Una revelación: ¿Sabores infinitos?

Por Epicuro
06 de Noviembre de 2011

Hablando de la cerveza en uno de sus temas, Jacques Brel, el autor de la canción Ne me quitte pas, dice “caracoleamos de Prosit en Skol”, haciendo alusión a los brindis de Alemania y Dinamarca. Nosotros decimos “salud”, los japoneses “kampai”, los ingleses “cheers”, los franceses “santé”.

Quien nunca asistió a la fiesta de la cerveza en Múnich no sabe lo que se perdió. Esta bebida existe desde hace 6.000 años. La Biblia la menciona: “El vino es escarnecedor, la cerveza alborotadora” (Proverbios 20:1). ¿Cuántas marcas de cerveza existen en el mundo? Pues más de diez mil y por lo pronto hay 140 estilos diferentes para los entendidos.

Podemos hablar de sabores infinitos. Al escribir este artículo bebo una Delirium tremens de diez grados alcohólicos. La botella parece de cerámica (la Club tiene solo 4,4°C.). Un alemán llamado Harald Schneider pretende haber elaborado la de mayor graduación (25,4°C). Bebo poca cerveza, soy fanático del vino, en consecuencia no soy un conocedor sino un gustador.

En el c.c. Las Terrazas se encuentra el Bierjaus (Casa de la Cerveza). Para Epicuro fue una revelación. En vez de las marcas tradicionales caté cinco tipos artesanales elaborados allí mismo. Aquel amargor puede vacilar entre miel y caramelo, flores, óxido, levaduras, regaliz, pues me fascinó: es para paladares curiosos. Creo que cada uno de nosotros tiene su propio archivo de sensaciones. Entre los entendidos de Guayaquil y del país debe haber hermosas tertulias en aquel bar insólito. Muchas mesas de mujeres solas, otras de compadres entusiasmados.

En Bierjaus tienen piqueos originales pero me gustaría ver salchichas, jamones, embutidos, como en las tabernas de Bavaria. Probé por cortesía de un amigo la charcutería magistral elaborada por un ciudadano alemán en nuestra ciudad. Por ahí podríamos hallar una rica colaboración. Hice los contactos.

Al catar cervezas no se desperdicia nada porque no se escupe después de probar cada muestra. Probé una simpática de 9 grados. Como no están sometidas a la filtración lucen algo turbias pero no quedan residuos sólidos en el fondo de la copa. Las disfruté heladas mas noté que al subir su temperatura adquieren mayor sutileza. Procedimos de menor a mayor grado, de clara a oscura (malta).

Hay que concentrarse para captar las diferencias y cualidades propias. Casi siempre se quedarán ustedes con un par de estilos de su preferencia o quedarán fieles a su Pílsener, lo que constituye su pleno derecho, pero nunca quedarán indiferentes. Stephen Wright dijo: “24 horas en un día, 24 cervezas en una caja. ¿Coincidencia?”.

Creo que lo más agradable es la sensación residual, el retrogusto, y el regüeldo casi inevitable (suena feo “eructo”, tiene que ser discreto). Una expiración retro nasal ayuda como en el caso de los vinos, a disociar aromas. Dave Barry dijo: “La más grande invención de la humanidad es la cerveza porque la rueda no combina con la pizza”.

La verdad es que se vuelve genial con los cangrejos. Y llueven aquí los sinónimos: una biela, una chela, una pilsoca, una rubia, una negra, una helada. ¡Este es el país más hermoso e imprevisible del mundo!

“Al catar cervezas no se desperdicia nada porque no se escupe después de probar cada muestra. Probé una simpática de 9 grados”.

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