Cuando el hierro está desbalanceado

14 de Octubre de 2012
Jane E. Brody (The New York Times)

¿Cómo saber si la falta de este mineral en el organismo puede causar estragos? Su exceso también es perjudicial.

El hierro, un nutriente esencial, ha sido desde hace tiempo la deficiencia nutricional más común en EE.UU. En décadas pasadas, a muchos padres les preocupaba que sus hijos que eran quisquillosos para comer desarrollaran anemia por esta razón.

Ahora la comida para bebé, la fórmula láctea y muchos otros alimentos preferidos por los niños, como cereales para el desayuno, panes, arroz y pasta, están fortificados con hierro. Actualmente, la deficiencia de hierro es más probable en infantes que son exclusivamente amamantados, los niños pequeños que consumen demasiada leche, las mujeres menstruantes y embarazadas, los vegetarianos estrictos y las personas que toman medicamentos que causan sangrados internos o interfieren con la absorción de este mineral.

En estos días se está poniendo más atención al problema contrario: la sobrecarga de hierro, lo cual, según indican estudios, puede dañar a los órganos y podría aumentar el riesgo de diabetes, ataques cardiacos y cáncer, particularmente en personas mayores.

Al examinar a más de mil estadounidenses blancos de entre 67 y 96 años de edad que participaron en el Estudio Cardiaco Framingham, los investigadores encontraron que solo alrededor de 3% tenía niveles deficientes de hierro en la sangre o almacenados en sus cuerpos, pero 13% tenía niveles demasiado altos.

Los autores concluyeron: “La probable propensión en cuanto al hierro en estadounidenses blancos ancianos e independientes que llevan una dieta occidental son los altos almacenamientos de este, no la deficiencia”.

El hierro es una parte esencial de las proteínas que transportan el oxígeno en el cuerpo. La hemoglobina, la proteína portadora de oxígeno en los glóbulos rojos, representa alrededor de dos terceras partes del suministro de hierro del cuerpo. Cantidades más pequeñas se encuentran en la mioglobina, la proteína que suministra oxígeno a los músculos, y en las enzimas necesarias para varias reacciones bioquímicas.

Factores

La deficiencia de hierro puede resultar en fatiga y debilidad, mal desempeño laboral, mayor riesgo de infecciones, dificultad para mantenerse caliente, mareos, taquicardia y falta de aire con el ejercicio. Estudios han sugerido que la gente que hace regularmente ejercicios extenuantes, especialmente adolescentes y vegetarianos, están en mayor riesgo de desarrollar una anemia por deficiencia de hierro.

La escasez de hierro es rara en hombres y mujeres posmenopáusicas, y la mayoría debería evitar suplementos que lo contengan para reducir el riesgo de daños a órganos por almacenarlo demasiado. Además, si un examen sanguíneo de rutina indica bajo nivel de hierro, los expertos advierten simplemente tomar un suplemento.

Más bien, un médico debería verificar primero una pérdida de hierro oculta o un impedimento para la absorción de hierro resultante de hábitos de dieta, medicamentos o padecimientos crónicos, como colitis o las consecuencias de cirugía para perder peso.

Hay dos tipos de hierro dietético: hemo y no hemo. El hierro hemo, encontrado solo en la carne, el pescado y las aves de corral, se absorbe mucho mejor que el no hemo hallado en los vegetales, los alimentos fortificados, los suplementos y los alimentos ácidos cocinados en cacerolas de hierro fundido. Mientras que se absorbe entre 15% y 30% del hierro hemo consumido, solo 5% del hierro no hemo entra en la sangre.

Varios factores pueden afectar la absorción de hierro como algunos vegetales. Por ejemplo, las espinacas que contienen ácido oxálico. Los alimentos altos en fibra como los granos enteros, que contienen fitatos. Incluso, los ricos en calcio también disminuyen la cantidad de hierro que entra en la sangre. Pero la vitamina C y otros ácidos presentes en las frutas, los jugos de frutas y algunos vegetales incrementan la absorción de hierro.

En un estudio subsecuente realizado por los investigadores de Framingham, hombres y mujeres de entre 68 y 93 años de edad tuvieron los niveles más altos de hierro almacenado si consumían carnes rojas cuatro o más veces a la semana, tomaban más de 30 miligramos de un suplemento de hierro diariamente o comían más de 21 raciones de fruta cada semana. Sin embargo, los niveles eran mucho menores entre quienes consumían más de siete raciones de granos enteros cada semana.

La sobrecarga de hierro

A principios de este año, Nutrition Action Healthletter, publicado por el Centro para la Ciencia en el Interés Público, resumió la más reciente evidencia sobre los efectos del exceso de almacenar hierro.

El problema con demasiado hierro almacenado es que, aparte del sangrado, el cuerpo no puede deshacerse fácilmente de él. Es improbable que las mujeres que menstrúan tengan un problema, pero para aquellos con altos niveles de almacenamiento los tratamientos recomendados incluyen la flebotomía y la donación de sangre frecuente. Sin estas medidas, el exceso de hierro se deposita en el hígado, el corazón y el páncreas, donde puede causar cirrosis, cáncer hepático, arritmias cardiacas y diabetes.

Esas consecuencias pueden desarrollarse incluso en personas sin hemocromatosis, el padecimiento genético, que acumulan niveles muy altos de hierro almacenado. Por ejemplo, entre 32.000 mujeres a las que se dio seguimiento durante 10 años en el Estudio de Salud de las Enfermeras, aquellas con los niveles más altos de hierro almacenado tenían casi tres veces más probabilidad de tener diabetes que aquellas con los niveles más bajos.

Asimismo, entre 38.000 hombres en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, quienes consumieron más hierro hemo tuvieron un 63% de más riesgo de desarrollar diabetes.

Aunque el riesgo de cáncer por demasiado hierro es incierto, excepto en personas con hemocromatosis, los vínculos conocidos entre los niveles altos de consumo de carnes rojas y cánceres de colon y próstata son altamente sugerentes de un mayor riesgo asociado con el consumo excesivo de hierro hemo.

En cuanto a las enfermedades cardiacas, el vínculo encontrado en algunos estudios con los niveles altos de consumo de hierro hemo podrían reflejar el efecto de las grasas saturadas procedentes de carnes rojas, la fuente más rica de hierro hemo, más que del hierro mismo.

Asimismo, hay amplias razones de salud y ambientales para limitar el consumo de carnes rojas a no más de dos o tres veces por semana y enfocarse más en las aves de corral, los pescados y mariscos y las fuentes botánicas de proteína.

 

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