar y por eso debe ser ante todo cálido y acogedor. Como aquí se nutre su corazón y se forja su personalidad, lo más importante es que ellos se sientan seguros, cuidados y protegidos por quienes los aman. Además, como el hogar es la escuela donde los niños aprenden a compartir, a servir, a colaborar y a respetar a los demás, lo fundamental tampoco es que todo esté impecable sino que haya buena comprensión y respeto.

El clima del hogar es al bienestar de los miembros de la familia lo que las condiciones de la tierra a las plantas que se cultivan en una huerta. A nadie se le ocurriría darle tanta importancia a que estas luzcan perfectas que deje de regar y de abonar las plantas con lo que precisan para dar buenos frutos.

Si queremos tener una familia nutrida por el amor debemos llenar el hogar, no de comodidades, aparatos y lujos, sino aportar lo mejor de nosotros mismos para que sea un nido de calidez afectiva, adonde se siembre la vida, se cultive el corazón y se coseche en forma abundante el amor.

www.angelamarulanda.com

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