El buen padrastro

Por Lenín E. Salmon
16 de Julio de 2017

Nadie se prepara formalmente para ser padrastro, y nadie puede anticipar, igual que en un matrimonio convencional, si su actuación será exitosa. Es un camino nada fácil de recorrer, sobre todo al comienzo, al tener que incorporarse a una familia que marcha a un ritmo que puede ser muy diferente al propio y al cual habrá que acoplarse (la primera impresión que debe causar un hombre a sus futuros hijastros no debe ser la de un autoritario que pretende imponerles su estilo de vida).

No debe extrañarle que los niños sean algo reservados, defensivos, poco cooperadores, hasta hostiles, teniendo en cuenta el hecho de que otro hombre durmiendo con su madre terminará con cualquier esperanza de que ella regrese con el padre biológico, algo que todo hijo de padres divorciados guarda en un lugar especial de su mente.

El padrastro no debe sentirse en competencia con el padre de los niños, ni viceversa. Dos adultos maduros pueden hablar sobre temas importantes para la vida de los niños (sobre todo si se trata de un varón) y evitar confusiones. Mientras más pequeños los niños habrá más acercamiento con el padrastro, y recibirán más influencias de él, incluso muchos lo llamarán papá, como reconocimiento a un trabajo que se está haciendo bien. La base de la relación es la comunicación constructiva, guiada inteligentemente por el padrastro, subrayando cada buena acción y siendo comprensivo en alguna falla propia de la edad.

La disciplina debe estar a cargo de la madre, aunque se espera que él le ayude a diseñar estrategias a seguir. Hay que evitar a toda costa que el niño tenga que decirle al padrastro que no tiene derecho a castigarlo ‘porque no es su padre’. Si existen o llegaran a existir otros hijos, no debería hacerse diferencias en el trato hacia unos u otros, y se debería estimular la relación armoniosa entre ellos. El énfasis debe estar en una relación de amistad respetuosa y cariñosa, basada en una creciente confianza que solamente la dará el tiempo, la perseverancia de la buena voluntad y el aprendizaje de los errores que todos cometerán, como en cualquier familia. (O)

salmonlenin@yahoo.com

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