Divorcio y depresión masculina
Nadie sale ileso de un divorcio. Todos los involucrados quedarán afectados, unos más que otros y de diferentes maneras. Una estadística que llama la atención es que en el caso del marido, la probabilidad de desarrollar depresión posdivorcio es el doble que en la mujer. No es difícil llegar a esta conclusión si se analizan el significado y las consecuencias de cada cambio que se producirá en su vida futura, desde tener que vivir solo y ver a sus hijos dentro de un horario, hasta manejar dos presupuestos y reorganizar sus relaciones sociales. Y todo esto sucederá independientemente de las causas del divorcio, causas que hicieron daño en su momento y tal vez nunca se lleguen a aclarar del todo. Es la muerte del matrimonio y la depresión viene incluida.
Un hombre no maneja bien la soledad. Acostumbrado a vivir en un ambiente familiar de cariño y protección, de repente se da cuenta de que su vida perdió el futuro que creía seguro al iniciar el matrimonio. Tendrá que empezar de nuevo, llevando la carga del fracaso, incluyendo sentimientos de culpa o rencores, desventajas en un mundo que le parecerá extraño y nada solidario, al que intentará adaptarse al costo de perder su independencia. Es probable que experimente con nuevas amistades, relaciones ‘de rebote’ de poco valor y duración o participe en actividades que antes consideraba innecesarias o contrarias a su estilo de vida, al consumir con más frecuencia alcohol o drogas. Su vida puede tomar un giro hacia territorios desconocidos y potencialmente peligrosos.
La vida errática puede llevarlo a alteraciones en el sueño o en la alimentación, conflictos en su trabajo, distanciamiento con amistades tradicionales y dependencia en relaciones cada vez más extrañas. Puede llegar el momento en que se dé cuenta de que se ha convertido en una persona desconocida para sí mismo y se produzca una crisis depresiva profunda, que podría terminar trágicamente. Mucho antes de esta etapa debe buscar ayuda profesional. (O)
